martes, 9 de abril de 2019

Sociedad virtual


Vivimos en una sociedad verdaderamente compleja, no sólo porque es mucho más amplia que las fronteras propias locales, sino porque continúa hasta todo cuanto conocemos, incluso el espacio.

Se ha conseguido una uniformidad de criterios en lo que se denomina “democracia”, tal es el caso que si acudimos a cualquier ciudad, lo más normal es que nos sintamos bastante identificados con la mayoría de las costumbres sociales básicas, desde la utilización de los colores en las señalizaciones viales, la generalización de elementos de consumo, la forma de construcción, la distribución de las viviendas, etc. notaremos que hay muchos elementos comunes que las ciudades adoptan como signos de avance social. No digamos ya en lo referido al ocio, la forma de divertirse y compartir el tiempo no laboral. En realidad, cada ciudad, parece que pretende evocar una idea universal.

En fin, que si te vas a Nairobi o a Washington o Moscú o Madrid, o a México, o a cualquier ciudad ocidentalizada y capitalista, … comprendes que si no es por el idioma, los usos y costumbres locales, casi seguro que eres capaz de no sentirte demasiado ajeno. No así ocurre con el otro tipo de viajes más arriesgados como los rurales o los de aventura, pero, tras todos ellos lo que se busca es poder acudir a un grifo, o una ducha, y usar cubiertos y más o menos cómodas camas para descansar y rumiar los recuerdos que esa experiencia te haya podido dejar para contárselos a tus amistades y entorno social.

Cuando estás en casa, delante de la televisión o con internet, nos sentimos muy universales, y ya no tenemos más necesidades que las sociales en todos los sentidos, desde donde tan sólo tenemos que extender el brazo para acceder a casi cualquier bien o servicio. Así es que donde acudamos es para resarcir nuestras necesidades pagando por ello el precio que esté marcado. Total, que nuestra desconexión es prácticamente total con la naturaleza, a menos que tengamos esos animalitos de compañía que también adquirimos como posesiones, lo cual estará justificado bien por el uso que se le pueda aprovechar o por su simbología social.

En fin, que quizá, para la mayoría de la población, sobre todo la más desconectada, ya no es necesario matar a un animal, ni siquiera para adquirir sus nutrientes o sus pieles para protegerse del frío, ni tampoco les es necesario cultivar nada ni fabricar nada, es más, la sociedad actual antepone su entorno emocional a todas estas actividades, y como desconocen el instinto de supervivencia, denuncian que todo ello se hace produciendo sufrimiento, y razonarán su pensamiento concluyendo con que todo ello se produce sin las medidas de precaución oportunas, pues se demuestra que se está dañando la salud de las personas y la del propio planeta. Se convierten en adalides de la humanidad proponiendo mejora y avance, porque su visión del mundo es más avanzada y, ciertamente, ellos tienen razón.

Tienen razón porque han aprendido que la vida es así, para ellos sus necesidades se suplen así y su mentalidad está exenta de los esfuerzos necesarios para conseguir llegar al momento en el que están, por lo que son capaces de pensar sin tantas imposiciones, aunque a la vez, ellos parten de unos avances que antes no existían y ahora pueden ser aplicados.

En realidad, son conocedores de su realidad, aunque sepan y conozcan que la leche sale de las vacas y ovejas también saben de leches vegetales, y a demás conocen el proceso de pasteurización al dedillo, y la capacidad energética y la benignidad y malignidad de ello… la cuestión es que, al final, la leche sale del cartón que se compra en la tienda o el supermercado y se adquiere con dinero, y el esfuerzo que supone es el de tener ese dinero, que, inicialmente te lo dan tus familiares y posteriormente lo consigues con tu trabajo.

Para ellos, los animales son seres sintientes, que tienen derecho al buen trato emocional y hay que aguantarlos en la mayoría de sus actitudes aunque sean molestas, aunque también saben que algunos se pueden adiestrar y usar, pero, los tienen como símbolo de su concepto, más que por el mero amor hacia el animal, al cual le vierten actitudes emocionales similares a como si fuera una persona del entorno familiar, e incluso, pueden preferirlo a otras personas, por la ligadura emocional que tengan con cada cual.

En realidad no están faltos de razón pues de esa manera los animales no segregan esas sustancias hormonales que endurecen sus carnes o perjudican a su sistema inmunitario mermándoles en su potencialidad o generando su mal comportamiento.

Esa es la situación, su mundo es así y son portadores de una mentalidad más avanzada hasta que tienen que vérselas con la realidad de buscarse las lentejas, entonces, todo lo que saben y lo que soñaban, tiene que entrar por el tamiz de la realidad económica y empiezan a darse cuenta de que la leche no sale del cartón sino del dinero, y éste no sale del bolsillo sino de quien te lo paga por hacer el trabajo que te requiera para obtener él su beneficio antes que tú, del que te da una pequeña parte, que es la que deberás usar para poder mover el brazo para adquirir bienes y servicios que te posicionarán en este entorno universal en el que te encuentras.

De ésta manera, se cierra el círculo y te conviertes en ese que antes mirabas con ojos de inocencia e ignorancia y como sin saber exáctamente ni cómo ni por qué, has llegado a ésto, y quizá, a veces añores esa facilidad vital que te proporcionaban tus familiares al darte ese dinero con el que obtenías tu bienestar mientras llegabas a tu adultez.

Sea como fuere, estás, estamos, encerrados en este círculo, y nada ni nadie se sale de ello, así que te vas implicando con tus estudios, tus relaciones sociales, tus entornos grupales afines, etc. y tras ello, ocuparás ese puesto que la sociedad te tiene reservado y que tú, aún, ignoras. Con suerte, algunos de estos portadores de ideas, serán capaces de ir proponiendo sus conceptos y ser medidos desde ese mismo tamiz con el fin de generar un paso más en el sentido de avance y así proponer adaptaciones evolutivas a la sociedad sobre los retos que le suponga el momento histórico.

Esta sociedad, en parte separada de la naturaleza, gracias a la inventiva y la energía de la juventud, va adaptándose en el siempre complicado binomio rentabilidad - apuesta de futuro ahondando en las necesidades nuevas que van surgiendo, y quizá, se ahonde más en esa separación con la naturaleza creando un mundo más tecnificado. Dicho mundo, que es en el que estamos, atiende a sus propios retos, a los cuales intentará proponerles soluciones tecnológicas allá donde sea necesario y siempre con el fin de la rentabilidad económica, de manera que cualquier ser humano es capaz de entender que es eso lo que él mismo busca para su vida, ya que los avances sólo sirven para eliminar trabajos para obtener el beneficio deseado. Como ejemplo, el café de la mañana, ya no tienes que tener la plantación, sino que ahora programas la cafetera para al levantarte lo tengas a la solicitud de tu mano.

Todo ello lleva aparejado una racionalización social que visto desde el presente siempre será restrictiva, pero visto desde la esperanza es necesario, lo cual servirá de aliciente para la siempre controvertida política a aplicar y que dará lugar a escenarios legales que harán la sociedad del futuro. Sólo es de esperar que sea lo menos hiriente posible, pero hiriente siempre será.

Por último, hemos llegado a la separación total con la naturaleza, pues el ser humano es víctima de esas políticas que aunque a priori son para mejor, no dudan en convulsionar cuantos conceptos estén establecidos para promover conceptos nuevos que justifiquen tanto cambio. Así, los seres humanos, cuanto más ligados están a las políticas, menos libres son, pues su mente se dirige al único camino posible marcado por dichas políticas, y, además, fuera de este compendio, no hay existencia posible.

Este tipo de mundo por el que se vive, no es el estricto mundo natural, sino un mundo que tras haber superado las necesidades primarias se enfrenta a las siguientes necesidades generadas por el siguiente paso social, y tras él, otros se irán produciendo hasta conseguir la virtualización de los seres humanos en unos conceptos tan separados de la realidad que les abocará a la misma desaparición social tal y como fuera concebida.

En realidad, tal y como nos ocurre a todos, la suma de los actos que te han conducido al presente también te separan de lo que fué aquel presente cuyos pasos generaron el futuro en el que ahora estás y ya es tan inevitable como imprevisible es aquello en lo que se ha convertido el mundo, pues, aunque con la perspectiva del futuro se conocen los errores, con vista de presente, rara vez se reacciona a algo distinto que no sea la supervivencia, y ésta tendrá el signo que la virtualidad de tu mundo, le otorgue.