martes, 22 de enero de 2019

Reflexión sobre la cultura


Somos seres naturales cuya función en la vida es sentirse bien, y disponemos de recursos para conseguirlo, pues, hasta llegamos a convertir las incómodas sensaciones de la vida en satisfacción con tan sólo cambiar la perspectiva, aunque claro está, tras afrontarla de alguna manera.

Tal es así que cualquier dolor, incomodidad, contratiempo, etc., a nivel físico o emocional, es para nosotros un problema cuya solución intentaremos sea lo más satisfactoria posible, pero de no conseguirlo actuará nuestra capacidad de adaptación, gracias a la cual sacaremos algo de beneficio, y tras ello, la dosis de satisfacción que nos demandará nuestra necesidad de “sentirnos bien”.

Aunque cada cual sobrelleva su propio contexto, es cierto que en todos se sonríe, se sienten placeres y dolores, existe la necesidad de resarcir las necesidades fisiológicas y emocionales, etc., es así, no solo porque todos seamos iguales, sino que cada cual lo afronta de una forma particular porque actúa la perspectiva personal.

Cierto es que, aunque no necesitamos a nadie para aprender de la vida, la sociedad en la que vivimos nos inculca formas y maneras de conseguirlo, tal es así, que uno es en gran medida ese aprendizaje, e incluso, piensa y siente en relación a esos valores, resultando muy complicado ser distinto, y sólo se pueden aceptar otros planteamientos más que a través de la diferencia cultural.

Dicha sociedad nos influencia en aras a una uniformidad, lo cual nos hace ser en gran medida lo que somos y quienes somos, pero también que las cosas sean lo que son y como son.

En un viaje individual hacia el conocimiento, que antes o después nos sucede a todos, puede surgir que te cuestiones los valores adquiridos y te genere actitudes sociales, si llegas a suponer una amenaza al sistema implantado, bien por novedad bien por atentar contra él, quizá tengas que dar explicaciones de tus pensamientos y tendrán que superar pruebas de veracidad y utilidad que le den validez, es decir, dilucidar la lógica que hay tras ello, una vez juzgado serás adoptado por válido si aportas algo a esa cultura o rechazado por no útil porque ser, al menos, irrealizable tu planteamiento.

La sociedad establecida así se convierte en una manera de vivir y entender la vida, y de todas esas imposiciones y limitaciones, se llega a una resultante de comportamientos que da lugar a un saber especial rico en detalles a los que podemos identificar como cultura.

Bueno, pues, tan así es la cultura, que, puedo afirmar que sirve de memoria ante la vida, digamos que se ha llegado a ese resultado tras procesos de veracidad y utilidad en infinidad de aspectos, con lo que se obtiene ese equilibrio en el que se encuentra la situación y tú dentro de ella.

La situación es, que es la cultura la que fija la manera de cómo sentirse bien, pero en vez de estar planteándose el tema a cada paso, ahora, para conseguirlo, sólo tienes que seguir a la cultura, es decir, aceptar sus dogmas, realizar sus obligaciones y convertirte en un seguidor de la misma, sin condiciones.

Afortunadamente, las culturas evolucionan con el paso del tiempo, y siempre de la mano de la superación de las necesidades, ya que son ellas los problemas que obligan a encontrar soluciones grupales, pues de no poder superarlas, la cultura tiende a desvanecerse desapareciendo desde su base, los seguidores, ya que son éstos quienes la mantiene viva con su seguimiento.

Cuando ésta ya no supone una garantía de sentirse bien, es cuando los individuos van buscando lejos de ella, y al encontrar una esperanza, o una realidad mejor, allí se asientan, llevando consigo su conocimiento cultural, e incluso, aportarán algo más de su propia experiencia reciente, siendo el germen de una nueva cultura, o, simplemente una evolución de ella.

Tal y como se ve, las culturas no son una solución definitiva para nadie, sino más bien representan una concreción para manejar multitud de intereses personales, con el fin de conseguir un beneficio común. Es por ello, que los individuos pierden conexión con su naturaleza, y se adhieren a las imposiciones y obligaciones culturales, con tal intensidad, que se entienden a sí mismos en relación a lo que la cultura los identifique, pues es ella quien más daño les puede hacer y con ella como mejor se pueden sentir.

Ciertamente, la cultura es el contexto inevitable en el que uno aparece en la vida, y tras ello, es el caldo de cultivo para tu crecimiento personal, y uno aprende a ser,“ello”, primero desde la familia, después el grupo y posteriormente la sociedad.

Sin entrar en comparar culturas, todas son modos de gestionar recursos a los que los individuos puedan acceder, desde la organización más básica hasta la más compleja, imponiendo a sus integrantes unos valores a seguir para unos fines alcanzar, siendo en ese contexto donde uno puede encontrar su sentirse bien, ya que fuera de ello, lo obtenido es el rechazo de su grupo y castigado con severidad suficiente como para disuadir voluntades que atentaren contra ese orden.

Así pues, la cultura, también es una legisladora, encargada de tipificar las acciones que puedan atentar contra su concepción, y condenará en consonancia al daño que puedan producir.

Por último, la cultura es la ejecutora de su orden, pues nada fuera de sí misma tiene sentido para los integrantes de ella, y así se hace sentir.

Hace ya muchos siglos que surgió la Ley humana como símbolo de cultura común, legislando de acuerdo a unos criterios igualitarios a todas las personas que las englobe.

Ello ha ido evolucionando para ir incluyendo facetas culturales locales, científicas, etc. En realidad, no para de adaptarse al momento histórico con la promulgación de leyes cuyo fin es la de ir afinando el intrincado saber del derecho, pretendiendo asegurar bases de justicia a sus ciudadanos, incluso entre las otras culturas sociales o locales, pues pueden someterse a ella porque se les reconoce acotadas a sus afinidades, así que siempre están a un nivel inferior de la verdadera cultura que rige a todos los individuos, es decir, las leyes emanadas del derecho.

Ésto hace que bajo el orden jurídico existente puedan coexistir infinidad de culturas, y subculturas, en las que las personas se reúnan de acuerdo a determinados fines, o afinidades, sin necesidad de la imposición de una uniformidad total de pensamiento autoritario.

Ciertamente, hay culturas establecidas cuyas leyes emanan de sí mismas, como lo son las religiones y las ideologías, entonces no existe el derecho como tal, sino la promulgación de leyes espirituales o ideológicas que ordenen toda relación de las personas, donde lo que prima es la uniformidad de criterios y rechaza la diversidad de acciones y pensamientos por atentar contra la estabilidad de su propio orden.

Ahora, puedo enlazar con el principio del artículo, y comprender que la persona, en cualquier cultura de la que se hable, se siente influenciada por ella, así que cada cual actuará de acuerdo y siempre con una mirada hacia lo elevado de lo conseguible, es decir, aunar el interés personal con el orden establecido.

En cualquier cultura o subcultura, los comportamientos son muy similares conceptualmente, y las motivaciones y actitudes de sus seguidores también, lo único que los diferencia es el alcance al que son capaces de llegar, pero los seguidores encuentra su bien estar.

En cualquier caso, ese bienestar se consigue tras adquirir habilidad en su aprender a estar bien con esa implícita imposición real, y la cultura consigue implantar un determinado comportamiento mediante la persuasión tanto en el pensamiento y como en el sentimiento, pues a aquellos que no son sumisos o, como mínimo, obedientes a las normas, les quedará constancia lo que pueden sufrir de no acatarlo.

Ésta sugestión es fundamental, pues sin ella, nadie obedece de manera duradera, ya que cuando se deje de actuar acabará la comunión con la idea, y, con ello, la idea misma.

Llegados a este punto, concluyo que, cualquier cultura se entiende desde la imposición y atenta contra la libertad individual, se produce en aras a la relación para conseguir finalidades para una colectividad, lo cual no siempre será apetecible por la individualidad, y es por ello que la cultura se convierte en legisladora y ejecutora para conseguir su orden, ésto implica la alienación de sus individuos ya que da una orientación muy  concreta a la libertad individual.

Nunca será reconocida dicha alienación desde la propia mentalidad, sino que es promulgada como mentalidad necesaria para ese orden común, y sus integrantes encontrarán en ello su libertad, entonces conceptos como la dignidad, la justicia, jerarquía social, etc., girarán a su alrededor y el convencimiento mayor de cada indivíduo devendrá, por un lado intentando obtener el beneficio posible y por otro intentando evitar el perjuicio probable y, en ese equilibrio… somos cultura.

Existe una tercera concepción de cultura, cuando se transmite el saber individual mediante algún medio constatable y duradero al resto de personas, bien para beneficio social o cuestionando algún aspecto de la realidad, cuya pretensión es avisar de la necesidad de cambio hacia aquello que desde la culturalidad no puede ser aplicado, pero la verdad que lleva implícita es de tal envergadura, que se vale de quien así mismo se hace permeable a ella y, a su vez es su transmisor, con los medios y capacidades de que disponga.

Por lo general, ésto es una faceta importante, pues son los llamados artistas, creativos, pensadores, inventores, profetas, iluminados, etc… en definitiva, personas inquietas, prácticas o adelantadas a su tiempo que en todas las culturas existen y tienen una repercusión profunda en la generalidad, que siempre suscitarán asombro a la colectividad pues aportan algún tipo de novedad que incidirá en su cómoda, aunque quizá inevitable, sumisión, por la presumida verdad de la que son portadores.

Sea como fuere, tenemos que alienarnos en alguna dirección, por imposición cultural, y en ello realizar nuestra vida, es decir: alimentarnos, relacionarnos y reproducirnos hasta llegar a la muerte, intentando transmitir nuestro granito de saber a quienes lo puedan aprovechar, todo ello en esa particularísima manera de conseguir el equilibrio entre el beneficio posible y el perjuicio probable cumpliendo con nuestra máxima vital de avanzar bajo la premisa de sentirse bien...

Eso, es la cultura, el saber social impuesto que te dice lo que tienes que hacer, cuándo y cómo y pagarás un precio por ello, amoldar tu libertad a ello, porque así serás alguien en esa sociedad y no un renegado social.

Aunque cueste entenderlo, es por esto que las culturas son tan variadas como llamativas, e incluso opuestas unas a otras, y, sin embargo, funcionan o han funcionado, desde las más humanitarias a las más crueles, y unas vistas desde otras, serán, cuando menos, extrañas y discutibles.

Tan sólo habrán conexiones entre ellas en el intercambio de intereses primarios, de éstos se favorecerán intercambios sociales, y serán inevitables los intercambios personales, así que de esas experiencias comunes devendrán inevitables intercambios culturales y facilitará la evolución cultural forzada que intentará acoger ambas concepciones en un nuevo orden cultural.

Éste nuevo orden es en el que aparecerá el individuo tras su nacimiento y en el que se empleará a fondo para sentirse bien hasta su muerte.

viernes, 18 de enero de 2019

Preguntas vitales




De dónde venimos y a dónde vamos, son preguntas importantes que antes o después todos nos terminamos haciendo.

Normalmente, surgen a unas edades en las que las persona somos permeables a las dudas existenciales, por lo general, aparece a los pocos años de edad hasta, quizá, la veintena. Después, nuestro ser se llena de ocupaciones, distracciones y preocupaciones, tales que sus dudas se encaminadas a responder ese tipo de cuestiones prácticas como el amor, el trabajo, la soledad, el ocio consciente o la enfermedad o las limitaciones …

Por lo general, al menos, una vez más en nuestra vida nos lo volveremos a plantear en serio, quizá asociado a alguna crisis existencial habitual, normalmente asociada a achaques de la edad, como la merma de potencialidad, aburrimiento existencial o transformación de la mentalidad.

Bueno, la cuestión es que necesitamos responderlas para ser nosotros mismos, pues, según sean ellas, así seremos. Veamos, si crees que vienes de reencarnación, vas hacia otro paso en ese sentido, si crees que hay un dios que te creó, tu vida la desenvuelves en esa dirección, si crees que eres un ser como otro cualquiera, tus planteamientos se dirigen a resarcir tus necesidades vitales para salir al paso de la vida.

En fin, que cada cual se responde a sí mismo en esas preguntas primero con lo adherido, pero puedes cambiar de respuesta cuando encuentras tu propia respuesta, es decir, cuando ese aprendizaje que lleva a tus espaldas no te satisface y tu inconformismo te mueve a responderte.

Sea como sea, aquí está mi respuesta personal, a la que he llegado después de mi experiencia vital, aunque con este paso no la doy por terminada, pero me afianzado con en este acto.

No me creas o no me escuches, pero respétame … cada cual que haga lo que quiera, yo solo respondo a mi necesidad.

No pretendo discutir ni sentar cátedra, sólo exponer mis planteamientos para que me sirvan en mi avance personal. Si a ti te sirve, me alegraré mucho de saber de nuestra afinidad.
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De dónde venimos y hacia dónde vamos, lo voy a enfocar desde el punto de vista vital.

Partimos de un nacimiento y llegaremos a un fallecimiento, entre medio se desarrolla toda una vida cuyos condicionantes son tres, nutrirse, comunicarse y reproducirse, pero realmente todo se hace para una cosa, transmitirse, es decir, lo que tú eres capaz de aportar que pueda servir en la realidad contextual, en principio sólo a ti, pero otros también aprenderán algo de la experiencia que coincida contextualmente contigo.

Ese servir, no es ser bueno o malo, es que, indefectiblemente, aportamos algo que haga seguir viviendo, bien sea que superar las dificultades te beneficia en la vida también beneficiarte sin esfuerzo de lo que sucede lo consigue. La cuestión es vivir, es decir; aprender a vivir y, lo quieras o no, transmitir tu saber a otros con los que estás repercutido recíprocamente, tras ello, quedará una evidencia de ese avance que cada cual supone en los otros, y a ésto le llamamos conocimiento.

El ser vivo, precisa seguir viviendo, lo cual consigue con sus funciones vitales, y ésto es simplemente por su origen, un ser vivo hace lo que hacen los seres vivos y entre ello está su necesidad de reproducción, proceso por el cual añade a su descendencia parte de si, su dotación vital para seguir viviendo.

En realidad, cualquier ser vivo se dedica a dos tareas en su vida, por un lado a resarcir sus necesidades vitales y por otro, acumular algo de conocimiento para transmitirlo al siguiente paso evolutivo, cosa que consigue mediante la reproducción.

Puede verse la reproducción como una forma natural de mejorarte a tí mismo mediante ese afianzamiento de conocimiento que te hace estar mejor adaptado a las condiciones ambientales, pero, sin ser tú, es como si te transformaras en otro ser que será en un elevado porcentaje tú más una pequeña dosis de conocimiento evolutivo. En nuestro caso humano, de cruces y cruces, la evolución se acelera y se distancia mucho de su origen, pero, es así que el ser vive para transformarse en algo mejor, y lo que importa no es quién es él, sino lo que consigue para que ese paso evolutivo pueda aportar algo a la especie.

Hay seres vivos que se reproducen como clones y otros que precisan de gametos para producir otro ser similar, en ambos casos, lo que persiguen es seguir viviendo, los primeros, tal cual, y los otros mediante el aporte de informaciones generadoras de un sólo ser resultante del cruce genético. En realidad cada ser es en sí un conocimiento en busca de conocimiento que le permita continuar.

Así pues, la reproducción es el garante del futuro en cualquier caso, pues cada ser es una apuesta entre lo que le viene dado y lo que dejará. Hay que tener en cuenta que la multiplicidad de seres afines también es un garante de continuidad, pues, así, el fracaso de unos cuantos no implica la desaparición de esa forma de ser. Ésto no quita que cada ser afronte su vida como la más importante, es la única a la que hay que servir, incluso la comprenden como la única en el ambiente que se vale de ello para ser ella misma, y, así debe ser porque cada uno es LA APUESTA DE FUTURO por sí misma para sí mismo.

Como experimentamos, entre los mismos seres existe una dependencia que les ayuda a vivir, pues las relaciones entre algunos es de mutua dependencia, al tratarse de alimentación o de seguridad o reproducción, etc. Realmente no hay ser totalmente independiente del resto ya que al menos, existirá otro del que se vale, y, éste de él a su vez, para vivir, generándose así entre ambos, un equilibrio natural. Tal es así como la hierba con los rumiantes, o los frugívoros, o los depredadores con sus víctimas, etc. unos de otros se valen por multitud de aptitudes y consiguen capacidades que les permiten estar mejor adaptados.

No podemos olvidarnos del orden que dentro de un mismo tipo de ser se produce, es una simbiosis vital donde unas partes se valen de otras en coordinación necesaria y mutuamente beneficiosa para vivir, sucede lo mismo que hasta aquí he descrito, y es un ejemplo completo de todo el sistema, así es como funciona todo, y eso es lo que somos, es nuestro origen y así es como funciona todo, cada ambiente con sus particularidades pero básicamente así es.

De esta manera respondo a las preguntas de quién soy y de dónde vengo y por muy inteligente que me crea, o suponga sea por mi origen humano en cuanto a su importancia, vengo del paso anterior para producir un paso posterior, y todo lo que consiga conocer será aquello que aporte a ese paso siguiente, el cual, se reconozca o no, estará siempre para ayudar a vivir cuando yo ya no esté.

Esto enlaza con la siguiente pregunta, a dónde voy, pues casi que se responde sóla ya que en esta línea de pensamiento no hay nada más importante que lo que transmites y no tanto quien lo hace, aunque resulte algo reconfortante para nuestra vanidad personal, pero no sirve para nada centrarse en ser reconocido cuando lo importante es lo que le sirva a otro ser del conocimiento que transmites.

Hay que ver, en principio simbólicamente, la reproducción como el acto entre los seres cuyo resultado es un conocimiento, pues éste siempre será útil de una u otra manera. Esa relación, incluso entre las partes de un mismo ser, arroja un resultado cuyo fin es la utilidad vital, otra cosa es que sea aprovechable, pero siempre arroja una solución que de poder realizarse, aporta tiempo a la vida, aunque el ser salga lesionado, lo importante es seguir.

Esta radical importancia que tiene “seguir”, viene impuesta por ese equilibrio interno, hay toda una serie de sustancias hormonales que dirigen el pensamiento, incluso alienándose en una única dirección, incluso ilógicamente, pero en los seres no vivos, esas fuerzas que los conforman actúan como lo mismo, es decir, sus dependencias innatas vitales.

Dichas dependencias, en los seres vivos, están comandadas por sustancias químicas y bioquímicas que dirigen al ser en su sentir y pensar, haciéndoles comprender el peso que cualquier situación le supone y que le representa, así que en una gran medida, somos confrontación de sustancias en busca de algo mejor, un mejor vivir.

Es curioso que no hace falta estar vivo para tener cohesión vital, pues la relación interna del átomo es la base de sí mismo, pero algo similar sucede con los seres vivos y sus fuerzas internas, por lo que concluyo que la dirección a la que vamos es la que produzca cohesión, pues, de lo contrario, esa apuesta que representamos no permanecerá en el futuro. Lo cual no es nada malo, tan sólo que la vida continuará y seremos lo que hayamos representado en nuestro momento para el paso siguiente.

La pregunta ¿Quién soy? a nivel metafísico, para mi, sólo tiene una respuesta, y es que eres un elemento de la naturaleza destinado a vivir un tiempo y a aportar algo a la naturaleza, para que ella siga viviendo.

Comprendo que es la naturaleza quien nos crea como elemento suyo para que ella siga siendo, pero, no importa que desaparezcamos pues en el mismo momento de nuestra primera repercusión natural, ya entramos en esa dinámica que la hace ser…

Considero que todo el “Tinglado social” que hemos creado es por pura dinámica natural y tiende a beneficiar a la naturaleza, pues si hay algo común en toda la historia conocida es que todo sigue su curso natural, aunque los gobiernos parecen haberse dado cuenta que sus cómodos sillones pueden empezar a incomodarles cuando la naturaleza sacuda con fuerza, bien con el cambio climático, bien con tormentas solares, volcanes, maremotos, etc…

No obstante, lo importante es tener claro quién eres y saber que cumples tu función vital, que es la de transmitir algo que beneficie a la vida, pues así la naturaleza te hará saber que lo haces bien o que, al menos estás en el buen camino, pues cuando no es así aparece la barbarie, la aniquilación, cuya función es acabar con el bárbaro ya que busca la confrontación con el entorno natural quien en su defensa puede llegar a doblegarlo o acabar con él.

Es curioso comprobar la naturaleza en el comportamiento animal, pues, cuando todo está equilibrado, todo fluye, pero cuando hay desequilíbrio, los pensamientos dirigen al ser a la fatalidad.

Quizá el único ser natural que es capaz de percibir su equilibrio o fatalidad conscientemente, es el ser humano y en su mano está actuar en pro del equilibrio porque conscientemente percibe las consecuencias de su fatalidad.

domingo, 13 de enero de 2019

Reflexión sobre el amor y la felicidad...



Me permito reflexionar sobre el amor y la felicidad, pues los encuentro en el mismo sitio, allí donde se ven pero nunca se consiguen, guardados en la vitrina de las concepciones particulares, donde se muestran los logros conseguidos, o metas a conseguir, pero siempre tendentes a convertirlos en meros instrumentos del hedonismo particular, aunque, en buenas personas, en una meta inalcanzable, pero que se puede conseguir sólo a pequeñas dosis, extraídas gota a gota de su pequeño frasco, administrada como una medicina etiquetada, sugestión personal.

Me permito dudar de su existencia, pues nunca nadie los obtiene, pero sin embargo todos creemos que están ahí... al alcance de la mano, ¿Cómo puede estar tan cerca y nunca conseguirse?

Me doy el derecho a renunciar a ellos, por ser falacias, ilusiones, espejismos y entelequias de expectativas, y me dirijo hacia lo que siempre me ha atraído, el hecho concreto, tal como dar sin esperar nada a cambio, o entrar, sin saber por qué, en ese contexto donde se mezclan las necesidades con las expectativas, en busca de esperanza, produciéndose en mi interior, tal incontenible aluvión hormonal, que aquello sea nombrado como, enamoramiento, o bondad, o generosidad, o ... estupidez sin recompensa,

Pero siempre rechazaré lo inalcanzable, aquello que nunca podrás conseguir, por mucho que la humanidad lo nombre como real, y me refiero a ese TODO llamado FELICIDAD, pues, a lo sumo, sólo podré adquirir pequeñas dosis de algo similar, cuando tras ejecutar determinadas acciones, me produzcan ciertas placenteras sensaciones, y tras ello devenga un sentimiento de goce o de bien estar, o de alegría vital, pero nunca seré tan ingenuo ni presuntuoso de asociarlo a la FELICIDAD, porque, sencillamente, sólo existe como sugestión personal, y ello duele más, cuando no la tienes contigo.