domingo, 13 de enero de 2019

Reflexión sobre el amor y la felicidad...



Me permito reflexionar sobre el amor y la felicidad, pues los encuentro en el mismo sitio, allí donde se ven pero nunca se consiguen, guardados en la vitrina de las concepciones particulares, donde se muestran los logros conseguidos, o metas a conseguir, pero siempre tendentes a convertirlos en meros instrumentos del hedonismo particular, aunque, en buenas personas, en una meta inalcanzable, pero que se puede conseguir sólo a pequeñas dosis, extraídas gota a gota de su pequeño frasco, administrada como una medicina etiquetada, sugestión personal.

Me permito dudar de su existencia, pues nunca nadie los obtiene, pero sin embargo todos creemos que están ahí... al alcance de la mano, ¿Cómo puede estar tan cerca y nunca conseguirse?

Me doy el derecho a renunciar a ellos, por ser falacias, ilusiones, espejismos y entelequias de expectativas, y me dirijo hacia lo que siempre me ha atraído, el hecho concreto, tal como dar sin esperar nada a cambio, o entrar, sin saber por qué, en ese contexto donde se mezclan las necesidades con las expectativas, en busca de esperanza, produciéndose en mi interior, tal incontenible aluvión hormonal, que aquello sea nombrado como, enamoramiento, o bondad, o generosidad, o ... estupidez sin recompensa,

Pero siempre rechazaré lo inalcanzable, aquello que nunca podrás conseguir, por mucho que la humanidad lo nombre como real, y me refiero a ese TODO llamado FELICIDAD, pues, a lo sumo, sólo podré adquirir pequeñas dosis de algo similar, cuando tras ejecutar determinadas acciones, me produzcan ciertas placenteras sensaciones, y tras ello devenga un sentimiento de goce o de bien estar, o de alegría vital, pero nunca seré tan ingenuo ni presuntuoso de asociarlo a la FELICIDAD, porque, sencillamente, sólo existe como sugestión personal, y ello duele más, cuando no la tienes contigo.

3 comentarios:

  1. Nos conformaremos pues con unas gotitas de felicidad

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  2. Como un gran pensador tú lansas una teoría que yo me permitiré refutarla en aras de mi mi propia experiencia y sin ánimo de modificar tus pensamientos. La felididad es real y slcanzable en su absoluto, aunque dure instantes, horas o días, ella no depende del amor, porque amor y felicidad son ambos caminos paralelos que si surgen en un mismo instante se logra entonces el absoluto de ambos. Es lógico entonces comprender que tanto el amor como la felicidad dependen exclusivamente de mí lograr verlas y alcanzarlas en su plenitud. No me conformaré entonces a gotitas de felicidad, ni a la sugestión personal porque ella existe completa tal como la vivo en momentos recurrentes de mi vida

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