miércoles, 26 de septiembre de 2018

¿Violencia de género?

Esta mañana, con la terrible noticia de las muertes por causa de la llamada violencia de género, no sólo nos horrorizamos ante tal barbarie, sino que dió lugar a cierta polémica entre nosotros, que somos partidarios y partidarias de la paz y la concordia, el respeto mutuo y la igualdad para todos y todas.

La cuestión es que tal y como los noticiarios escupen las noticias, somos los hombres unos potenciales dementes, pues tal es el porcentaje de casos que se contabilizan que hacen caer en el simplismo de que es el hombre, y sólo él es, al que de buenas a primeras le da por ser así.

Qué duda cabe de que la mujer, por contra, no sólo no hace nada, sino que es ella quien se rebela contra esta situación, siendo el hombre quien no soporta su desplante y hace uso de esa macabra característica que lleva impreso, tal es así que a nadie le pasa por la cabeza otras cuestiones desencadenantes de tales situaciones.

Bueno, por mi parte me he posicionado en la cuestión de que sería muy necesario que existiera un debate abierto en la sociedad sobre cómo se comportan hombres y mujeres, sobre qué comportamientos alientan esas circunstancias y sobre qué es lo que hay que hacer para escapar y/o ponerse a salvo de esas situaciones.

Pero, también he puntualizado que es un error echar la culpa de todo al hombre, por mucho que copen las estadísticas, pues, quien hace eso, sea hombre o mujer, no está bien de la cabeza, es decir, no es común ir matratando ni nadie mata por matar, sino que más bien es cosa de estados mentales que si son detectadas a tiempo, sirven como mecanismo principal en la defensa personal.

Obviamente, he puntualizado que la maldad existe, que no podemos creer en un mundo sin ella, y que lo fatal es encontrarse con una persona así en tu vida, pero no podemos creer que adhiriéndose a ella la vida va a ser mejor, porque en realidad o es que compartimos esa característica o adoptamos un comportamiento que es un mecanismo de defensa para que no recaiga en nosotros pero, en ambos casos, lo alienta.

Independientemente de la conversación que se produjera en el ambiente en el que estábamos de camino al inicio del día de cuantos estábamos allí, lo que se ha producido es una violencia sonora y afectiva que ha ido en aumento pues es normal, amistosamente, que cuando uno ve las cosas tan claras, cualquier consideración sea rechazada a menos que sea para dar la razón, y se utilizan ironías y sarcasmos que menoscaban lo contrario.

La cosa es que, esa misma violencia nuestra la he he expuesto y la he intentado trasponer a esas familias o relaciones, pues en ellas se dará también una situación que desemboque en ella, pero, fatalmente alimentado desde la alienación de la víctima, siendo más notorio cuando la violencia es física.

Por todos es conocido que las mujeres actúan de una manera distinta a la de los hombres, y sin usar de violencias físicas usan de violencias afectivas tendentes a erosionar la autoestima del contrario, que, pueden potenciar la situación tóxica, pero, qué duda cabe que cualquier persona sobre la que recaiga la violencia extrema nunca se la merece, y, en esas situaciones, como es el enconamiento en una separación de pareja, o el mismo mecanismo de defensa, hace que todo se acelere y todo converge en más violencia por ambos lados.

Por último, cabe destacar que no es cuestión de tantos por ciento de casos, es cosa de personas, y si se dan casos en ambos sexos, es que tanto uno como otro está muy capacitado a hacer ese tipo de cosas, y, tan sólo la educación y el conocimiento será capaz de reducir esas cifras que nunca debieron existir, pues tanto la mujer es persona como el hombre, y uno nunca debiera tener poder sobre el otro.

Por último, yo mismo he conocido a personas (hombres y mujeres) que han sido verdugos y víctimas, bien por causa de su divorcio, bien por causa de la degradación de su relación, algunas aún están en esa situación y lo hacen por causas que para ellos está justificada, pero llegados a cierto punto, hay que reconocer que hasta que no han puesto tierra de por medio no han dejado de hacerse daño mutuo, e, incluso, después hay un periodo de tiempo de adaptación que cada cual ha de superar y, entonces, pueden rehacer su vida, pero, ante todo hay que comprender que hay que ser muy firmes en las decisiones tomadas.

Tan sólo son unas reflexiones que he querido compartir sobre este problema que en todos los países sucede y las culturas modernas parecen no atajar, pero, al igual que aunque en España la mayoría de la población de presos es masculina, y no por ello reducimos al sexo masculino a la delincuencia, hagamos el esfuerzo de poner en su sitio a la mal llamada “violencia de género” que sólo tiende a criminalizar al sexo masculino potenciando al femenino, lo cual es una postura interesada, cruel e injusta que obedece a cuestiones ajenas al caso, que pretenden enfrentar a los sexos.

No obstante, incluyo al filósofo ya fallecido Gustavo Bueno de quien se puede ver su exposición en youtube en el siguiente enlace, que se explica con profusión y magistral evidencia lógica, no como yo.