sábado, 4 de abril de 2020

Sentirse bien

Eso que llamamos inteligencia, que creemos que se sitúa principalmente en el cerebro, y es donde ubicamos el mundo de las ideas, sueños, expectativas, memoria, aprendizaje, cultura, arte, sabiduría y raciocinio, entre otras cuestiones en el ser humano, es sólo una muestra de lo imperfecto que somos, pero no solo nosotros, sino cualquier ser que lo tenga.

Si miramos al propio ser que tiene un cerebro, sea cual fuere, nos encontramos que está conformado por infinidad de secciones, partes o como se les quiera llamar, que hacen una función cada una, y todas redundan en beneficio de esa corporalidad, bien sean los sentidos, la transformación de alimentos en energía, sistemas enteros como el venosos, respiratorios, endocrinos, nerviosos, digestivos, etc., en fin, éstas funciones en su conjunto son las que le confieren a ese ser su estado físico, dicho estado es el primordial para él, pues le instará sin ambages su tendencia, y esto desemboca en su capacidad de estar en el ambiente en el que se encuentra.

Dicha tendencia significará para ese ser, tan sólo, si se siente bien o mal, pero en realidad lo que siente es si necesita algo para sentirse bien, es decir lo que nosotros hemos dado en llamar sentirse mal. Esto nos dice que por naturaleza su estado es sentirse bien y tiende a sentirse bien, ya que cuando está así es porque no le acucia ninguna cuestión que le haga tener que buscar la manera de sentirse bien. En realidad no sabe si se siente bien o mal, no tiene por qué saberlo al modo humano, tan sólo nota que algo no va bien en sí mismo y ésto le hace moverse para superarlo, usa de su inteligencia para coordinar sus movimientos, tanto físicos como intelectuales, cuya función es ayudarle a superarlo, ya que una vez conseguido, desaparece ese sentir.

Más allá de este punto, el contexto en el que los seres empezamos a desenvolvernos, es decir, donde vivimos, está plagado de inconvenientes para ese cuerpo, éstas están situadas tanto en el mismo plano en el que se encuentra como por encima y por debajo, tanto cerca como lejos como en su derredor, hay cosas inanimadas a diferentes alturas, grosores y con diferentes tactos y composiciones, unos inmóviles y otros móviles, hay temperatura, humedad, presión, gravedad, energías que se transmiten por el medio con diferentes longitudes de onda que producen diferentes repercusiones como calor, luz, quemaduras, etc., pero hay otros seres, unos como nosotros y otros no, unos perceptibles y otros no, cada cual interacciona en el mismo ambiente y se ve limitado por los mismos elementos, además de por nosotros, que somos un elemento más para ellos, como ellos lo son para nosotros, así que cada cual desarrolla sus habilidades para superar estos inconvenientes.

En realidad, ningún ser tiene que saber al modo humano nada de ello, tan sólo, todo ello le repercute y actúa para sentirse bien, o actúan para eliminar esa sensación que les hace sentirse no bien.

Cada ser viene al contexto y en él se desarrollará su vida entera, sin saber ni cómo ni porqué, ha adquirido la imposición de sus necesidades vitales, a saber; nutrirse, descansar, relacionarse, resguardarse del medio, reproducirse, etc., pero de ello nada sabe pero nota en determinados momentos algo que le hace moverse en esa dirección, en unos casos con mucho malestar y en otros con menos, a ello le llamamos los humanos la urgencia, es decir, aquello que tenemos que hacer pues sentimos que nos causa mucho malestar su falta y cada va en aumento, obviamente no se siente bien ningún ser así.

En realidad, cada ser, sin saber ni porqué ni para qué, llega con un cierto aprendizaje innato y una capacidad innata de aprendizaje, lo cual les faculta para entender el contexto, en este intercambio aumenta su aprendizaje particular y les faculta para sentirse bien, superando esas situaciones que les hacen no sentirse bien.

Más luego, partiendo esta simplicidad inicial, cada ser evoluciona a través de los siglos y se convierte en lo que él es, con sus formas, capacidades, características, habilidades físicas, intelectuales, etc.., pero ninguno supera nunca ésta premisa fundamental, tener que sentirse bien, así que siempre sentirán cosas que les motivará acciones, todas ellas responderán a la lógica de permanecer o salir de allí si no se encuentran bien en ese contexto, es decir, si no se sienten bien no estarán, siendo ésta la lógica vital más antigua que residirá en cada átomo de su ser.

Y hablando de átomo, esto nos introduce en la inevitabilidad de lo que es cada ser, pues aquello de lo que está compuesto cada cosa no puede ser de otra manera, ya que se dieron las circunstancias propicias para formar eso, y así es que se formó una cosa concreta que es capaz de permanecer, lo cual debe ser debido a que lo propio de cada cosa es permanecer, y eso trasladado al mundo de los seres vivos sería aquello de sentirse bien y debe ser por ello que cuando algo le incomoda o acucia es que busca la manera superarlo,  ésto introducirá una tendencia a volver a sentirse bien siempre en el ser vivo, y tratándose de objetos su permanecer es como objeto, y ni uno ni otro sabe de ello, tan sólo cumple con su tendencia innata sin más.

Ciertamente los objetos no poseen ninguna capacidad de raciocinio, pero si tienen su lógica de ser, y el ser vivo está compuesto por millones de estos elementos que forman los objetos, lo que sucede es que en el objeto, cada átomo interactúa con el que tiene cerca de una manera inevitable en su contexto superando así su inevitabilidad particular y en el ser vivo, éstos átomos forman objetos que en su conjunto adquieren funcionalidades que son las que tienden a paliar su inevitabilidad, pero como hay un elemento de inestabilidad constante, tienden a tener una permanencia menor, lo cual les impele a adquirir determinados mecanismos que engranados unos con otros, generan a este ser que siente, y es por ello que actúa para permanecer.

En relación a esta premisa de permanecer, los objetos son mucho más perfectos que los seres vivos, pues en sí mismos permanecen, dependiendo sólo de los parámetros externos que lo circundan.

Ahora bien, el ser vivo, se tiene que estar adaptando al medio de manera constante, lo cual es el mecanismo mediante el cual “la especie” de la que proviene puede permanecer, puesto que cada individuo es de duración mucho más limitada que los átomos de los que está formado, así que…

¿ Dónde está la perfección del ser vivo si todo cuanto hacemos en vida es una continua lucha con los elementos para que otros permanezcan ?
¿ Lo que llamamos perfección no será la conciencia de la imperfección particular y el intento por esa permanencia ?

Sólo para terminar… Hagan lo que les haga sentir bien, que su sentir bien redunde en seguir sintiéndose bien, pero si consiguen hacer que los demás también lo consigan, entonces habrán conseguido lo que considero es la perfección.

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