lunes, 4 de mayo de 2020

¿ Cuán bueno es el ocio y la diversión ?

¿Cómo empezar a escribir un escrito que va a ser puesto en duda por sí mismo? Bueno, sin ambages, cuidado con la diversión y el ocio, que te puede hacer enfermar, puede mutilar, generar lesiones graves y hasta puede llegar a matarte… ¿por qué no se avanza en esta línea como línea de conocimiento ? quizá sea porque es de por sí, un contrapunto rechazable, ya que diversión = bueno y cuanta más diversión mejor.

Ésta idea es recurrente en todo cuanto nos sucede que nos reporta beneficio, alegría o placer, que cuanto más mejor, ya que las hormonas que sentimos se quedan como un recuerdo personal de lo beneficioso que es aquello y, ¿cómo no querer repetir, e incluso mejorarlo?

Si, es verdad, y así somos, ante lo que nos genera endorfinas y sustancias hormonales generadoras de buenas sensaciones, le casamos son sentimientos positivos, y aquello que genere dolor o malestar suficiente como para separarse de ello, los sentimientos negativos.

En ambos casos, los sentimientos son los encargados de recordar que ante unos inicios se desencadena unas sensaciones, y aunque cambien los inicios, se puede adquirir esas sensaciones. Digamos que los sentimientos son como unidades de memoria que asocian determinados estímulos con determinadas consecuencias, multiplexando un cierto grado de tolerancia.

Una vez generado el sentimiento, las propias sensaciones y la presión del contexto te harán encaminarte a esa actitud que tomes, es así de fácil. Digamos que si tienes asociado que salir con con los amigos es pasarlo bien, desearás salir con los amigos porque en ese tiempo que estés con ellos harás lo que sea que surja para generar ese recuerdo de lo bien que se va ha pasar.

Así que eso que sentimos lo anteponemos en nuestra vida como proyecto vital, porque ellos son lo que nos va a dirigir por el camino que debemos tomar, y que será muy parecido al de otras personas con las que nos relacionemos, aunque cada cual tendrá sus peculiaridades.

Esas sensaciones que aprendimos como tan buenas las buscaremos como recurso de nuestro caminar cotidiano, y dependiendo de lo que lo deseemos, quizá consumamos fuera de ese contexto concreto de aquello que se hacía para conseguir atraer ese sentimiento esquivo, pero quizá lo que hacía que te sintieras tan bien, no lo puedas conseguir y te conformes con las sensaciones que te generan algunas de aquellas acciones en tu vida cotidiana.

En realidad, esto no hace otra cosa que aumentar el deseo de repetir, de revivir y atraer ocasiones que lo rememoren, pues aquel sentimiento tan bueno es para repetir.

Bien, este deseo que es amplificado por la realidad que uno tenga que vivir, no hará más que servir de comparación entre momentos vitales, y dependiendo de lo que cada cual tenga de asimilado el contexto en el que se encuentra, encontrará recursos para moverse por él como se movía por el del ocio y la diversión, de lo contrario la vida real lo agobia hasta el punto de querer hacer aquello con lo que se siente bien, que no es más que aquellas acciones motivadas por elementos externos que le compensen su mal estar.

Así es que comienza el camino de la dependencia de esas acciones, y el contexto se convierte en el pretexto de sus deseos, por lo que precisamente esos momentos dedicados al ocio y diversión, representan un paso de gigante en sus deseos y deviene, quizá, el abuso.

Quizá, en la mayoría de los casos, tras ese abuso sólo quede como recuerdo los efectos secundarios propios de aquello, y se convierta en baremo de lo bien que lo pasó, enfatizando aún más su atractivo, pues el malestar general consiguiente es justo precio para tanta sensación sensorial excitada que mitiga la cotidianidad, así que es deseable de repetir.

Lo que no perciben es que este deseo de repetición, se ha convertido en una dependencia, no solamente por volver a sentirse bien, sino porque lo que hace que te sientas bien son sustancias que han generado en tu organismo su huella, y ya eres su dependencia, así que tu estado actual es debido a esta circunstancia.

El único problema que le veo a ésto, es que hay mucha gente en esta circunstancia de su vida, con ganas de sentirse bien, y acuden a esos comportamientos aprendidos que les distraen de su realidad con mayor recurrencia, enajenando su voluntad y atención por aquello que sienten bajo sus efectos, pudiendo llevarles a ejecutar acciones fatales que les ocasionen, a ellos o a terceras personas, esas lesiones de las que hablaba antes.

Bien por falta de experiencia ante esas situaciones, bien por exceso de sentirse mal en la vida o bien porque en ese momento se han pasado dejándose llevar por el contexto… es cuando suceden esas circunstancias tan lamentables, y pienso que si en esas personas hubiera habido un planteamiento de cómo es la realidad, quizá se reducirían en gran medida su número, pues no se puede evitar la fatalidad en su totalidad, pero el conocimiento genera un sentimiento de seguridad que el ocio y la diversión llega a despreciar pasado cierta intensidad.

Como es natural, no todo el ocio y diversión es perverso, pues cada cual encuentra su “sentirse tan bien” a su manera; unos con deporte otros con generosidad o con un buen libro o la creatividad, en fin que el camino del ser humano es el conocimiento de sí mismo, y éste suele conducir a llenar el día con actos duraderos de sentirse bien, puesto que es de eso de lo que somos dependencia, y creo que la mejor de ellas es controlarla dirigiéndose sabiamente.

Si algo sabe el ser humano es lo deseable que es sentirse bien, porque es una finalidad humana, y ésta no cesa ni siquiera después de haber logrado sentirse bien.

sábado, 25 de abril de 2020

¿ Por qué sentimos ?

Si te fijas bien, sólo sentimos la carencia pero nunca la plenitud, porque sólo sentimos lo que nos falta para llegar a cierto punto, bien sea por carecer de él o por que nos hemos pasado, y a demás este punto no es fijo, ya que dependiendo de nuestra experiencia vital éste cambia, es decir, aprendemos de lo beneficioso o perjudicial que es la nueva experiencia y se actualiza.

Ciertamente creemos que sentimos la plenitud, la felicidad, el placer, el éxtasis, etc., y así lo creemos porque todos hemos tenido experiencias que se identifican con ello, éstas empiezan por un desencadenante y van subiendo en intensidad, tras llegar a su clímax desciende hasta desaparecer, el momento suele ser efímero o de corta o muy corta duración, lo cual dependerá de cuestiones estrictamente fisiológicas, así que nuestra experiencia nos hará recordar ese máximo y por ello decimos haber sentido su intensidad, pero por defecto, todo es una escalada hasta llegar a ello, y su posterior normalidad.

En realidad, sentimos un momento de ello, después desaparece y la vida se convierte en acciones que nos deberían acercar a ello, porque una vez sentido ese es el punto nuevo a desear. Tal es así que este conocimiento desdeña al anterior, o lo tiene en cuenta como carente de evolución.

Pero para volver a sentirlo, tenemos que realizar las acciones que nuestras sensaciones nos incitan, porque siempre se busca un sentirse mejor, así que sentimos querer llegar a ello, a través de las señales fisiológicas que nos dicen que lo necesitamos, y tras ello lo perseguimos tanto más enconadamente como primordial notemos su carencia. 

Ese punto no lo sentimos, es decir el “no hambre”, “no sed”, “no bien”… sólo sentimos lo que nos pasamos de él o lo que nos falta por llegar a él, pero nunca lo sentimos por sí mismo, sino que las sensaciones corporales nos informan de nuestro estado con respecto a esos puntos. Incluso fisiológicamente, nuestro organismo está preparado para dejar de percibir el estado actual y sólo notar las variaciones del mismo, pero lo que si permanece en nuestro recuerdo es ese conocimiento de cómo debería ser aquello a conseguir, y asociamos a ello el sentimiento de “no sentirlo”.

Si tenemos hambre o sed, o nos herimos con la pincha de una rosa, lo percibimos como mal estar porque aparecen dolor, incomodidad, sufrimiento, etc… pero el punto mismo de no sentir dolor o incomodidad o sufrimiento, eso no lo sentimos, más bien vivimos bajo un convencimiento personal que nos hace comprender que estamos en ese lugar en el que ni hay mucha falta ni hay ese exceso, porque en ambos se producen esos “mal estar”, así que hay un margen entre esos dos extremos en el que nos sentimos cómodos, nos movemos con seguridad y sabemos manejarnos.

Cuando se producen excesos, a menudo lo percibimos como una sensación de malestar, por aparecer el dolor, la incomodidad, o cualquier otra sensación que nos saca de esa estabilidad para lo que estamos preparados, generando el consiguiente sentimiento que nos informa de que aquello no es estar bien y puede ser suficiente para corregirnos, no obstante, como el cuerpo se adapta al medio, con su repetición se puede conseguir alcanzar un nuevo estado en el punto de estabilidad, generando ahora el sentimiento de estabilidad con esta nueva situación.

Incluso, en aquellas sensaciones que deberían ser placenteras, y se perciben como tal por su intensidad sensorial, por sí mismas y por atractivas incitan a prolongarlo en el tiempo o aumentar la frecuencia con que se desea sentir. Normalmente esas sensaciones están ligadas a funciones muy concretas y vitales en su origen, pero ésta atracción sensorial puede desencadenar una desconexión entre el cuerpo y la mente de quien lo practique en relación con su finalidad, convirtiéndose su repetición en deseo, el cual ha creado una nueva señal fisiológica que será percibida como nueva necesidad en este organismo.

Nuevamente, la insatisfacción es no sentir esa sensación placentera y se recurre a ella en cuanto se dé una oportunidad, siendo percibido cualquier otra consecuencia tras ello como inevitable o precursora de este estado, tal y como sucede con cualquier otra necesidad corporal, prevaleciendo sentir esa sensación y se siente como vital.

Sea como fuere, necesitamos vivir en un segmento en el que nuestras sensaciones nos informan de que es aceptable vivir, bien por estar percibiendo sensaciones positivas bien por ausencia de sensaciones negativas, así que deseamos sensaciones que producen sentimientos positivos y así convenimos en que estamos en nuestra zona vital.

Dicha zona vital está plagada de convenciones, todas provenientes de lo aprendido tras los retos u oportunidades que nos depara el momento, pero también de previsión pues siempre existe un elemento constante de incertidumbre al tener muy presente las carencias que nos generan esas malas sensaciones.

Cada cual, aunque seamos afines como seres, no lo somos en nuestra zona vital, aunque todos avanzamos en aquello que nos dirige en esa dirección, bien procuramos huir de lo que se presenta como una amenaza o luchamos contra ello, pero da igual, cada cual tendrá su espacio individual en el que es él, porque sus sensaciones personales le otorgan su estatus de “no sentirse, a sí mismo, mal” y vivirá en relación a ello. 

Esto es a modo individual, pero en ese espacio es complicado vivir, y sobre todo de manera constante, porque el contexto en el que uno se mueve es cambiante al estar plagado de elementos que se repercuten constantemente, aunque se puede llegar a ciertos compromisos contextuales en los que bajo ciertas circunstancias se consigue ese espacio vital propio.

Pero, en ese contexto tiendes a asociarte a otros seres con los que pareces compartir  finalidades y eso te da una sensación de seguridad y tranquilidad, al no tener que luchar, fingir, ocultar ni posponer lo que quieres hacer, sino que en ello encuentras solución y estas alianzas o uniones, establecen acuerdos tras los que cada cual tiene asegurada cierta parte de esa zona estable, no toda pero sí en gran medida.

Claro está que además de comer, beber y cuantas necesidades básicas estén contempladas y conseguidas como grupo, existen otras necesidades que se adquieren en esos grupos humanos con los que uno se relaciona, y que tras su uso, deja un poso de necesidad que le hace volver a ello, no sólo por el entorno en el que suele estar envuelto, sino porque esa necesidad empuja dentro del segmento de estabilidad y hace su función a modo de dependencia, tras lo cual se consiguen sensaciones que parecen justificarlo.

Estas nuevas dependencias adquieren su importancia en el segmento de la estabilidad, a la misma altura que las necesidades básicas con las que venimos a este mundo, lo cual introduce un elemento más de inestabilidad a la ya de por sí frágil vida.

Esto es así y tiene su paralelismo en cualquier ser semejante, desde los llamados seres vivos hasta los inertes, pues en ellos existe esta dinámica que es la que les hace continuar.

En los seres inertes, ese segmentos es el estado de equilibrio, tan durables como su naturaleza se lo permita, y en el caso de los seres vivos, la vida se establece a base de necesidades, y siempre existirá la mayor de todas, la de estar dentro del segmento de estabilidad personal, lo cual nos obligará a tener que ir superando las necesidades que surjan, y siempre sentiremos por las mismas razones, la carencia de estar en ese segmento, pero nunca sentiremos que estamos ahí, aunque siempre podremos convenir estarlo al darse las circunstancias que a uno le hacen creer que está ahí, pero sólo lo sabe porque continúa.

Todo este texto en realidad es un proceso innato natural, no hay duda en ello sólo es acción natural; están los sentimientos y las sensaciones asociadas a ellos para motivar las acciones que superen las vicisitudes, y todo ello es sólo para acometer el momento, pero al igual que no puedes sentir no necesitar, tampoco puedes no hacer este mecanismo, y esto es porque cada una de tus células lo tiene impreso y en tu ser complejo, éste es el mecanismo por el que la naturaleza se vale para que tú seas, es decir que sentimos para ser naturaleza, y ésta se vale de nosotros para ser ella misma.

martes, 7 de abril de 2020

Lo que llevamos dentro...

Hay quien cuando ve que se pueden hacer cosas, se cree que cualquiera puede hacerlo, e incluso, que es algo que se debería hacer per se, por defecto, etc.

Se me ocurre que es muy apetecible la realidad cuando alguien te la hace apetecible.

Claro, pero, ¿por qué es esa persona la que lo hace apetecible y no la otra?, incluso hasta el punto de que una vez descubierto, ¿ya se quiere siempre?

Bueno, quizá sea muy sencillo, y es que lo apetecible nace del interior de esa persona, que es capaz de ver la realidad y sus posibilidades, y haciendo lo que hace, aporta ese agrado a la realidad, que, por otra parte, no puede ser de otra manera en ella, porque es así.

Es como aprender una manualidad, por ejemplo algo de papiroflexia, una pajarita de papel, pongamos, el que sabe hacerlo lo hará cuando considere que eso le nace y si no le nace, pues entonces lo aprendió como rutina en su vida, pero no lo practica porque no lo lleva dentro, ya que ver resurgir una pajarita de un papel, pues como que con unas pocas veces es suficiente sorpresa.

¿Para qué sirve esa pajarita de papel?, pues para nada en sí misma, más bien para ver la cara de asombro de la persona que lo recibe, bien sea infante o con una madurez que no le apartó su capacidad de sorprenderse… por ejemplo, para recibir una atención hacia tu persona, porque es una creación que alguien te da, esa pajarita no existía más que en la intención de su creador para tí… también puede ser para aportar algo distinto a la realidad, quizá chocante, llamativo, atractivo, en fin, que llame la atención hacia otra cosa que no sea la rutinaria y estresante realidad cotidiana…

Bueno, se me han ocurrido estas opciones, quizá a ti se te ocurran otras, pero a lo que me refería es que eso que hace quien aporta esa pajarita no es aplicable a todo el mundo, porque para que así sea, ha de existir esa tendencia per se y de esa manera, saldría de por sí. Pero hay que ser esa persona.

Quizá, esa persona sea quien sepa que nos guste tanto que nos distraigan con espectacularidades, porque sabe que aleja de nuestra mente las ocupaciones normales y nos genera sensaciones que nos aportan alegría y entretenimiento, así que esa sonrisa o esas carcajadas tras las atracciones que hemos vivido, se convierten en su ofrenda y no en la mera necesidad de hacerlo.

Como seres que somos, animales humanos, Incluso hasta buscamos el momento para intentar alimentar esa necesidad de sentirnos bien, bien sea con otras personas, con eventos sociales, con bebidas, comidas u otras sustancias o situaciones, en fin, que si algo llevamos dentro es la necesidad de esas buenas sensaciones pero lo que no llevamos dentro todos es la ofrenda.

En fin, cada cual ofrecemos lo que llevamos dentro y cada cual necesita lo que le beneficia, así pues, como en los votos de los novios en la película de Tim Burton “La novia cadáver”: “Con esta mano, aliviaré tus penas...” 

sábado, 4 de abril de 2020

Sentirse bien

Eso que llamamos inteligencia, que creemos que se sitúa principalmente en el cerebro, y es donde ubicamos el mundo de las ideas, sueños, expectativas, memoria, aprendizaje, cultura, arte, sabiduría y raciocinio, entre otras cuestiones en el ser humano, es sólo una muestra de lo imperfecto que somos, pero no solo nosotros, sino cualquier ser que lo tenga.

Si miramos al propio ser que tiene un cerebro, sea cual fuere, nos encontramos que está conformado por infinidad de secciones, partes o como se les quiera llamar, que hacen una función cada una, y todas redundan en beneficio de esa corporalidad, bien sean los sentidos, la transformación de alimentos en energía, sistemas enteros como el venosos, respiratorios, endocrinos, nerviosos, digestivos, etc., en fin, éstas funciones en su conjunto son las que le confieren a ese ser su estado físico, dicho estado es el primordial para él, pues le instará sin ambages su tendencia, y esto desemboca en su capacidad de estar en el ambiente en el que se encuentra.

Dicha tendencia significará para ese ser, tan sólo, si se siente bien o mal, pero en realidad lo que siente es si necesita algo para sentirse bien, es decir lo que nosotros hemos dado en llamar sentirse mal. Esto nos dice que por naturaleza su estado es sentirse bien y tiende a sentirse bien, ya que cuando está así es porque no le acucia ninguna cuestión que le haga tener que buscar la manera de sentirse bien. En realidad no sabe si se siente bien o mal, no tiene por qué saberlo al modo humano, tan sólo nota que algo no va bien en sí mismo y ésto le hace moverse para superarlo, usa de su inteligencia para coordinar sus movimientos, tanto físicos como intelectuales, cuya función es ayudarle a superarlo, ya que una vez conseguido, desaparece ese sentir.

Más allá de este punto, el contexto en el que los seres empezamos a desenvolvernos, es decir, donde vivimos, está plagado de inconvenientes para ese cuerpo, éstas están situadas tanto en el mismo plano en el que se encuentra como por encima y por debajo, tanto cerca como lejos como en su derredor, hay cosas inanimadas a diferentes alturas, grosores y con diferentes tactos y composiciones, unos inmóviles y otros móviles, hay temperatura, humedad, presión, gravedad, energías que se transmiten por el medio con diferentes longitudes de onda que producen diferentes repercusiones como calor, luz, quemaduras, etc., pero hay otros seres, unos como nosotros y otros no, unos perceptibles y otros no, cada cual interacciona en el mismo ambiente y se ve limitado por los mismos elementos, además de por nosotros, que somos un elemento más para ellos, como ellos lo son para nosotros, así que cada cual desarrolla sus habilidades para superar estos inconvenientes.

En realidad, ningún ser tiene que saber al modo humano nada de ello, tan sólo, todo ello le repercute y actúa para sentirse bien, o actúan para eliminar esa sensación que les hace sentirse no bien.

Cada ser viene al contexto y en él se desarrollará su vida entera, sin saber ni cómo ni porqué, ha adquirido la imposición de sus necesidades vitales, a saber; nutrirse, descansar, relacionarse, resguardarse del medio, reproducirse, etc., pero de ello nada sabe pero nota en determinados momentos algo que le hace moverse en esa dirección, en unos casos con mucho malestar y en otros con menos, a ello le llamamos los humanos la urgencia, es decir, aquello que tenemos que hacer pues sentimos que nos causa mucho malestar su falta y cada va en aumento, obviamente no se siente bien ningún ser así.

En realidad, cada ser, sin saber ni porqué ni para qué, llega con un cierto aprendizaje innato y una capacidad innata de aprendizaje, lo cual les faculta para entender el contexto, en este intercambio aumenta su aprendizaje particular y les faculta para sentirse bien, superando esas situaciones que les hacen no sentirse bien.

Más luego, partiendo esta simplicidad inicial, cada ser evoluciona a través de los siglos y se convierte en lo que él es, con sus formas, capacidades, características, habilidades físicas, intelectuales, etc.., pero ninguno supera nunca ésta premisa fundamental, tener que sentirse bien, así que siempre sentirán cosas que les motivará acciones, todas ellas responderán a la lógica de permanecer o salir de allí si no se encuentran bien en ese contexto, es decir, si no se sienten bien no estarán, siendo ésta la lógica vital más antigua que residirá en cada átomo de su ser.

Y hablando de átomo, esto nos introduce en la inevitabilidad de lo que es cada ser, pues aquello de lo que está compuesto cada cosa no puede ser de otra manera, ya que se dieron las circunstancias propicias para formar eso, y así es que se formó una cosa concreta que es capaz de permanecer, lo cual debe ser debido a que lo propio de cada cosa es permanecer, y eso trasladado al mundo de los seres vivos sería aquello de sentirse bien y debe ser por ello que cuando algo le incomoda o acucia es que busca la manera superarlo,  ésto introducirá una tendencia a volver a sentirse bien siempre en el ser vivo, y tratándose de objetos su permanecer es como objeto, y ni uno ni otro sabe de ello, tan sólo cumple con su tendencia innata sin más.

Ciertamente los objetos no poseen ninguna capacidad de raciocinio, pero si tienen su lógica de ser, y el ser vivo está compuesto por millones de estos elementos que forman los objetos, lo que sucede es que en el objeto, cada átomo interactúa con el que tiene cerca de una manera inevitable en su contexto superando así su inevitabilidad particular y en el ser vivo, éstos átomos forman objetos que en su conjunto adquieren funcionalidades que son las que tienden a paliar su inevitabilidad, pero como hay un elemento de inestabilidad constante, tienden a tener una permanencia menor, lo cual les impele a adquirir determinados mecanismos que engranados unos con otros, generan a este ser que siente, y es por ello que actúa para permanecer.

En relación a esta premisa de permanecer, los objetos son mucho más perfectos que los seres vivos, pues en sí mismos permanecen, dependiendo sólo de los parámetros externos que lo circundan.

Ahora bien, el ser vivo, se tiene que estar adaptando al medio de manera constante, lo cual es el mecanismo mediante el cual “la especie” de la que proviene puede permanecer, puesto que cada individuo es de duración mucho más limitada que los átomos de los que está formado, así que…

¿ Dónde está la perfección del ser vivo si todo cuanto hacemos en vida es una continua lucha con los elementos para que otros permanezcan ?
¿ Lo que llamamos perfección no será la conciencia de la imperfección particular y el intento por esa permanencia ?

Sólo para terminar… Hagan lo que les haga sentir bien, que su sentir bien redunde en seguir sintiéndose bien, pero si consiguen hacer que los demás también lo consigan, entonces habrán conseguido lo que considero es la perfección.

jueves, 16 de enero de 2020

The dynamics of life

Often, we believe that life is something complex, surprising, wonderful, without equal, etc., and of course it seems so, but there are guidelines that are repeated and produce reality. This means that perhaps everything is much simpler than we think, because there is no complex structure that is not constituted by one or other simpler, and everything happens because there is a balance in the whole system that produces its continuity, It provides specific characteristics that validate it in its context, since this is itself limiting.

Is it possible for human beings to introduce a variant in thinking that makes everything comparable to the human, as if it were the greatest exponent, and the rest is just that to which he compares?

This attitude has always been an intellectual remnant, preventing having a more true vision of reality, by putting the cultural context and ambitions of those who expose the situation, decanting their thesis or antithesis towards their own personal goals, involving strictly particular criteria.

Whoever you are, we human beings know that the end will come, and only your physical decomposition and the knowledge that you would have managed to transmit will remain, which will also be broken down, because it will serve those who use it at will, interpretation and criteria for their own survival, Thus, life uses us for its own benefit, which is the only thing that will remain after our final departure.

This equals us to anything created, from the inert to what we consider life, the same basic mechanisms happening but transferred to the realities of each concretion.

Thus, nothing remains forever, but it has possibilities of transformation, everything is limited to the geographical reality in which it is located, through which its movements occur, and it uses its own capacities to thrive in all this, always trying to be within its limits of survival, otherwise it ceases to be who it is, but its tendency is to transform itself into something else, against what will act inexorably.

As you can see, in anything created in our known universe, the basic element of movement is change, which will occur in increase or decrease, within its limits of reality, so that its entity is not compromised.

So...

Life is worth its beings.

Life gives them their own abilities, which they are for, and have repercussions with the rest, which are involved in the same universe and are all positioned in this context, and this is so as long as they are.

The beings are, but never the same, because the repercussions to which they are subjected will always produce change, and this marks the contextual differences that tend to keep them going, as long as they remain with similar capacities that make it continue to be.

But they may not continue, when a radical change results from the repercussion, generating a state in which those characteristics that made it be do not occur.

So from the inanimate to the hyperactive, everything is in itself life, and in that, each individuality is life, because they differ only in intrinsic characteristics, but not in the basis that brought them to reality.

On this basis, each individuality; It has its own abilities to use its physical world for a time until its disappearance, since each individual has powers that are manifested in a location and during a temporality.

This temporality is marked only by a beginning and an end, since everything is or is not, understanding that in each created thing there is a certain capacity of repercussion with the universe in which it is, which is tolerable, in which it is not extinguish your entity.

In this environment of duality everything will be governed, since everything is like this and is directed not to be so, due to these repercussions of everything with everything and of oneself with everything, so that trinomial [(capacities, location and time) = being like this] will be somewhat superior to non-existence, which is the state tending to which they are inexorably directed.

Each individuality will always be an ("a" that tends to "b"), from which "a" is never the result of the trinomial that I identify with "being like this", since it is never exactly the same, by constantly tending to b, and "b" is "not to be like that."

In all known reality, this happens, and can only be a consequence of what originated it, from where the circumstances that led to that "BEING SO" met.

This origin would contain the elements that conformed it, and that after reverberating, would generate a scenario with new consequences, that is, combinations with the property "a tends to b".

Since then, any scenario, will contain essentially the same as in its original moment, only with other concretions, so even if specific concretions of the current combination state appear, they will contain not only the same elements, but some of them will be combinations that before they were not produced, but all with the same essence as their origin, without losing the characteristic that they do not lose that tendency, which would allow that of each “concretion” a start can also occur, so they inevitably inherit this characteristic.

So there must always be a heartbeat that encourages "a" because otherwise, "a" reaches "b", but "a" will inevitably become "b", so for some reason it happens that "a ”Does not want to reach“ b ”, and will act to avoid it.

That reaching “b” is the goal of all our reality, but it acts as the beginning of the coming reality, of which life is worth to always be the beginning, and so it will always be in the constant “being like this” of the elements essentials of life, whose combinations produce the concretions that make up reality, because when combined they cease to be to form reality.

That is to say, not to be is the coming reality and the tendency to be is to be another reality, and for that reason it has this property that will be inexorably transmitted to all the reality that arises.

Each concretion will be nothing more than a possible combination of the elements of that universe that, depending on the circumstances, may occur, and in this, it will last as long as it is able to maintain its “being like this”, that is, while the repercussions to which it is subjected do not extinguish it, which is to move from being to not being,

The heartbeat that keeps the trinomial away from "b" is also a property inherited from its beginning, since the "desire to be" is as strong as that of "its tendency,"

This is the case in everything, just because they appear in a context they have inherited the properties of their origin, whose essence is to be in a concrete way, to be in a dimension and to exist temporarily, until their radical change accrues, disintegrating into the subsequent consequences that derive from it.

Naturally, the sum of the consequences that originate from it will always be the beginning, with which there will never be anything new contributed to what there was, at least in this context and seen within this individuality.

We know several causes of radical change; implosion, explosion and disappearance, in any case, there is always the disintegration, more or less gradual, of the individual.

These causes of radical change will always generate a variety of disintegrations of the elements that intervened, but they will never be more elements than the original ones, so in each case, there is never contribution but a possible combinatorial disintegration, which only obey the compatibilities between elements according to their intrinsic characteristics in the context in which they appear.

In each case, the existing repercussions are; within oneself, among several intervening elements or by exhaustion of oneself, at the end of their "time."

Finally, there are still two issues to be seen; on the one hand the real reason why each one exists in the context in which it appears as a possible combinatorial consequence, and on the other hand, why it strives to “be like this” when all its essence directs it to “not being like this” .

That "momentum" that is in everything, is not only reinforced by its intrinsic characteristics, but these are given by its combination that make it be, and can not be others, so you have to enter the obviousness itself, which will become of that which is in itself the original beginning.

The primal ideal beginning, must have been admirable in itself, for being the one from whom everything had to come out, which placed in its own implosion, since being primal, there was nothing more than him, within his own universe in whoever will be found

In him everything that we know of him was already given, in harmony and balance, but he would be immersed in certain circumstances that would make him be, with which he would be subjected to a certain strength either in its dimension, either in its durability or its durability. capacities, so that with considerable instability in any of them, it would inevitably lead to its implosion, from which would be generated after which its intrinsic reality would be distributed, originating the concrete realities that arose.

This event would generate a space of exclusion that would protect and distinguish it from the universe to which it belongs, so that all that reality that emanated from it would be impelled by the dynamics involved.

So having abilities, occupying a dimension or lasting, is not only a trinomial, but each one of them is in itself a strength with itself, in whose constant balance its personal, local and temporal permanence is given.

Since then, that strength is the basis of everything, because there will always be in this reality an "to which tends ab", for having inherited it from this origin and having been transmitted to any consequence of itself.

So; "What tends to ab" is the essence of reality, and not "being", "place" and "or time", since they themselves are subject to this characteristic from which they cannot be separated as inevitable, which makes sense because they are concretions of the beginning.

This inevitability occurs at the expense of a heartbeat, that is, presence and absence, because thanks to the fact that it ceases to occur, it is produced again, and therefore there is reality.

I ideally reduce this concept, in a single original entity (I will call it that for agreeing something) in which that pulse is all its reality, and therefore, it is all reality, so it is all the time, all the space And the whole being.

In the very instability of each of its two possible states, 1 and 0, or being and not being, or being and not being, oayb, no matter how we name it, the other is generated in the constancy of its reality, but as it is affected by itself and its surroundings, its own intrinsic variations, within a margin of "operation", generates its continuity, but if there were only one deviation outside it, this would generate its destabilization that would tend to compensate from the other state, which would only add intensity to the imbalance, which if it is not able to compensate, would eventually become its change, perhaps first by implosion, and by absorbing itself, it would generate an explosion, due to the unthinkable implied dynamics, which would disperse its essence into possible concretions, creating reality, or perhaps, upon becoming its end, they disintegrate generating reality.

That said, I can only conclude that it is likely that we are only a reality, perhaps fractal, because the same basic trends and premises are repeated in every aspect of reality, so what we are able to understand, is seen from my look, compared to what generated me, and at the same time nothing would surprise me, that that was a great thing in its context, then, of the dynamics that leaves us imprinted in our universe, I understand that this must be so.

Life seems to be the dynamic by which any concretion appears and has a tendency not to be, it is conformed by other concretions and these are subject to this same tendency, however, each concretion is an objective resulting that acquires mechanisms that temporarily avoid its inevitable disintegration, after which, the dynamics between its intrinsic elements and the environment will be activated again, which will contribute to the creation of other concretions.

This is how I see that life uses its beings to be itself, in continuous dynamics that is transmitted, as the Toy Story character said "Until infinity and beyond", so life never ceases to be, Regardless of its consequences.



The original of this writing can be found in the author's space:

https://miscosas.obdnet.com/2020/01/the-dynamics-of-life.html
https://miscosas.obdnet.com/2020/01/la-dinamica-de-la-vida.html

La dinámica de la vida



A menudo, creemos que la vida es algo complejo, sorprendente, maravilloso, sin igual, etc., y desde luego que así parece, pero hay pautas que se van repitiendo y producen la realidad. Esto quiere decir que quizá todo sea mucho más sencillo de lo que creemos, pues no hay estructura compleja que no esté constituida por una u otras más simples, y todo se da porque hay un equilibrio en todo ese sistema que le produce su continuidad, le dota de características propias concretas que le validan en su contexto, pues éste es en sí limitante.

¿Es posible, que los seres humanos introduzcamos una variante en el pensamiento que convierte a todo en comparable a lo humano, como si éste fuera el máximo exponente, y lo demás sea sólo eso a lo que él se compara?

Esta actitud siempre ha sido una rémora intelectual, impidiendo tener una visión de la realidad más verdadera, al anteponer el contexto cultural y las ambiciones de quien expone la situación, decantando su tesis o antítesis hacia sus propias metas personales, involucrando criterios estrictamente particulares.

Seas quien seas, los seres humanos sabemos que el fin llegará, y sólo permanecerá tu descomposición física y el conocimiento que hubieras conseguido transmitir, que también se descompondrá, pues servirá a quien lo use a su antojo, interpretación y criterio para su propia supervivencia, siendo así como la vida se vale de nosotros en su propio beneficio, que es lo único que permanecerá después de nuestra partida definitiva.

Esto nos iguala a cualquier cosa creada, desde lo inerte a lo que consideramos vida, sucediéndose los mismos mecanismos básicos pero trasladados a las realidades de cada concreción.

Así pues, nada permanece para siempre, pero tiene posibilidades de transformación, todo está limitado a la realidad geográfica en la que se encuentra, a través de la cual se producen sus movimientos, y se vale de sus capacidades propias para prosperar en todo ello, siempre intentando estar dentro de sus límites de supervivencia, pues de lo contrario, deja de ser quien es, pero su tendencia es transformarse en otra cosa, contra lo que actuará inexorablemente.

Como se ve, en cualquier cosa creada en nuestro universo conocido, el elemento básico de movimiento es el cambio, que se producirá en incremento o decremento, dentro de sus límites de realidad, para que no se vea comprometida su entidad.

Así que...

De sus seres se vale la vida.

La vida les dota de capacidades propias, que por ellas son, y tienen repercusiones con el resto, que están implicados en el mismo universo y quedan todos posicionados en este contexto, y esto es así mientras sean como son.

Los seres son, pero nunca iguales, porque las repercusiones a las que está sometido siempre le producirá cambio, y éste marca las diferencias contextuales que tienden a hacerles continuar, mientras permanezcan con similares capacidades que le hagan seguir siendo.

Pero pueden no continuar, cuando de la repercusión devenga un cambio radical, generándole un estado en el que no se den esas características que le hacían ser.

Así que desde lo inanimado hasta lo hiperactivo, todo es en sí mismo la vida, y en ello, cada individualidad es vida, porque sólo se diferencian en las características intrínsecas, pero no en la base que los trajo a la realidad.

Por esta base, cada individualidad; tiene capacidades propias para valerse en su mundo físico durante un tiempo hasta su desaparición, ya que cada individualidad tiene unas facultades que se manifiestan en una localización y durante una temporalidad.

Dicha temporalidad está marcada sólo por un inicio y un fin, ya que todo es o no es, entendiendo que en cada cosa creada hay una cierta capacidad de repercusión con el universo en el que se encuentra, que es tolerable, en la que no se extingue su entidad.

En este ambiente de dualidad se regirá todo, ya que todo es así y se dirige a no ser así, debido a estas repercusiones de todo con todo y de uno mismo con todo, así que de ese trinomio [(capacidades, localización y tiempo)= ser así] resultará algo superior a la no existencia, que es el estado tendente al que se dirigen inexorablemente.

Cada individualidad siempre será un (“a” que tiende a “b”), desde donde “a” nunca es el resultado del trinomio al que identifico con “ser así”, puesto que nunca es exáctamente lo mismo, al tender constantemente a b, y “b” es “no ser así”.

En toda la realidad conocida, ésto sucede, y sólo puede ser consecuencia de aquello que lo originó, desde donde se reunieron las circunstancias que desembocaron en ese “SER ASÍ”.

Éste origen contendría los elementos que lo conformaban, y que tras repercutirse, generarían un escenario con consecuencias nuevas, es decir combinaciones con la propiedad "a tiende a b".

Desde entonces, cualquier escenario, contendrá esencialmente lo mismo que en su momento primigenio, solo que con otras concreciones, así que aunque aparezcan concreciones propias del estado de combinación actual, éstas contendrán no sólo los mismos elementos, sino que algunos de ellos serán combinaciones que antes no se producían, pero todo con la misma esencia que su procedencia, sin perder la característica de que no pierden esa tendencia, lo cual permitiría que de cada “concreción” pueda producirse un inicio también, por lo que heredan esta característica inevitablemente.

Así es que ha de haber siempre un latido que aliente a “a” porque de lo contrario, “a” alcanza a “b”, pero “a” llegará a ser “b” inevitablemente, así que por alguna razón sucede que “a” no quiere llegar a “b”, y actuará para ir evitándose.

Ese alcanzar “b” es la meta de toda nuestra realidad, pero actúa como el inicio de la realidad venidera, de la que se vale la vida para ser siempre el principio, y así será siempre en el constante “ser así” de los elementos esenciales de la vida, con cuyas combinaciones se produzcan las concreciones que conformen la realidad, pues al combinarse dejan de ser para formar realidad.

Es decir, no ser es la realidad venidera y la tendencia de ser es ser otra realidad, y por ello tiene esta propiedad que será transmitida inexorablemente a toda la realidad que surja.

Cada concreción, no será más que una combinación posible de los elementos de ese universo que según las circunstancias puedan producirse, y en ello, durará mientras sea capaz de mantener su “ser así”, es decir, mientras las repercusiones a las que esté sometido no le extingan, lo cual es pasar de ser a no ser,

El latido que mantiene el trinomio lejos de “b”, también es una propiedad heredada de su inicio, pues es tan fuerte la “apetencia de ser”, como la de “su tendencia”,

Ésto es así en todo, sólo por aparecer en un contexto han heredado las propiedades de su origen, cuya esencia es ser de una manera concreta, estar en una dimensión y existir temporalmente, hasta que le devenga su cambio radical, disgregandose en las subsiguientes consecuencias que de él se deriven.

Como es natural, la suma de las consecuencias que de él se originen, será siempre el inicio, con lo que nunca habrá nada nuevo aportado a lo que había, al menos en este contexto y visto dentro de esta individualidad.

Conocemos varias causas de cambio radical; la implosión, la explosión y la desaparición, en cualquier caso, siempre se produce la desintegración, más o menos gradual, del individuo.

Estas causas de cambio radical, siempre generarán una variedad de disgregaciones de los elementos que intervinieron, pero nunca serán más elementos que los originarios, así que en cada caso, nunca hay aporte sino una disgregación combinatoria posible, que sólo obedecen a las compatibilidades entre elementos según sus características intrínsecas en el contexto en el que aparezcan.

En cada caso, las repercusiones existentes están; dentro de uno mismo, entre varios elementos intervinientes o por agotamiento de uno mismo, al finalizar su “tiempo”.

Por último, faltaría por ver dos cuestiones; por un lado la verdadera razón por la que cada cual existe en el contexto en el que aparece como consecuencia combinatoria posible, y por otro lado, por qué se esfuerza por “ser así” cuando todo su esencia le dirige a “no ser así”.

Ese “ímpetu” que está en todo, no sólo está reforzado por sus características intrínsecas, sino que éstas le son dadas por su combinación que le hacen ser, y no pueden ser otras, así que hay que introducirse en la propia obviedad, que devendrá de aquello que es en sí el inicio primigenio.

El inicio ideal primigenio, ha de haber sido admirable en sí mismo, por ser aquel del que todo hubo de salir, lo cual sitúo en su propia implosión, ya que al ser primigenio, nada más había que él, dentro de su propio universo en el que se encontrara.

En él se daba ya todo lo que conocemos de él, en armonía y equilibrio, pero estaría inmerso en ciertas circunstancias que le haría ser, con lo que estaría sometido a una cierta pujanza bien en su dimensión, bien en su durabilidad o bien es sus capacidades, así que con que se produjera una inestabilidad considerable en cualquiera de ellas, le conduciría inevitablemente a su implosión, de donde se generarían aquello tras lo cual se repartiría su realidad intrínseca, originando las realidades concretas que surgieran.

Este suceso, generaría un espacio de exclusión que lo protegería y distinguiría del universo al que pertenezca, de manera que toda esa realidad que de él emanara, estaría impelido por las dinámicas implicadas.

Entonces tener capacidades, ocupar una dimensión o durar, no es sólo un trinomio, sino que cada uno de ellos es en sí mismo una pujanza consigo mismo, en cuyo constante equilibrio se da su permanencia personal, local y temporal.

Desde entonces, esa pujanza es la base de todo, pues siempre habrá en esta realidad un “a que tiende a b”, por haberlo heredado de este origen y haber sido transmitido a cualquier consecuencia de sí mismo.

Así que; “a que tiende a b” es la esencia de la realidad, y no “el ser”, “el lugar” y “o el tiempo”, ya que ellas mismas están sometidas a esta característica de la que no se pueden desligar por inevitable, lo cual tiene sentido por ser concreciones del inicio.

Esta inevitabilidad se produce a expensas de un latido, es decir presencia y ausencia, pues gracias a que deja de producirse se vuelve a producir, y por ello hay realidad.

Reduzco idealmente, este concepto, en una sola entidad originaria (voy a llamarla así por convenir algo) en la que ese pulso es toda su realidad, y por ello, ella es toda la realidad, así que es todo el tiempo, todo el espacio y todo el ser.

En la propia inestabilidad de cada uno de sus dos posibles estados, 1 y 0, o ser y no ser, o estar y no estar, o a y b, ya da igual como lo nombremos, se genera el otro en la constancia de su realidad, pero como está repercutida por sí misma y su entorno, sus propias variaciones intrínsecas, dentro de un margen de “funcionamiento”, le genera su continuidad, pero si se produjera una sóla desviación fuera de él, ésto generaría su desestabilización que tendería a compensar por parte del otro estado, lo cual no haría más que ir añadiendo intensidad al desequilibrio, que si no es capaz de compensar, terminaría por devenir su cambio, quizá primero por implosión, y al absorberse a sí mismo, generaría una explosión, debido a las impensables dinámicas implicadas, que dispersaría su esencia en concreciones posibles, creando realidad, o quizá, al devenir su fin, se disgregan generando realidad.

Dicho esto, tan sólo me cabe concluir, que es probable que seamos sólo una realidad, quizá fractal, pues se repiten las mismas tendencias básicas y premisas en cada aspecto de la realidad, así que esto que somos capaces de comprender, es visto desde mi mirada, puesto en comparación con aquello que me generó, y a la vez no me asombraria nada, que aquello fuera gran cosa en su contexto, pues, de la dinámica que nos deja impreso en nuestro universo, comprendo que ésto ha de ser así.

Vida parece ser la dinámica por la que cualquier concreción aparece y tiene una tendencia a no ser, está conformado por otras concreciones y éstas están sometidas a esta misma tendencia, ahora bien, cada concreción es una resultante objetiva que adquiere mecanismos que evitan temporalmente su inevitable desintegración, tras la cual, se activará nuevamente la dinámica entre sus intrínsecos elementos y el entorno, lo cual contribuirá a la creación de otras concreciones.

Así es como veo yo que la vida se vale de sus seres para ser ella misma, en continua dinámica que se transmite, como decía el personaje de Toy Story “Hasta el infinito y más allá”, así que la vida nunca deja de ser, independientemente a sus consecuencias.

viernes, 30 de agosto de 2019

Deshojando la margarita


En la eterna duda de si romanticismo, realismo,apasionamiento o … Parece que las parejas que se forman no terminan de aclararse entre ellas.

Veamos, como parejas que se forman, no se puede entender que lo hacen por designios de la divinidad, sino que por esas circunstancias de la vida, coinciden en tiempo y lugar, física o virtualmente, las percepciones que impresionan a ambos les acrecienta ciertas sustancias hormonales y ésto genera toda una serie de expectativas individuales, lo cual les invita a avanzar en ciertos comportamientos inevitables, de superarlos favorablemente, les conduce a que se sientan seguros en la circunstancia que han creado y sigan avanzando.

Es como si aparece dentro de tu percepción, algo muy muy deseable, las sustancias que genera tu cuerpo te hacen hasta soñar con ello cuanto más posible lo percibes, predomina la esperanza.

Por regla general, se produce una alteración de la realidad, porque se realiza lo que se desea, y lo viven con tal intensidad que su realidad cambia, porque su percepción de la misma cambia. Tal es así que sirve de aliciente motivador estar inmerso en esta circunstancia, y todo se ve de forma favorable o, al menos, no tan agresiva y más superable.

Es ahora, cuando la deseabilidad se hace realidad, y es tal la compenetración de deseos, que se desemboca en los momentos más intensos para la pareja, que avalados por la intensidad de sus hormonas, se formulan determinados compromisos que parecen el culmen de las expectativas, formalizando la relación dentro de la intemporalidad.

Suele suceder, que dentro de esta intemporalidad, es cuando se produce ese bajón de hormonas, por el aumento de estrés y choque con la verdadera realidad, entonces es cuando buscando la realización de deseos, uno u otro, o ambos, se separan de ese compromiso y faltan al otro en lo formalizado tras aquel compromiso en el que, supuestamente, están viviendo, tal es así que parece que se produjera una gran traición más que un mero cansancio personal o estrés o… lo que fuera.

Ésto es tan grave que deriva en conflicto dentro de la pareja, entonces mutuamente empiezan a achacarse las expectativas fallidas y los compromisos no alcanzados, y aparecen las culpas, humillantes culpas, las faltas de interés, etc., llegando al centro del problema, el de dejar de ser ese deseo en el que cada cual se había convertido para el otro, porque su relación consistía en que la consecución de los deseos de uno eran la intención del otro, y todo dentro de cierto juguetón ambiente de confidencialidad y … cuantos pactos, implícitos o explícitos, se hubieran faltado.

Pero, así es que, llegados a este punto, pueden seguir o no seguir juntos, aquí actúa la sociedad, los valores culturales y/o sociales impuestos, etc., pero ya nada es lo mismo, tras este baño de realidad, toca volver a utilizar la cabeza, a volver a sentir inseguridad afectiva y a volver a sopesar individualmente cada circunstancia… es como si una pesada losa de realidad apareciera en la espalda de cada cual.

Hay a quien esto le sirve para integrar sus deseos a la realidad, y convertirlos en algo más realizable, o menos impuestos para la otra parte, pero hay quien permanece en el mismo punto en el que estaba, precisamente porque lo que busca es aquel aluvión de hormonas que representa el enamoramiento o sus deseos. Es aquí donde uno se define, y es importante darse cuenta de ello, pues, buscar algo es buscar una finalidad. Hay que comprender que las finalidades están por encima de todo y no conseguirlas es lo que genera mayor insatisfacción, como lo que ha pasado para llegar a este punto de reflexión en el que estamos.

Bueno, es ahora cuando ese romanticismo, o ese apasionamiento, o ese realismo, o ese… aparece de nuevo y toca comprender que lo que sentimos y pensamos es producto de lo que somos, así que hay que poner a cada cual en un lado de la balanza y sopesar si aquello es lo que uno quiere, porque la realidad te ha puesto en tu sitio y ahora te toca decidir por ti.

No hay que achacar, ni culpar a nada ni nadie que las cosas no salieran como tú querías o esperabas, ni siquiera la traición, porque al igual que tú, la otra parte se ha situado en la realidad y hace lo que tú estás haciendo ahora, evaluar lo que quieres y cómo quieres obtenerlo, sólo que actuó mal, según tú y necesariamente según la otra parte.

Obviamente, existirá culpa, intencionalidad, etc., tanto por una parte como por la otra, pero, llegados a este punto, eso es un elemento de posicionamiento, hay que tomarlo como la reacción ante la realidad, y comprender que, sea por lo que sea, la realidad siempre manda y se convierte en la verdad, y lo que no tiene es remedio.