miércoles, 18 de julio de 2018

La selección natural, se sigue dando...

En la naturaleza, cada ser está dotado de unas capacidades para poder sobrevivir, entre ellas es la de energizarse y la de conseguirlo a través de determinados procesos concretos, tras lo cual, poder seguir con su proyecto vital innato.

Tal es así que no existe mediación de piedad alguna cuando surge la necesidad, ésta puede se de alimentarse o de reproducirse o de cualquier otra, pero su aparición impera en la intencionalidad del ser.

Al igual que las plantas absorben de la tierra la humedad y ciertos compuestos químicos disueltos a su alcance, y, además, extienden su enraizado hasta donde puedan sin limitación, y, crecen extendiéndose en tallos, ramas y follaje tanto cuanto pueden, con el fin de hacerse con la energía solar tan necesaria para sus procesos energéticos, es como percibimos que tan sólo él es lo importante en su vida, y precisa de todo ello y en la abundancia que sea capaz de alcanzar, aunque sobre, para asegurarse el poder realizar los procesos innatos que le definen y orientan toda su existencia.

También, al igual que cualquier ser con capacidad de movimiento voluntario, que con sus patas y/o alas o reptando o nadando deben realizar el mismo fin en sus vidas pero siendo ellos quienes capturen la fuente de energía y tras su digestión, energizarse para alcanzar sus innatos fines vitales.

Es en todo ello que se produce una carrera por vivir en la que el estado de salud de unos es la atracción energética de otros, ya que, bien para alimentarse, bien para relacionarse, bien para reproducirse, es que unos se sirven de otros y todo queda organizado y distribuido en un equilibrio natural donde, estar en buenas condiciones energéticas te convierte en candidato de continuidad y no estarlo en candidato de recurso energético de otros seres.

Ciertamente esto es así y no existe la piedad, ya que si eres objetivo de tus depredadores, éstos pueden empezar a devorarte incluso antes de que estés completamente muerto, pues lo importante es la alimentación, y, haciendo un silogismo, con lo que cuesta conseguirla, cuanto antes empieces a engullir, mejor, pues no sabes si podrás comer todo cuanto quisieras.

Bueno, pero no solo es la salud lo que llama la atención al depredador, sino que no la falta de atención a su presencia, cometer torpeza en el caminar o en la huida, no reconocer el peligro o adquirir un estado que no corresponda y haga cometer acciones que de no estar en ese punto no haría.

A fin de cuentas, al depredador le da igual como sea, pero, si te coge ya ha conseguido su objetivo, y en ese intercambio energético se establece la selección natural, la cuestión es que la víctima se convierte en alimento de otros, intercambio vital de energía.

En la naturaleza, que suceda ésto lo vemos tan normal, pero, el ser humano, en su concepto de sociedad - cultura, hemos creado todo un conjunto de comportamientos que ayudan a no pasar por tanta crueldad natural, así que existen infinidad comportamientos humanos que suplen los esfuerzos que si estuviéramos en la naturaleza sería de otra manera muy distinta, pues seríamos nosotros otros depredadores más del entorno.

Hemos creado educación, salud, política, deportes, ocio, trabajo, familia, amistad, modas, costumbres, industria, etc., en fin, conceptos que engloban comportamientos con fines o medios de administrar energía y normalmente lo usamos según nuestra sea nuestra situación personal, es decir dónde se encuentre nuestro ámbito de movimiento y nuestras capacidades económicas y todo ello nos convierte en seres equilibrados fuera de la naturaleza, pues, los esfuerzos por adquirir la energía no tienen nada que ver con la vía directa con la naturaleza, pues hay quienes se encargan de ello para ofrecer su producto ya normalizado y vigilado en las formas que la sociedad haya convenido.

Toda ésta situación nos hace ser seres humanos, y sin depredadores a la vista salvo algún que otro insecto chupasangre molesto en las noches de verano. Pero, esta situación nos hace creer que con mover la mano se adquieren las cosas, y en ese intercambio económico todo queda resuelto. Nuestras necesidades quedan esquematizadas en comer, hacer las necesidades excretoras, relacionarse familiarmente, laboralmente, socialmente y sexualmente sin necesidad de ir a por la descendencia, vivir todo el ocio que sea posible, trabajar porque no hay más remedio, buscar el fin que la sociedad nos imponga como “slogan” y tras morir.

Toda la línea temporal está determinada, con cierto desfase de error, pero nada preocupante porque la sociedad es como una corriente a la que antes o después te sumas a través de cualquiera de las necesidades motivadoras que sientes tener; familia, trabajo y/o implicación social, porque lo demás se paga con dinero.

Pues en este panorama, no es difícil encontrarse con personas normales que cometen errores vitales, bien por haber perdido la motivación personal, bien por haberla dirigido a algo distinto de los fines culturales establecidos, o por encontrarse en una situación precaria donde los instintos naturales emergen con fuerza y delinquiendo es como consiguen lo que otros con dinero. En cualquier caso, todo ello siempre conduce a situaciones que en la naturaleza serían de muerte inmediata, lo que sucede es que en esta sociedad, puedes ir tirando mientras haya vida pues mendigando algo recibes, tu salud por urgencias serán atendidos, dormir se puede entre cartones…

A fin de cuentas, hemos cambiado la palabra energía por dinero, así que hemos creado “otra naturaleza” sobre la real, en la que la manera de adquirir la energía se llama dinero, y tras ello, hacer toda tu proyecto vital innato, pero, sigue teniendo la misma crueldad porque el nexo entre ambas es el mismo, energía, y quien no pueda adquirir energía no podrá vivir, o vivirá con hambruna y precariedad, sometido a las inclemencias del tiempo y a la amenaza de los demás seres que les rodeen, debilitándose cada día más hasta llegar a su fin, pero aquí hay mayor crueldad, pues en este contexto el único animal que hay a tu alrededor, siempre que estés en entorno social, es otro ser humano, así que es el propio ser humano que devora a otro como él. El dinero, ese que te facilita la vida, genera crueldad y canibalismo económico.

Ésto es una manera de ver que la selección natural se está dando a este nivel, pero, como sucede con el medio natural, aunque uno tenga dinero de sobra, sólo con cometer un error grave, te puede conducir a la muerte, bien por causa de desplazamientos, por causa de exceso de ocio, por accidente inesperado o por causa de salud sobrevenida… en fin, que nada de ese dinero te sirve de nada, salvo para que tus descendientes paguen a otros lo que haya que hacer con tu cuerpo y darte respetuosa sepultura, pero todo sigue adelante, pues en ese intercambio económico que generaste en vida contribuyó a que todo “rulara” de acuerdo con el grado de implicación en la crueldad del momento, como sucede en el nivel de la naturaleza.

Lo único que falta es que esa Naturaleza.2 en la que estamos reconociera el derecho sin ambages a la vida humana con todo lo que ello conlleve, de manera que ese dinero que se “gasta” en otros recursos, por lo general corruptos, se invirtiera primero en los mismos ciudadanos, abaratando la vida hacia un mínimo tal que nadie muriera nunca por falta de dinero, porque si algo percibimos es que el mundo es un juego de la bolsa continuo donde muy pocos nadan en la abundancia y una inmensidad de humanos están en peligro de muerte por falta de un mínimo que no rasgaría apenas esas bolsas.

¿Pasará alguna vez que el ser humano se de cuenta de esto?

No hay comentarios:

Publicar un comentario