lunes, 4 de mayo de 2020

¿ Cuán bueno es el ocio y la diversión ?

¿Cómo empezar a escribir un escrito que va a ser puesto en duda por sí mismo? Bueno, sin ambages, cuidado con la diversión y el ocio, que te puede hacer enfermar, puede mutilar, generar lesiones graves y hasta puede llegar a matarte… ¿por qué no se avanza en esta línea como línea de conocimiento ? quizá sea porque es de por sí, un contrapunto rechazable, ya que diversión = bueno y cuanta más diversión mejor.

Ésta idea es recurrente en todo cuanto nos sucede que nos reporta beneficio, alegría o placer, que cuanto más mejor, ya que las hormonas que sentimos se quedan como un recuerdo personal de lo beneficioso que es aquello y, ¿cómo no querer repetir, e incluso mejorarlo?

Si, es verdad, y así somos, ante lo que nos genera endorfinas y sustancias hormonales generadoras de buenas sensaciones, le casamos son sentimientos positivos, y aquello que genere dolor o malestar suficiente como para separarse de ello, los sentimientos negativos.

En ambos casos, los sentimientos son los encargados de recordar que ante unos inicios se desencadena unas sensaciones, y aunque cambien los inicios, se puede adquirir esas sensaciones. Digamos que los sentimientos son como unidades de memoria que asocian determinados estímulos con determinadas consecuencias, multiplexando un cierto grado de tolerancia.

Una vez generado el sentimiento, las propias sensaciones y la presión del contexto te harán encaminarte a esa actitud que tomes, es así de fácil. Digamos que si tienes asociado que salir con con los amigos es pasarlo bien, desearás salir con los amigos porque en ese tiempo que estés con ellos harás lo que sea que surja para generar ese recuerdo de lo bien que se va ha pasar.

Así que eso que sentimos lo anteponemos en nuestra vida como proyecto vital, porque ellos son lo que nos va a dirigir por el camino que debemos tomar, y que será muy parecido al de otras personas con las que nos relacionemos, aunque cada cual tendrá sus peculiaridades.

Esas sensaciones que aprendimos como tan buenas las buscaremos como recurso de nuestro caminar cotidiano, y dependiendo de lo que lo deseemos, quizá consumamos fuera de ese contexto concreto de aquello que se hacía para conseguir atraer ese sentimiento esquivo, pero quizá lo que hacía que te sintieras tan bien, no lo puedas conseguir y te conformes con las sensaciones que te generan algunas de aquellas acciones en tu vida cotidiana.

En realidad, esto no hace otra cosa que aumentar el deseo de repetir, de revivir y atraer ocasiones que lo rememoren, pues aquel sentimiento tan bueno es para repetir.

Bien, este deseo que es amplificado por la realidad que uno tenga que vivir, no hará más que servir de comparación entre momentos vitales, y dependiendo de lo que cada cual tenga de asimilado el contexto en el que se encuentra, encontrará recursos para moverse por él como se movía por el del ocio y la diversión, de lo contrario la vida real lo agobia hasta el punto de querer hacer aquello con lo que se siente bien, que no es más que aquellas acciones motivadas por elementos externos que le compensen su mal estar.

Así es que comienza el camino de la dependencia de esas acciones, y el contexto se convierte en el pretexto de sus deseos, por lo que precisamente esos momentos dedicados al ocio y diversión, representan un paso de gigante en sus deseos y deviene, quizá, el abuso.

Quizá, en la mayoría de los casos, tras ese abuso sólo quede como recuerdo los efectos secundarios propios de aquello, y se convierta en baremo de lo bien que lo pasó, enfatizando aún más su atractivo, pues el malestar general consiguiente es justo precio para tanta sensación sensorial excitada que mitiga la cotidianidad, así que es deseable de repetir.

Lo que no perciben es que este deseo de repetición, se ha convertido en una dependencia, no solamente por volver a sentirse bien, sino porque lo que hace que te sientas bien son sustancias que han generado en tu organismo su huella, y ya eres su dependencia, así que tu estado actual es debido a esta circunstancia.

El único problema que le veo a ésto, es que hay mucha gente en esta circunstancia de su vida, con ganas de sentirse bien, y acuden a esos comportamientos aprendidos que les distraen de su realidad con mayor recurrencia, enajenando su voluntad y atención por aquello que sienten bajo sus efectos, pudiendo llevarles a ejecutar acciones fatales que les ocasionen, a ellos o a terceras personas, esas lesiones de las que hablaba antes.

Bien por falta de experiencia ante esas situaciones, bien por exceso de sentirse mal en la vida o bien porque en ese momento se han pasado dejándose llevar por el contexto… es cuando suceden esas circunstancias tan lamentables, y pienso que si en esas personas hubiera habido un planteamiento de cómo es la realidad, quizá se reducirían en gran medida su número, pues no se puede evitar la fatalidad en su totalidad, pero el conocimiento genera un sentimiento de seguridad que el ocio y la diversión llega a despreciar pasado cierta intensidad.

Como es natural, no todo el ocio y diversión es perverso, pues cada cual encuentra su “sentirse tan bien” a su manera; unos con deporte otros con generosidad o con un buen libro o la creatividad, en fin que el camino del ser humano es el conocimiento de sí mismo, y éste suele conducir a llenar el día con actos duraderos de sentirse bien, puesto que es de eso de lo que somos dependencia, y creo que la mejor de ellas es controlarla dirigiéndose sabiamente.

Si algo sabe el ser humano es lo deseable que es sentirse bien, porque es una finalidad humana, y ésta no cesa ni siquiera después de haber logrado sentirse bien.