domingo, 11 de junio de 2017

Así es...

Cualquier ser vivo deambula por su contexto durante toda su vida, intentando dar cumplimiento a sus constantes tendencias, y como si de un autómata se tratara, cumple con sus líneas programadas, pues son ellas quienes le marcan lo que hay que hacer en casi cualquier momento, ahora bien, como la realidad es cambiante, en su propio código existe un hueco a la posibilidad de cambio por medio de la experiencia recurrente, dicha realidad se produce de la misma manera que deja una masa de agua fosilizado su lecho, así que termina aportando dichas variaciones en su código, y lo más importante, podrá transmitirlo, lo cual repercutirá en quien recaiga dotándole de una mejor preparación para enfrentarse a ese contexto, al disponer de este aporte como herramienta útil en su vida, que, a su vez, también intentará dar cumplimiento a sus constantes tendencias de manera análoga.

Antes de que ello suceda de manera tan indeleble, acaece el aprendizaje conductual, lo cual no es más que un recordar situaciones en aras a su resolución, y tras haberlo repetido con recurrencia, permanecer como una variable que se repite muy frecuentemente, convirtiéndose en una nueva constante de esa realidad, que para que permanezca como tal, deberá incidir en su comportamiento a través del pensamiento.

Negociación, sentimiento y transmisión, son las tres actividades que a cualquier ser vivo nos ocupa todo el día, y si alguno de ellos falta, la vida se vuelve algo deprimente, así que en cualquier situación no podemos dejar de apuntar, cuan sabueso de caza, hacia la pieza que ha de ser acometida, bien con estrategia, bien con acercamiento afectivo o bien por cuestión de transmisión futura, aunque lo normal es que coexistan en alguna dosis en cada acción, sólo que no a partes iguales, pues la finalidad es, y será siempre, salir airoso de la misma.

A estas tres se reducen esencialmente las acciones, y en ellas se basan las características de cada cual, pues en algunos predominará un aspecto más que en otro, pero, claro está, la experiencia vital les aportará un conocimiento que a priori no tienen.

Política, o negociación o estrategia es lo que hace que un ser se asocie a otros, de la misma especie o de otras, con el fin de conseguir un intercambio de intereses, y de ello, ambas partes salir, de alguna manera, beneficiadas para el desenvolvimiento habitual de las vidas conjuntas en los aspectos convenidos. Hablamos de obediencia, de normas, de intercambios interesados, de moral, de leyes, en definitiva, de comportamientos reconocidos y aprobados que someten a los implicados a un contexto particular, incluso que modifica el devenir natural.

Afecto, sentimiento, necesidades… son la parte de los seres que, obedeciendo a ese conocimiento innato del que están dotados, es capaz de anticiparse a situaciones que pondrían en riesgo o peligro a la individualidad. Dicho conocimiento se presupone mediante dos vías, por un lado el instintivo y por el otro el adquirido, donde interviene el proceso del pensamiento.

Ambas tienen en común de requerir de la facultad de almacenar en una memoria, por un lado las situaciones que han de ser reconocidas, y en otra memoria el comportamiento asociado a ello.

En el caso del comportamiento instintivo, ambas han sido procesadas y almacenadas bien en su genética, y en el caso del comportamiento aprendido, a través del pensamiento.

 En cualquier caso, de ello se genera un movimiento que será considerado como el más oportuno, bien sea por ser el primero en dar un resultado, o, por ser estimado como más favorecedor de entre los que conozca, y siempre con el fin de intentar terminar con algún grado de bienestar.

Con los sentimientos estamos hablando de que a través de ellos se percibe cómo es la realidad, de cómo hay que defenderse de ella, y de que se hace satisfaciendo necesidades que se perciben como una especie de dolencias, incomodidades, dependencias, etcétera, en mayor o menor intensidad, de cuya satisfacción depende la integridad del individuo.

 Por último, el sexo, la reproducción o la transmisión, son las actuaciones necesarias para que la información de la que dispone el ser, pueda serle útil a otros , bien por medios automáticos a través de la genética o bien por los emanados de la experiencia como aprendizaje cognitivo, a fin de que el ser venidero pueda desempeñar un papel más protegido por éste conocimiento en el contexto en el que ha de desenvolverse.

Ésto no implica que dicho conocimiento sea eterno ni que sirva en cualquier contexto, e incluso que le sea de verdadera utilidad en el presente, sino que es transmitido a un nuevo ser que del precedente tendrá alguna repercusión futura. Qué duda cabe que, el individuo que adquiere ese conocimiento lo utilizará y comprobará su utilidad, pero su misión quedará impresa en las acciones que otros sean capaces de reproducir mediante la transmisión, y así, beneficia a un número mayor de seres en esos contextos.

Digamos que estas tres características no son ni elegibles ni seleccionables ni apetecidas ni controlables,  sino que, en el proceso natural, actúan por sí solas, ya que están implicadas en el comportamiento de los seres hasta el punto de que ellos son así porque tienen esas características en esas proporciones, gracias a lo cual,  existirán similitudes en todos los comportamientos de los seres naturales, aunque sean de especies distintas, y además, ninguno puede hacer otra cosa distinta de la natural.

Si nos fijamos en una invasión de bacterias o virus, veremos que su misión es alimentarse, crecer y multiplicarse por todo el individuo en el que están, pues encuentran allí el sustento necesario para hacerlo, y, a poco que quede suplida su necesidad de alimento, su política es ser en el mayor número posible sin importar para nada el futuro, de forma que incluso no saben de vida ni muerte, sólo saben ser ellos mismos, y eso es lo que hacen y harán siempre. Tras millones de reproducciones en ese contexto, se producirán las modificaciones naturales, individuo a individuo, que dicho contexto les imprima antes de que llegue el momento en el que el anfitrión fallezca por no poder soportar dicha invasión, y tras ello los invasores también perezcan al no tener sustento, pero, huésped y anfitrión habrán cumplido con todas sus premisas y finalidades, lo que suceda después no importa porque el hecho natural no les ha dotado de previsión futura más allá de su posible adaptación al medio.

Tal es así que hay especies que conviven en equilibrio unas con otras, valiéndose unas de otras mientras obedezcan unos límites naturales que les permitan permanecer, lo cual es puesto constantemente a prueba y transmitido a su descendencia con el fin de que dichos pactos estén actualizados en ellos, e incluso mejorados según la experiencia de sus progenitores.

También hay seres que aprenden a rehacerse después de una devastación, resurgiendo de una sequía, de un incendio o una inundación, etcétera. También los hay que al no tener competidor tienden a ser una gigantesca versión de sí mismos, de manera que para subsistir se ponen a sí mismos en peligro por la cantidad de condicionantes que precisan para permanecer, o, por contra, los hay tan pequeños y solitarios que parece increíble que no desaparezcan.

Siempre existen esos dos tipos de conocimientos y en ningún caso son conscientes del mal o del bien que están realizando, sino que en el conjunto de equilibrios entre especies se establece su sostenibilidad. Para ellos, lo único que existe son ellos en cada individualidad, y usan de su entorno sin cuidado ni mayor compromiso que el innato o aprendido para su beneficio natural, bien sea construyendo embalses, o almacenando comida, o matando instintivamente incluso sin hambre, o destrozando el mismo medio del que se nutren y en el que se desarrollan, etcétera.

La conjunción de estos conocimientos dan lugar a lo que conocemos de la naturaleza viva en variedad y cantidad, e incluso pasada o en la que podemos imaginar que será en el futuro.

En definitiva, siempre hay un aprendizaje tácito (pensamiento) y otro implícito (genética), cuya finalidad es continuar existiendo en el contexto en el que se encuentran, y está en constante evolución, es más, es la evolución natural necesaria para que puedan permanecer en el contexto, actualizándose a los cambios, y en todo este proceso natural, no importa la forma y estado en el que uno está ni de la que proviene, sino que uno está para que la siguiente pueda continuar, al menos, es la premisa que parece desprenderse de la naturaleza.

Bien es cierto que cada ser dispone de un tiempo de vida en la que debe desempeñar cuanto de potencial lleve, y a ello añadirle su propio granito de arena en aras a esa generación en la que repercutirá con su transmisión, pero, en el caso de desaparecer la especie y no poderse beneficiar de transmisión alguna, la naturaleza se reajusta y ese hueco lo ocuparán las transmisiones contractuales que estaban repercutidas por ella, que al desaparecer, tendrán un desarrollo como especie distinto.

Tras ello, la naturaleza continuará sin esa especie a la que había dotado de sentimientos, ternuras familiares y sociales, pasiones, necesidades, instintos, e incluso de intelectualidad reflejada en sus acciones motivadas por el pensamiento, que le hacía mirar y reconocer la belleza y la fealdad, pues, corría a esconderse ante un peligro, o era él el peligro que se agazapaba para alimentarse, y todo ello para transmitirlo a otras generaciones consiguiendo que estuvieran mejor adaptadas y pudieran vivir mejor, y por último, aquellos pactos a los que llegaba con otras especies, o incluso entre facciones de ellos mismos, que les permitía una convivencia que superaba los límites naturales de ambos…

Entonces, la naturaleza, continuará su camino, pues quizá no les dotó de capacidades suficientes de cambiar su percepción por otra que permita una mayor y mejor continuidad natural, y prescindirá de ellos sin acritud ni pesar, ya que toda ella es todo lo que de ella surge, y lo es hasta que ello mismo se aniquile.

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miércoles, 17 de mayo de 2017

Sentir

De pequeño, se me planteaba la pregunta de qué era sentir, mas luego, las subsiguientes de, por y para qué sentimos, y siempre ha sido una materia pendiente para mi. El moralismo familiar tendía a suplir mis inquietudes, pues desde la disciplina y la obediencia me animaba a mí mismo y así me encontraba incluido en determinados grupos a los que acudía, incluso me creía integrado en la opción moral y social de esa mentalidad, pues mi sumisión así me lo hacía creer.


Con el tiempo, creo haberme despojado en un porcentaje alto de dependencias culturales adquiridas, y ahora, creo poder darme una respuesta satisfactoria a estas preguntas, pero no son inmediatas, aunque creo poder concluir con esta aseveración; es la manera con que percibimos la repercusión de la realidad en uno mismo. No obstante, lo justificaré mediante abundante explicación en el transcurso de esta exposición.


Desde ese INICIO desde el que surgió todo, se suceden una serie de normalidades que hacen que cada cosa sea, y de no ser así dejarán de ser, aunque sólo sucedería en lo que son en ese punto, pues podrían pasar a ser algo distinto, ya que se transformarían en otra realidad dentro de las posibilidades.


Todos los fenómenos y las fuerzas que existen se dan en todos los elementos dentro de unos contextos, y ésto es lo que desencadena que todo exista. Cada elemento está repercutido por aquello que, a su vez, le dota de ciertas características propias, y éste conjunto es lo que le hace permanecer.


Aquello que era el inicio también estaba en un ambiente parecido, o al menos contenía a lo que después se generó, pues, todo lo que a partir de ello aparezca, adquirirá características de lo que fuera ese inicio, y es por ello que están físicamente localizados en esas dimensiones.


De todo lo que surgió desde entonces, hay elementos irreductibles, que en determinadas circunstancias, pueden relacionarse con otros y establecerse un intercambio de características particulares, de lo que surgirán consecuencias.


Por un lado pueden separarse uno de otro, aumentando la distancia entre ambos, llegando a un punto de equilibrio en el que permanezcan tal y como son sin modificaciones en sí mismos en su estabilidad, pero también podría darse el acercamiento, bien por causas propias mediante atracción mutua, o externas por imposición de circunstancias, que de persistir les podrían generar muestras de inestabilidad, que serían más notables cuanto más cerca de sus límites de resistencia al cambio se acerquen.


Tal es así que, traspasado ese punto, se pueden producir interacciones entre las características de los elementos implicados, lo cual puede generar la aparición de un nuevo equilibrio en la forma de otra concreción posible, que tendrá unas características propias que podrían ser distintas de lo que lo ha generado, ésto es así gracias a esa repercusión dentro de estas dimensiones a las que está sometida la novedad generada.


Cuando hay este tipo de cambio, también se genera una energía residual que se desprende del suceso, a modo de consecuencias inherentes, pues, lo sobrante fluye en otras direcciones, como lo hace el agua cuando desborda el límite que la contiene.


Estos residuos son partes energéticas de esas partículas que en esa situación aparecen, proceden de lo que hubiera y se han desprendido de su origen, y en el ambiente quedan ello y esa concreción que se ha producido, pudiendo aparecer como sólido, líquido, gas, o como una manifestación de temperatura, presión, fuerza, movimiento, etcétera. Pero tras ese suceso quedan dos partes diferenciadas; el resultado que ha adquirido el equilibrio y los restos, que también están en equilibrio.


Entre los elementos, sus características físicas son las que se repercuten directamente cuando están al alcance y ante cierto contexto, y ello es lo que hacen, sin más. Dichos elementos, son tan estables en sí mismos que, han de ser sometidos a magnitudes impresionantes para que se produzca un cambio en ellos o entre ellos. Conforme se van relacionando, se generan residuos y elementos, que al proceder de ello, obtienen su potencial de lo precedente y queda repartido entre lo que se genere. Ésto no puede ser sino es que cada repercusión conlleva menos capacidades de estabilidad por sí mismos, aunque en realidad, continúan poseyendo esa máxima de estabilidad que les hace perdurables en ciertas circunstancias, lo cual implica que esas circunstancias que precisan son más críticas que las precedentes.


Cada elemento, desde los primigenios hasta los generados tras cualquier repercusión posible, tan sólo se diferencian en dos cosas, por un lado por las circunstancias que necesitan para permanecer como son, y por otro en los residuos que pueden generar, ya que ambos aspectos son los que definen su estabilidad al crear lo que se concrete y que alteran las circunstancias futuras.


Hay infinidad de relaciones y combinaciones posibles entre elementos y residuos, desde la aparición de elementos básicos surgen sus combinaciones, pero en cualquiera de estos contextos sus características particulares son, en sí mismo su estabilidad, y están sometidos al devenir de las manifestaciones circundantes, contra las cuales actúan en aras a su estabilidad.


Estamos ante un ambiente donde tanto los residuos como los elementos, son estables y todo se repercute con todo, de manera que todo es en sí un residuo o elemento, según queramos fijarnos en la definida y útil concreción. Es como ir por un camino de tierra hacia una vivienda, reconocemos las piedras como residuos, y el objeto útil es el camino o el destino, pero no te golpees con una voluminosa roca, a ver si es objeto o residuo.


Al tiempo, aparecen ciertas combinaciones entre residuos y elementos tales que en sí mismos no son casi nada perdurables, y llevan impuestos unos comportamientos que les acucian cuando las circunstancias aprietan, haciéndoles sentir como necesidad que han de hacer algo para poder seguir siendo.


Dichas combinaciones son seres que sienten, entre los que nos encontramos los seres humanos, y podemos decir que hemos adquirido la capacidad de ser conscientes de nuestra inestabilidad, pues estamos muy pendientes de esas circunstancias que nos ponen en situación crítica de supervivencia y de las consecuencias posibles, pues en nosotros significa perder algo de nosotros mismos, y es en ello que sentimos si estamos bien o nos falta algo para estar bien, así que ese sentir actúa como detector de nuestra estabilidad.


Básicamente podemos afirmar que si sentimos es para seguir siendo, o al menos, captamos lo que a priori podría ser una repercusión para nosotros, y es que por ello, nos adelantamos a la posible consecuencia para nosotros, para nuestras vidas.


Este sentir no es perfecto, sino que parte de un estado previo y nos informa de la variación de ello, lo cual no es una conclusión vital a priori, pero sí es una previsión de cómo podría quedar uno.


Los sentidos no sienten lo que transmiten, pues no son ellos los que convierten su funcionamiento en sentir, sólo que como sucede con ellos, percibimos a través de ellos esas manifestaciones de energía repercusora antes de que sucedan, lo cual nos da tiempo para recapacitar en sí es conveniente un acercamiento, una huida o un permanecer.


Digamos que sentir es un mecanismo cuya función suple la estabilidad en los elementos u objetos insensibles, pues informa de las posibles repercusiones del contexto hacia nosotros, pero al mismo tiempo, es capaz de establecer una idea que predomine en cada cual, y según ello, hacer que ese ser que siente se mueva en esa dirección.


Cuando tenemos hambre, buscamos superar ese mal sentimiento como lo hemos aprendido, lo mismo sucede con todas las demás necesidades, y de no conseguirlo nos genera un malestar que nos obliga a ello, incluso transformando la percepción de los sentidos físicos mediante la exageración de lo percibido, siendo filtrada la realidad por esa necesidad acuciante. No resarcir la necesidad puede conducir a una fijación hacia ello, tras lo cual, la percepción amplía posibilidades de resarcimiento aceptando como posibles otras realidades en su entorno, es decir, nos hace sentir mal por no conseguirlo, y esta sensación mantenida en el tiempo conduce a un sentirse peor, lo cual conduce a intentar otras opciones no aprendidas y así a aumentar las posibilidades de conseguirlo, lo cual añadirá su propio conocimiento, y así seguirá siendo, pues lo importante es eso.


Por lo que se ve, sentir es también la idea que uno lleva de lo que debería ser la realidad en orden a uno mismo, pues, buscamos nuestra tranquilidad del sentir, por un lado, acallando con aprendizaje las necesidades naturales que nos generan malestar, y por otro, aportando una idea preconcebida que los reúne, y mediante una visión más amplia, intenta jerarquizar los posibles y conocidos "sentir" para darles soluciones preconcebidas, solucionándolas con el menor desgaste posible.


Así que, en realidad, el sentir es algo muy personal e individual en el sentido de esa idea, que bien puede haber sido aprendida en un contexto concreto, pues esa sabiduría recoge aquellos sentires concretos conocidos a los que uno puede estar sometido y, como compendio de costumbres y modas positivas, reunirlos en su moralidad, que será transmitida a sus congéneres, para dotarles de armas intelectuales con las que defenderse del entorno y sobrevivir lo mejor posible, a través de su cultura, pues en realidad, éstas moralidades no son más que una generalización de los sentires comunes en sus contextos; como el hambre, sed, relación social, sexual, etcétera, aunque como ya he apuntado, cada contexto lo orienta de forma concreta.


Después de ésto, sólo me cabe concluir con que sentir es captar la realidad y anticiparse hacia su repercusión, así que busquemos con nuestras acciones el mejor sentir posible, aunque la vida también nos aportará nuestro particular conocimiento que transmitiremos a cuantos podamos repercutir con ese saber.


Dicho ésto, se ve claramente que sentir es, en sí mismo, una moralidad, pues reúne la idea de cómo debería ser el futuro sobre su repercusión en uno, y ésto se afianza como saber individual, que preside las acciones individuales hacia su consecución, de una manera u otra.


Como no puede ser de otra manera, cada cual tiene su individualidad, así que cada cual percibe a las demás individualidades y las pone en relación a la suya, intentando comprender el encaje entre ellas, y de no ser posible se producirá una separación. Como es comprensible, éste encaje debe ser siempre de beneficio personal, es decir, que en algo te sientas beneficiado.


Finalmente, cada sentir te permite saber a priori si lo que está cerca te sentará bien o no, y de aquello que uno desconoce, deviene la sabiduría por experiencia.


Tras todo ello, lo que a cada cual le queda es su sentir particular que va evolucionando con el paso del tiempo, pues esa experiencia te redefine aquella moralidad inicial con la que partiste, adquirida de quienes te enseñaron en aquel contexto las cosas de la vida, pero, como el contexto es cambiante por ser la vida cambiante, las experiencias te hacen tener tu propio sentir, con el que sobrevivir buscando un sentirte bien según tus necesidades, pues, de lo contrario, muy probablemente te condujeras tú mismo, en algún momento, hacia la muerte al haber sucumbido ante cualquiera de los riesgos vitales a los que te someterás en tu vida.


Para terminar, sentir es la búsqueda de un equilibrio para seguir siendo, es decir entre ser y no ser, pues hay que seguir siendo y el ser, por sí mismo tiende a no ser, así que, ese equilibrio es lo que buscamos como respuesta, lo que sentimos de positivo es porque confiamos en ello, y como negativo porque nos conduce en su contrario, pues ya no somos esos elementos básicos con cuyas solas características ya perduran y no precisan de nada más, ni somos esa combinación de elementos básicos con cuyo movimiento atómico equilibrado, permanecen en el tiempo por sí mismos, ni las combinaciones de estas combinaciones atómicas cuya estabilidad está asegurada por los equilibrios entre sus componentes combinados... sino que somos, esas otras combinaciones cuya evolución le ha quitado casi toda su función estable, y a cambio, nos da la característica de tener que buscar esa estabilidad a cada cierto tiempo. Pero de ese tipo de combinaciones, somos los que además, sabemos que lo somos, y ello nos sitúa en el tránsito entre este mundo y el no ser el mundo, aunque, como es natural, a la naturaleza de la que dependemos, nada le preocupa, pues, si desaparecieramos, a ella le daría igual y seguiría en su dinámica infinita de creación de combinaciones posibles.

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martes, 18 de abril de 2017

Nuevo libro

1. INTRODUCCIÓN

La naturaleza, en esencia, es el contexto donde se produce la relación entre las materias que la conforma.

Dicha relación se da porque todo en ella es algo, porque cada algo repercute de alguna manera con otros, y porque cada algo es capaz de desenvolverse dentro de su contexto.

La naturaleza, es el conjunto de las manifestaciones en las que ella se puede concretar, y se da la concurrencia de que cada una de ellas son capaces de; ser, estar y existir unívocamente.

Reconocemos a la naturaleza por sus manifestaciones en el mundo físico, unas son percibidas por sentidos naturales pero otras superan sus límites, es por ello que los seres humanos hemos creado instrumentos para que lo traduzcan dentro de nuestros límites de percepción, lo cual utiliza de aparatos cuyo comportamiento es percibido por nuestros sentidos según la magnitud de aquello a lo que sea sensible, tal es así con los termómetros para la temperatura, multímetros en la electricidad, contadores Geiger con la radiactividad, los analizadores de espectro radioeléctrico para las ondas electromagnéticas, radiografías, escáneres, tag, etcétera, en fin, éstos o cualquier otros métodos por los cuales, lo aparentemente invisible o indetectable, aparezca en un nivel en el que seamos capaces de magnificarlo y cuantificarlo.

Algunas de sus manifestaciones se repercuten fríamente, es decir, no aparentan sentir, y otros aparentan un sentir, pero en ambos casos se dan los mismos elementos; al menos dos se repercuten, de ello se produce un resultado que normalmente tiende a una estabilidad.

Ahora bien, nosotros somos manifestaciones que ella ha creado y nos nombramos como seres, poseemos capacidad de percepción por unos mecanismos sensibles a los que les hemos convenido en llamar sentidos naturales.

Así es como percibimos la realidad, la información que podemos captar por ellos nos llega a nuestro centro de proceso cerebral a través del sistema nervioso, y éste nos hará tomar alguna decisión, pero lo hace ante la pérdida de estabilidad que introducen las variaciones en la realidad, es decir, lo que nos interesa es averiguar la repercusión en nosotros de esos cambios, lo cual implica que en esa estabilidad el sentido se relaja y deja de percibir. Ésto es demostrable si presionamos en un punto de nuestro cuerpo, notaremos la presión durante un tiempo pero al permanecer, dejamos de percibirlo y sólo notaremos los cambios sobre ese estado.

La percepción es la base a través de la cual se transmiten las variaciones, en relación a ello el ser tomará decisiones, éstas estarán repercutidas por un mecanismo interior que le producirá su movimiento, y éste tenderá a su estabilidad. Vemos que todo ser atiende a la realidad según su estabilidad, tal es así que lo estable es la deseable no percepción y su variación es la percepción mas un cierto aprendizaje sobre su repercusión, pero siempre están los sentidos preparados para percibir los cambios, incluso, de la no percepción, pues notar el cambio significa notar el estado desde el que se cambia.

Cuando hay percepción suele ser porque de alguna materialidad emana su repercusión, puede ser un olor, una electricidad, una temperatura, etcétera. pero esa materialidad representa la última repercusión posible en esa concreción, pues dicha corporalidad se manifiesta entre el "vacío" del que están compuestos sus átomos.

Bien, en la naturaleza hay una multiplicidad de seres naturales, distintas formas de repercutirse, y todas generan cosas y, también, otras repercusiones, pero todo cumple con esas tres palabras, pues todo; es, está y, existe, a la vez.

Todos los seres pueden relacionarse unos con otros según sus ámbitos, y a todos, esas tres palabras les dirige sus vidas, pues, en cuanto una de ellas no se de,... devendrá su desaparición.

En la naturaleza, existen tres premisas, pues sólo si; eres, estás y existes,... se concreta ella.

Inmediatamente, al hablar de naturaleza, viene a la cabeza la materia, la corporalidad, la masa,... todo lo relacionado con algo tangible, pero en realidad, el vacío también es parte de la naturaleza, pues en él, se desenvuelve la materialidad. Observemos que la cantidad de materia de un átomo es mínima en relación al vacío abarcado por las órbitas de sus electrones. Podríamos afirmar que ese vacío es la otra parte de la materialidad, y sin él no se puede dar. En el proceso de los sentidos, es decir de percibir y no percibir, tiene similitud, pues, no existe materialidad sin inmaterialidad, y todo ello son las concreciones de la naturaleza.

Qué duda cabe que cada ser está dotado de unas capacidades que le ayudarán a cumplir con esas tres palabras por sí mismo. Éstas le hacen insensible frente a cualquier manifestación natural que no sea capaz de percibir, pero es dentro de su ámbito donde la naturaleza le tiene dotado para desenvolverse.

Así que, cuando un humano analiza a otro ser humano, ocurre lo mismo como cuando un león percibe la presencia de otro león.

Es decir, en un contexto determinado aparece otro ser reconocido como similar, y ello va a generar un desenlace. Éste será de una manera u otra dependiendo de los factores que cada cual valore por la incidencia sobre su repercusión posible, lo cual está dirigido y programado en sus instintos, que a fin de cuentas organizan sus expectativas, es decir, su; ser, estar y existir.

Los seres de una misma especie se entienden entre ellos como una comparación el uno del otro y en ello se relacionan; bien en reproducción, en sociabilidad o en alimentación o en seguridad, la cuestión es que en la materialidad existe esa inmaterialidad que emana de ella y establece esas pautas de relación. Cada comportamiento individual está influenciado por el estado en el que se encuentre cada cual y es lo que desarrolla sus propias vidas instante a instante.

Los seres de especies distintas, se ven entre si según tengan de marcada instintivamente su relación, y también según aprendan de sus propias vidas sobre la repercusión posible para ellos, que de persistir en el largo plazo del tiempo, terminará por dejar una impronta, también, instintiva.

La relación entre seres de ámbitos distintos se da por usabilidad, ya que los intercambios energéticos entre ellos marcan sus existencias.

Finalmente, cualquier cosa o ser que forme parte de ese universo, se mantendrá como tal si sigue unas mínimas reglas sin las cuales peligra su existencia.

Este peligro está siempre implícito en todo, y supone su término.

Dicha terminación individual, normalmente no implica nada drástico para ese universo, sino que su desaparición revierte en el propio universo, quien utilizando de esa misma potencialidad energética, generará aleatoriamente y sin mayor conciencia, cualquier otra repercusión entre el resto de unidades de sí mismo.

Para el ser humano, hablar de ciertos temas le supone una predisposición en su pensamiento y en su afecto, así que, advierto que hay que tener una mente abierta para comprender lo que se irá explicando, que de por sí, es bastante tedioso e intrincado, pero, simple a la vez, pues hay toda una repetición de condicionantes y procedimientos en cada paso evolutivo de la materia, que a menos que nos sintamos un elemento más del todo, no será aceptado lo aquí expuesto.

El ser humano es muy arrogante y no acepta aquello que no entre en lo que culturalmente se considere que es digno, por evidente que sea, pero, a la vez, tras derribar esa resistencia cultural, se dispone a seguir añadiendo conocimiento, convirtiendo aquello en un elemento más del conocimiento humano.

La humanidad, tiende a asignar su ignorancia a deidades, ideas globales y necesidades de orden, pues no es capaz de aceptar que todo es tan sólo una consecuencia de lo que produjera del inicio, y es cierto que cuando la humanidad acepta, aunque sea en parte esa idea, se afrontan constructivamente problemas.

Cuando no se entienden las cosas, a menudo, aparece la superstición, la imposición, el miedo , pero cuando se comprenden, aquello merecedor de tales males deja de serlo, y al menos se convierte en importante en lo suyo, y dejan de existir imposiciones ilógicas, deidades crueles e inexistentes, ni se acepta ya la imposición con el silencio de la ignorancia. Lo mismo ocurre con el momento actual de la humanidad. Estamos en un momento tan avanzado, que ninguna ideología ni religión ni movimiento convence espiritualmente a la humanidad, pero es debido a que aún arrastramos demasiado peso cultural equivocado, pues no podemos comparar todo con el ser humano, como si fuéramos el centro de todo, tenemos que aceptar que somos polvo de estrellas cuyos átomos pasarán a otro ser cuando se desprendan de nuestra corporalidad.

Todos, procuramos ser fieles al papel que decidimos adoptar en la vida, lo cual será portador de cierta tranquilidad vital, que es la resultante entre el peso de las necesidades y su resarcimiento.

Ésto es una constante universal, y remarca la necesidad de la utilización de ésta técnica en todo, es decir, para que las cosas se produzcan se necesitan de unos elementos. Si algo demuestra la evolución es que el equilibrio es lo que hace que algo permanezca, y eso en el ser humano significa poner la proporción justa a cada parte de la ecuación, para que la existencia sea lo mejor posible, es decir, su porción de materia con la de pensamiento y con la de cultura. Desde la observación se comprende que todo obedece a sus causas y se desarrolla por sus condicionantes, resultando en una consecuencia. Así es que las notas musicales forman la música, pero dependiendo de cómo se conjunten, se producirá una música u otra. Esto es extrapolable a cualquier realidad, incluso al pensamiento, a las necesidades vitales, etcétera.

Así pues, cuando la ciencia revela cómo es la realidad, cuando la filosofía revela las obviedades sin las que la realidad no existiría, y cuando la humanidad se permeabiliza al arte más allá de las imposiciones morales, entonces la humanidad avanza, ya que los objetos son mejor diseñados en favor de su usabilidad, los planteamientos son mejor comprendidos universalmente, y la sensibilidad humana aumenta en su permeabilización individual.

Éste saber se transfiere a la generalidad de los seres humanos a través de la información, y como así ha ocurrido desde el inicio, se hace cada día más inevitable no trivializarlo y aceptar que ello es lo que; hizo, hace y hará, al ser humano avanzar.

El avance es una cuestión metodológica de la mano de los tres grandes motivadores; la filosofía, la ciencia y la cultura, pues cuando se cogen de la mano, el ser humano es imparable en su avance, a menos que suceda un parón natural, como ya ha sucedido por los restos que nos llegan de pasadas civilizaciones en diferentes partes del mundo, y con concepciones culturales diversas.

Es por esto que utilizaré una voz automática para exponer la cuestión a la que me refiero, y de ésta manera quien lo reciba, no identifique este vídeo o texto con cualquier comparación con otro ser humano, pues se hace necesaria cierta separación para poder ver los límites, y en este caso, el límite es el propio ser humano.

También utilizaré imágenes y músicas para apoyar sensorialmente el mensaje, ya que los seres humanos, si algo necesitan es sentir, es decir, comprender por medio de sus sentidos, pues sólo por la lógica es insuficiente.

En el transcurso de los capítulos, iré desgranando mi concepción de lo que es la Naturaleza, y sus manifestaciones y evoluciones como lo son; el universo, las personas, animales, plantas, objetos, elementos químicos, partículas elementales y el propio inicio de cada uno, así como el inicio de este universo que contiene a todo ello.

Intentaré introducirme en todos los pasos que la naturaleza muestra a ojos de la razón y la observación arrojando otra visión, quizá no nueva, pero propia, de lo que es la realidad.

Una vez reciban el mensaje, mi misión estará cumplida, pues entonces ustedes la llevarán consigo, y podrán aceptar o no que ésta información es otro elemento más en la comprensión de la naturaleza, pero su concepto de realidad, habrá cambiado.



2. PREMISAS INICIALES

Intentaré hacer un esfuerzo de imaginación para entender el origen de este marco al que llamamos TODO.

INICIO

¿ cómo pudo haber sido ?

Digamos que no sería un ser natural, lo podemos llamar, para entendernos: ente, debido a que denominamos con este término a aquello de naturaleza desconocida pero que, es, existe, o puede existir (definición según la Real Academia Española.).

No debería moverse, ni estar sometido al tiempo y tampoco a la existencia, tampoco necesitaría nada y lo ocuparía todo en todo momento, tendría una potencialidad intrínseca, su dinámica sería permanecer así y sólo podría ser eso, Inicio.

Su potencialidad es su principal característica, y esta es la clave para entenderlo, ya que todo está contenido en ello y no hay nada fuera de ello.

Otra de las características del Inicio, es que, desde el punto de vista humano, sólo dura, en término temporal, un instante, porque después de él pasan cosas que hacen que deje de ser lo que era, y por el suceso que se produce, se divide en pedazos de sí mismo, apareciendo, hablando coloquialmente, "cosas".

Por último, la tercera característica, es el equilibrio en el que se encuentra, y que se debe a que todo aquello de lo que está compuesto le genera ese estado. Ésto no quiere decir que esté en equilibrio siempre, sino que en ese instante, que es el inicio, lo está.

Como esfuerzo imaginativo, se podría llegar a comprender que todo empezó siendo un compendio infinitesimal de estas tres características, potencia, instante, y equilibrio, y desde ahí se generó la materialización, la concreción y la temporalidad en forma de naturaleza conocida, y posiblemente, no conocida.




3. Justo después del INICIO

Bien, digamos que algo ha sucedido y es por ello que hay una explosión. Ahora, congelamos ese preciso momento.

Aparece un cambio que está provocado por alguna repercusión, y desde entonces ese todo se disgrega.

Este cambio implica dos sucesos fundamentales:
Por un lado, el todo deja de serlo, y por otro lado, sus disgregaciones aparecen como algo.

Ésto es debido a que se ha producido una repercusión, que es una influencia que le provoca cambio, y esta influencia puede deberse a uno de estos dos contextos:

1. No ha podido permanecer estable en sí mismo en las condiciones internas en las que se encuentra.
2. Ha aparecido una influencia externa que repercute en sus condiciones internas de estabilidad.

Lo que es cierto es que aparecen las disgregaciones a modo de fragmentos de ese Todo inicial, y se dan estas tres ideas:

Primera, están dotadas de potencialidades intrínsecas, segunda, que les "devienen" de una proporción del Todo, es decir, tercera, la suma de las potencialidades de los “fragmentos o disgregaciones” tiene la potencialidad del inicio.

Ahora bien, cada una de esas disgregaciones, sean cuales fueran, reúnen dos peculiaridades de su punto de partida:

1. Pueden ser contempladas individualmente como un INICIO.
2. Permanecerán como tales mientras estén en equilibrio.
3. Aparece el tiempo.

En este preciso momento, en el que hemos congelado el suceso, aparecen las repercusiones, que antes no habían como tales, sino que estaban contenidas en ese inicio. También sucede, que algo deja de ser lo que era, y produce una o varias disgregaciones que emanan de ello, por obvio que parezca, no lo podemos dejar pasar, pues con ésto tenemos definido el concepto de tiempo, que hay que entender como inicio de algo nuevo procedente de algo que deja de ser.

También es obvio que mientras se establezca un equilibrio, permanece sin cambio la disgregación, pero siempre puede producirse un cambio que le haga disgregarse, y dejar de ser, estar y existir, por lo tanto el tiempo se inicia con el cambio, y permanece en el equilibrio, pues si no hay cambio no hay tiempo, y si hay cambio hay tiempo.

Esas disgregaciones son las consecuencias de la explosión, y al aparecer en el tiempo, aparece también su existencia.

Durante ese tiempo en el que existen, se da lugar un equilibrio que los mantiene siendo como son, y sin él se produciría otro cambio, por lo cual el motivo de su concreta existencia es su equilibrio.

Ahora avancemos y dejemos que el tiempo transcurra y contemplemos la explosión y sus repercusiones.

Vemos que aparecen elementos en la escena que antes no estaban: las manifestaciones de energía, variedad de materia, el tiempo, los equilibrios, etc. Todo ello da sentido y define a ese escenario nuevo lleno de variedad, así que, esa suma de todo lo creado será semejante a su inicio, o mejor dicho, todo ese conjunto es el INICIO que se ha concretado de esa manera.

Observamos, con inquietud, las materializaciones que aparecen, porque la suma de ellas contienen todas las características iniciales, pero cada cual en su medida, o mejor dicho, cada cual con potencialidades concretas, no obstante, cada cual es como un todo, pues puede repercutir en otros pedacitos ya existentes, y generar cambios, a través de sus repercusiones mutuas.

Vemos que todo acarrea consecuencias de sí mismo, pero todo está sometido, básicamente, a las mismas premisas, ideas y características que las del inicio: Potencialidad, Instante y Equilibrio (es, está y existe) pero ya en esta concreción que es la de las cosas y que adquiere estas características; la Localización, el Tiempo y el Motivo.

Desde aquí…




4. El ACTO CREATIVO
Una vez nos hemos introducido en lo que podría haber sido ese inicio, cabe plantearse la cuestión del acto creativo en sí.

Por todo lo que conocemos de la realidad natural, es inevitable pensar que hay pasos evolutivos en la materia, y por ende, en la naturaleza, lo cual, para ser entendido, ha de ser visto por partes que intentaré desarrollar, pues aprecio varias fases:




5. Elementos

Ahora volvemos a situarnos justo después de la creación

Estamos en ese inicio, nos fijamos en que es pura potencialidad, congelamos el instante y observamos.

Aparece la materia y ahora comprendemos que proviene de ese suceso por el que se desencadenó el inicio, pero, obviamente, si aparece la materia es porque de alguna manera ya estaba. Surge como una variedad de volúmenes, masas, mezclas materiales, densidades, combinaciones entre ellas, etcétera, y observándolas detenidamente, descubrimos que existen unas concreciones básicas que se repiten en toda esa variedad, pero también se dan las que están en su estado más irreductible, y tras el estudio detallado de ellas, se llega a la conclusión de que desde ellas se da todo lo demás, así que se comprende que el resto es una posibilidad combinatoria de éstas últimas concreciones.

La materia irreductible se concreta en lo que conocemos como los elementos fundamentales de la misma, y entre ellos se diferencian por sus peculiaridades propias, pero hay una cantidad finita de elementos básicos, desde donde se crea cualquier materia.

INICIO.

Precisamente por esas peculiaridades, es que cada cual tiene una potencialidad, es decir, una capacidad de ser lo que es, lo cual es su fortaleza ante las posibles repercusiones con el ambiente, o dicho de otra manera, la resistencia al cambio de cada uno frente a las repercusiones con el ambiente, pues sin ello, sólo se generarían cosas nuevas, cuando también se dan otros estados de la mano del movimiento, como lo es la mezcla de potencialidades y materias, por un movimiento de acercamiento, pero cuando es por desplazamiento, sucede la reubicación sin pérdida de potencialidad de cada elemento implicado.

Para hacerse una idea de estas magnitudes, tan sólo hay que recapacitar en que todas las materias salieron de ese INICIO, y si las consiguiéramos reunir, el sumatorio de sus potencialidades deberá ser, como mucho, igual a la potencialidad de aquello que lo generó.

No todo lo que aparece es tangible, mesurable y concreto en sus límites como la materia, también hay que tener en cuenta algo que está, es y existe pero no es materia, y además, es donde ella permanece, pues es lo que hay entre materias. A ésta peculiaridad la llamaré pérdida o "no materia".

Ésta no es otra cosa que el espacio entre materias, incluso dentro de la materia misma existe, pues cuando se combinaron los elementos fundamentales de la misma y se concretó la materia,  también lo introdujo en su esencia, y a demás como si fuera una constante, pues por ninguna parte deja de existir, ya que donde no hay materia hay ese espacio aparentemente vacío. Es más, es en ese espacio donde se da la materia, y como si fuera como una alteración de su normalidad, de vez en cuando, aparece la materia como una especie de alteración de ese vacío o no materia, es como si la materia fuera creada por una alteración de la naturaleza del vacío o no materia, y es por ello que sólo pudiera darse ahí.

A menudo me imagino un tramo de piel sin imperfecciones, y lo observo intentando viajar en el futuro, y entonces veo que donde no habían imperfecciones aparecen arrugas, granos, coloraciones, etcétera.
Así pues, siguiendo con el símil de la piel, la pérdida o vacío hay que contemplarla como aquello que no se llega a concretar como elemento, es decir la piel misma, pero no como algo que no está o que desaparece, sino que es el ambiente en el que pueden permanecer los elementos que en ella puedan surgir. Otra analogía sería como ir caminando, en todo momento obviamos el aire, salvo que nos moleste, o repercuta en nuestra respiración, pero sin él no seríamos nosotros.

Ese aire sería, en símil, una "pérdida" o "no materia".

Universo = sumatorio de ( Elementos + pérdidas )

Sin movernos lo más mínimo de ese mismísimo instante congelado, observamos la aparición de esos elementos, y apreciamos que tienen en común tres cualidades que les dotan de su propia entidad, desde las que manejan sus potencialidades recién adquiridas. Éstas potencialidades actuarán, por un lado como guardianes de sí mismos, y por otro, como puerta de comunicación con el resto de elementos surgidos.

Todo el contenido de este universo adquiere individualidad, y lo hace porque contienen en sí mismos ciertas dinámicas, dependencias y motivaciones que les mantienen en los conceptos de existir, ser y estar.

Dichos conceptos se dan en toda la materia y la no materia, y son la característica mínima irrenunciable de todo lo creado.

Hay de común, en éstos conceptos, cierta lógica adquirida por su orígen que detallo a continuación:

Existir (potencialidad)

Todas las peculiaridades materiales y no materiales surgieron cuando, en ese INICIO,  el todo se desintegró y aparecieron en un escenario nuevo como algo real y verdadero, además están dotadas de cierta potencialidad procedente de su origen que caracteriza, individualmente, la capacidad de potencial repercusión con el ambiente en el que aparece cada peculiaridad.

Cada realidad adquiere características de ese inicio que cumplen tres razones:

1. Cada individualidad contiene cierta potencialidad emanada de su origen pero en cada concreción, ha de ser irreductible en su esencia.
2. La potencialidad es su campo de acción y actúa como línea de transmisión y repercusión. Por ello es capaz de ser identificado y de relacionarse.
3. La consecuencia última de cada individualidad con esas repercusiones posibles, es desintegrarse en sus componentes elementales, como surgió ello de ese todo del que proviene, lo cual hizo, y hará, que se creen consecuencias de él, y se repartirá en ellas su potencialidad, pudiendo aportar hacia la materia y hacia la pérdida, aunque puede darse el caso particular de que todo se aporte a la pérdida, pero nunca toda la materia existente generará otra materia, pues en cualquier cambio siempre sucederà como con su origen, que habrá un reparto de materia y energía.

Existir no se puede entender más que como la relación que hay entre la potencia adquirida y su materia, de lo contrario, nada puede tener pulsión.

Existir = Potencialidad x Materialidad



Estar (espacio, tiempo)

Al haber aparecido en este universo nuevo, las realidades adquieren una concreción local y temporal que llevan implícitas tres razones fundamentalmente, pues todas las repercusiones:

1. Aparecen en una localización geo-espacial dentro de esa pérdida o "no materia".
2. Se inicia la temporalidad de cada realidad definida mediante el proceso de pasar de "no ser" a "ser", pero tiene la premisa implícita de "dejar de ser".
3. Está abocado a la desaparición física como tal, y obviamente, también temporal, por alguna causa relacionada con su estabilidad interior, tal y como sucedió en el INICIO, pero si dicha desaparición no se concretara como otra materialidad, se añadiría a la pérdida de ese universo.

Así pues, estar es la relación de lo creado con respecto del tiempo.

Estar = Creación/tiempo

Ser (energía concreta, cambio)

En toda esta variedad de elementos, se produce la cualidad de la repercusión posible de cada uno, lo cual, como se explicaba anteriormente, es la capacidad real de repercusión de la que está dotado todo, y es lo que denominamos energía, que lleva implícita tres razones:

1. Las partículas se diferencian por su energía implícita, que les dota de potencialidad, y por ello es que adquiere su cualidad de ser.
2. Ese mundo es, en sí mismo, su límite, y es ahí donde nace y muere la capacidad propia de cada una y de sus repercusiones posibles. Podemos concretar que la energía es la potencialidad que se aplica en el tiempo, que de no ser por las limitaciones, la energía sería la potencialidad, Energía = Potencialidad x tiempo
3. Al repercutir unas concreciones con otras se producen movimientos que modifican esta cualidad, algunos de ellos pueden desembocar en cambios que supondría su desaparición, aportando entre materia y vacío en otra materialidad, o añadirse a la pérdida.

Ser es la relación de su capacidad real de repercusión (energía) con respecto a su cambio posible.

Ser = Energía x cambio
Como la Energía = Potencialidad x tiempo
Se deduce que Ser = Potencialidad x tiempo x cambio

Así pues, estas tres cualidades de ser, estar y existir, son las condiciones mínimas de cada uno de los elementos, y de ésta manera es como se genera la materia, inicialmente como parte fundamental y básica que por convenir un término, lo continuaré nombrando como "partículas elementales de materia", y todas la repercusiones que se generen contendrán, en lo que surja, a estas tres propiedades básicas.

De la interacción entre todas ellas, saldrá todo cuanto de ese inicio pueda generar en ese ambiente dominado por materia y pérdida, a la que llamamos UNIVERSO.

A continuación desgloso, con una pequeña lógica algebraica que relaciona las tres condiciones de cualquier partícula elemental, y por ende, de cualquier combinación entre ellas y el vacío:

Partícula elemental = (ser + estar + existir)
Partícula elemental = (Potencialidad x tiempo x cambio) + (Creación / tiempo) + (Potencialidad x materialidad)
Partícula elemental = potencialidad x (tiempo x cambio + materialidad) + (Creación / tiempo)
Partícula elemental - (Creación / tiempo) = potencialidad x (tiempo x cambio + materialidad)
(Partícula elemental x tiempo - Cambio) / tiempo = potencialidad x (tiempo x cambio + materialidad)
Partícula elemental x tiempo - Cambio = (potencialidad x (tiempo x cambio + materialidad)) x tiempo
Partícula elemental x tiempo = (((potencialidad x (tiempo x cambio + materialidad)) x tiempo) + Cambio
Partícula elemental = potencialidad x (tiempo x cambio + materialidad) + Cambio / tiempo

De ésto se deduce que:
Si tiempo = 0 entonces la Partícula elemental = potencialidad x materialidad, ésto nos dice que se da en su estado inicial, es decir, el momento inicial en el que confluye toda la potencialidad con la materialidad, es el INICIO estable, antes de su desestabilización.
Si tiempo = infinito entonces la Partícula elemental = potencialidad x materialidad + infinito = infinito, o lo que es igual a TODO, o lo que es lo mismo, la desestabilización que genera el inicio, que no es más que su cambio de pulsión, a partir de entonces, se generará el cambio, que está sometido a esta misma dinámica.

llegamos a la obviedad de que todo tiempo comprendido entre 0 e infinito es donde se da la creación y por lo tanto, no podemos contemplar nada sin tiempo ni materia ni energía.



6. Pérdidas

Todo aquello que rodea a la materia es el resultado de lo que no se concretó como tal en ese inicio, y lo llamaré pérdida o “no materia”.

Podemos identificarla como la aparente no existencia entre materia y materia, quizá lo llamemos vacío, nada, invisibilidad, etcétera, pero lo que nunca podremos negar es que existe, está y es, aunque no se pueda coger una porción de ello, sino que hay que contemplarla como una unidad en todo su universo, es como si todo lo que no se concretó fuera una única partícula elemental que impregna a las concreciones materiales, pues en ello se dan las características de ser, estar y existir con tanta rotundidad como con la materia.

Todo cuanto aparezca en este nuevo universo, serán concreciones del INICIO, y cuanto aparezca será una mezcolanza de lo que contuviera, así que hay que contemplar la materialidad como una anomalía de la no materialización, pues hay mucha más no materia que materia.

Todo cuanto salió de ese inicio precisa de todo el INICIO, y por ello es, está y existe la materialidad. Esas pérdidas, o no materia, actúan como medio en el que las concreciones pueden ser, estar y existir. Ésto es aquello de que la energía ni se crea ni se destruye, sólo se transforma como manifestación en el universo en el que está. Así que esas pérdidas, no se pueden concretar como materia, pero sí se puede afirmar que es "lo no concretado".

Si vemos ese universo desde la perspectiva de la no materia, podemos afirmar que:
1. Estaba en el inicio y continuará estando pues en ella se manifiesta el espacio y el tiempo.
2. Existía en el inicio y seguirá existiendo pues en él se producirá toda la potencialidad.
3. Era en el inicio y seguirá siendo pues sin ella no habrían cambios posibles.

Ese "vacío, nada, invisibilidad, etcétera" no puede ser otra cosa que la manifestación en el que todo lo proveniente de ese inicio puede, ser, estar y existir y por ello manifestarse. Digamos que ello se da antes que la materia, y ésta adquiere su significación como alteración concreta de ello.

De ésta manera se confirma la afirmación de que el universo es el conjunto de sus manifestaciones, tanto concretas como no concretas, y todas conviven juntas, de modo de que uno se da en el otro porque forman parte del universo, no pudiendo ser algo distinto de la fórmula inicial:


Universo= sumatorio de ( partículas elementales + pérdidas )



7. Universo

Por lo que fuera que produjo ese INICIO, es que desde ello el universo se manifiesta con materia y no materia, ambas entremezcladas de tal forma que una con respecto a otra es lo que tiene sentido pleno, y es a ello a lo que llamamos UNIVERSO.

Antes de ese inicio, todo estaba contenido en el mismo punto, en él se daban las mismas condiciones, cambiantes o no, pero siempre eran las mismas, lo que sucedió es que por desestabilización alcanza un estado en el que estalla. Dicha desestabilización ha de ser entre un momento infinitesimalmente pequeño y la potencia, digamos que es un punto "instante-potencia".

En todo momento, para que permanezca tal cual cualquier repercusión, ambas circunstancias deben permanecer estables, o al menos, se deben contrarrestar en sus efectos, ya que de lo contrario se producirá un cambio, y uno de ellos pudo haber sido como este INICIO que produjo ese mismo estallido.

En sí mismo, éste suceso, es una demostración de lo que denominamos pulsión, es decir, impulso o tendencia instintivos.

Dicha pulsión supone una tendencia implícita en todo que le fuerza a mantenerse, y como ocurre con lo creado, cuanto sucede desde ese momento tiene que provenir de lo que hubiera antes de ese suceso, así que esta pulsión es una característica del INICIO, y todo lo llevará implícito.

Tras ese INICIO aparece este universo en el que estamos, y da lugar a creaciones con materia y pérdidas, pero éste tiempo parte del; "no ser" lo que fuera antes de este Universo, a "ser" la concreción en éste Universo, y está sujeto a "dejar de ser" éste Universo.

Cada materia creada, al formar parte del UNIVERSO adquiere esta pulsión pero referido a sí mismo y a su procedencia, es decir; pasa de "no ser" a “ser”, y lleva implícito poder dejar de ser elemento del UNIVERSO.

Ésto del "no ser materia" a "ser materia", es uno de los estados de la pulsión de la materia creada, y el otro es el "no ser", proveniente de la pulsión del INICIO, que se acarrea en todo cuanto de él surja. Es por esto que todo tiende a desaparecer, transformarse, moverse, cambiar, etcétera, antes que a permanecer, ya que en todo se da antes el “no es”, que el “si es”, puesto que todo empieza no siendo, y lo que cuesta es ser y permanecer, pues para ello se tienen que reunir determinadas circunstancias en el tiempo.

Recurriendo al lenguaje aritmético, podríamos decir que la materia es un binomio entre lo creado del universo y el No Universo, lo que ocurre es que cada cosa creada es ese ser, o primer elemento del binomio, que a su vez, también es un binomio de sí mismo, y el segundo elemento del binomio es el del propio UNIVERSO.

En el Universo se da el binomio formado por (ser universo, no ser universo)
La Materia, por provenir del universo, adquiere el binomio [ser materia, no ser materia] pero como la materia forma parte del universo, éste binomio es sólo el primer elemento del binomio de universo, y se completa con el segundo elemento que es, no ser universo.
De ésto se desprende que la primera parte del binomio Universo es ser universo, que es [ser materia, no ser materia] y el binomio completo desde la perspectiva del UNIVERSO es:

([ser materia, no ser materia]), (No ser universo)

Como se ve, cada cosa que hay en el universo, es y no es, y tiende a no ser, es decir, tiene la pulsión de ser él mismo pero también a volver a su origen en la mayor de las manifestaciones cuando no lo sea, que no es otra que la disgregación.

De la combinación de todo ello, aparece en el universo su contenido, es decir materia, ésta adquiere una brutal pugna que le viene marcada por su potencialidad, pues en cada instante debe permanecer en equilibrio, debe mantenerse el mismo punto "instante-equilibrio", que también es adquirido desde el INICIO desde el que procede. Sucede que toda la materia y no materia cumple con ello y puede repercutirse una con otra, y cuando se produce una repercusión, desequilibra esa pujna, lo cual genera movimiento o cambio.

Se observa que dicha pugna de repercusiones se da en sus radios de acción, pues todo lo creado queda envuelto en una burbuja de fuerzas que aísla a la materia desde la que parte.

No obstante, la dinámica de todo cuanto aparece es la misma que la de ese punto INICIO, y no es otra que la de un continuo pulso entre sus tres premisas, que puede generar sólo dos estados posibles, no ser o ser.

Este universo está plagado de materia y pérdidas, y no parece que se distribuya de forma homogénea o uniforme, pero los radios de acción mutuos son los que van a acelerar la generación de lo que es, está y existe.

Éste universo, aunque no aparece de una manera pautada, si que tiene unas pautas evolutivas, pues de los elementos iniciales se van generando todo lo posterior, y éstos sin ellos, no serían posibles.

Podemos concluir que estamos en un UNIVERSO donde cada materialidad contiene a los pasos materiales anteriores, y son una combinación posible de estabilidad de la materia en su pulsión, pero que tiende a la no materialidad rodeado de pérdida o vacío.

Se parece mucho este escenario al del mundo fractal, pues en él, cada elemento es el resultado de aquello que lo crea con el aporte de algún añadido, como parece suceder en todo en cuanto observemos. Quizá, la realidad esté dominada por la fractalidad desde su inicio, y en vez de pensar en humano, deberíamos pensar en fractal. Se me ocurre que cuanto conocemos de particular ha de ser una porción, visualmente concreta, de la función fractal inicial.



8. Combinatoria

Para entendernos, estas partículas, en su caldo de cultivo que es el universo, están armadas de su propia realidad que contiene "potencialidad, instante y equilibrio", pero no pueden estar en quietud por dos razones, por un lado porque son expelidas de su origen y por otro por la pulsión propia de cada partícula.

Cada unidad, al estar sometida a tensiones interiores, irradia su propio campo de repercusión a modo de campo de fuerza, y en esta relación entre repercusiones, se inicia un nuevo proceso, que dará como resultado la combinación de los campos implicados, y puede desembocar, bien en cambio o bien en movimiento, es decir, aparición de otra realidad o un "alejamiento o acercamiento o mantenimiento equilibrado" de lo que se repercutió.

Cuando hay cambio hay que entender este proceso como tiempo, con un final (pues termina lo anterior) y un inicio (lo que se crea) individualmente, ya que se da lugar a otra concreción combinatoria de ser, estar y existir.

Qué duda cabe que toda creación  está dotada de autonomía  por su propia pulsión, pues de lo contrario no existiría, y entre las relaciones entre creaciones también debe darse esta autonomía, ésto no puede producirse si entre esas repercusiones con otras creaciones no se establece algún tipo de equilíbrio.

La característica de autonomía nos aclara una realidad ineludible del universo, y es que la pulsión intrínseca hay que entenderla, como la constante pugna entre no ser y ser, y que ésto es la mitad de la pulsión del INICIO, pues tiende al cambio.

Dicha pulsión, es lo que le hace ser en cada momento a cada individualidad, y pone en juego sus tres características vitales, es decir; ser, estar y existir, en la concreción individual de potencialidad, tiempo y espacio, lo cual actúa por un lado, como capacidad de repercusión y, por otro, de contención, lo cual es norma general de partículas o elementos de ese universo.

Cada concreción se encuentra internamente en equilibrio, ya que en cada instante las variaciones de sí misma no compromete a su esencia, más bien son esas variaciones pulsionales las que hacen que dicha materia sea así y sólo así, lo cual irradia unas líneas de repercusión externas a su materialidad mantenidas constantemente por su propia pulsión. Ésta será lo primero que choque con otras repercusiones, como si se tratara de su campo de fuerza irradiado desde su materialidad.

Esto actúa como barrera con respecto a cualquier elemento de su universo, y también, es lo primero que repercutirá con otra barrera de otra “cosa que esté por allí al alcance de una repercusión”. Ésta incidirá en su instante y tenderá a desestabilizar su potencialidad, de no conseguirlo, se generará movimiento de alejamiento o acercamiento, y mientras pueda permanecer en equilibrio no se producirá cambio, aunque sí puede haber movimiento.

Se ve claramente que la materia está protegida por la potencialidad y por ello se cumplen tres situaciones que la gobernarán;

1. Su pulsión, lo cual también es su motivación, es decir, lo que tiene que hacer para seguir siendo lo que es, o lo que podemos identificar como su necesidad vital,
2. Su estado actual, es en el que se encuentra estable gracias a que se produce su necesidad vital y que evita su estado de no ser.
3. Su procedencia, es decir, la situación desde la que ha sido creada y que le ha generado ésta necesidad.

Todas ellas serán las que definan realmente a ese ser natural, y no se puede renunciar a ello pues son imposiciones por el mero hecho de existir. Sería algo así; Parte de un origen que le conduce a un estado de equilibrio (que es su estado actual) y tiene determinada necesidad de permanecer (motivación) en todas las premisas que le hacen ser, ésto es gracias a las potencialidades que le confiere su estado actual.

ORIGEN ------> ESTADO ACTUAL ------>MOTIVACIÓN

Cada partícula contiene en sí misma las tres características adquiridas por su procedencia y serán la base fundamental de todo lo generado tras el inicio y llamamos cosa natural, es decir aquello que: es, está y existe.

Todo el universo será así en su esencia, y podemos afirmar que cada característica puede ser contemplada tanto un origen como un estado actual como una motivación, puesto que sólo así se entenderá que siempre proviene de lo que lo generó y no pueden ser obviados ninguno de estos conceptos.

Estas tres características quedan contenidas en el término energía, y es lo que le capacita para posibles combinaciones con otras partículas, dando lugar a otras posibilidades de ser, estar y existir, con otras concreciones de energía.

Ahora descongelamos el instante y observamos el acto creativo en el universo.

Una vez concretado el paso inicial de la creación, ya se han creado los elementos mínimos de la materia, con su necesidad intrínseca, su potencialidad y su instante. Así mismo, esos campos de potencialidades tienden a repercutirse unidos a la velocidad con la que son expelidos de ese momento inicial, lo cual genera interacciones entre las partículas que darán lugar a sus repercusiones. Cada una de ellas contendrá las mismas pautas vitales pero con un reparto de potencialidades. Lo que se va creando es una combinación entre las posibilidad de potencialidades, así que encontramos masas individuales de un sólo elemento y conglomerados de elementos, además de elementos básicos de materia del inicio que aún permanecen, y otras repercusiones posteriores, a demás de una ingente cantidad de vacío o no materia que lo domina todo. Ahora, se da una combinación de potencialidades (energías) en ese mundo físico en el que transcurre su tiempo, en un espacio en el que se da el equilibrio en la particular forma de combinarse que se genere.

Habrán tantas combinaciones como sean posibles, de manera que todas tendrán las características de las partículas, pero al generarse algo nuevo aparecerán potencialidades concretas propias de las combinaciones, iguales, en su esencia, a las de las partículas, pero con variaciones propias de este paso. Esto es debido al equilibrio, ya que al estar combinadas las energías, quedan limitadas por la unión entre ellas y, esa energía necesaria para su existencia, le resta potencialidades que a la vez le permiten ser y estar. (Es como un bizcocho, sus condimentos tienen unas potencialidades distintas de lo que generarán, pero al combinarlos de una manera concreta, queda limitado a ser bizcocho - aunque sobre materia prima a la que llamamos basura o suciedad).
La particularidad de este eslabón nuevo es la generación del objeto mismo, es decir, el mundo físico empieza a parecerse a lo que percibimos. Hasta ahora, el mundo de las partículas era indetectable porque no se habían combinado, era una pulsión y contenía todas esas potencialidades descritas pero no se habían dado, y ahora, los elementos que compondrán toda la naturaleza aparecen. Es decir, la motivación del eslabón anterior, “ser”, genera el poder “estar” del paso siguiente, con lo que se consigue “existir”.

Hasta ahora, que íbamos a trompicones en el tiempo según interesara para dar explicaciones, estas partículas; eran, estaban y existían por sí mismas, pero al descongelar el instante apreciamos que sus propias características concretas les permiten combinarse, puesto que ésta es su motivación.

Los objetos, o conglomerados o combinaciones de partículas, en sí mismos, alcanzan un estado de equilibrio tal que no precisan de movimientos voluntarios, puesto que la combinación que los conforma en ese estado es como consiguen permanecer, así que, toda su energía la utilizan internamente para permanecer sin necesidad de desplazamientos con otros objetos, a menos que se encuentren con otro que sí la tenga como característica de su combinación energética elemental. No es esto una necesidad vital en sí misma, sino una consecuencia de su ordenación interna, no obstante, tendrá una repercusión finita y limitada en el tiempo, como no puede ser de otra forma, ya que estas son sus potencialidades intrínsecas.

Esto nos habla de que, en este eslabón, se dan una serie de consecuencias propias de combinación de elementos, como lo son las leyes naturales a las que están sometidos y de las que no se pueden sustraer, aunque es por estas características elementales que se dan. Estas leyes no son más que una concreción del equilibrio como consecuencia de ese nuevo estado de ser.

Toda la energía de esos objetos, bien sea de un solo elemento, o por combinación de varios de ellos, estarán contenidos dentro de esas leyes, que nos hablarán de la forma de repercutirse entre ellos en orden al equilibrio que supone existir.



9. Tiempo

Ahora, el concepto tiempo adquiere su entidad, es así porque algo termina de ser lo que fuera, y por la transformación producida en el cambio, aparece un inicio en todo lo que se genere desde ello. Aunque estamos acostumbrados a creer que el tiempo es la duración en la que uno, “es, lo que es", obviamos que ese, "ser, lo que se es", es una sucesión de cambios, pues lo obviado es que "lo que sea", dejó de ser (algo), y torna en otras cosas distintas, que también tienden a no ser, pues por el concepto de binomio de pulsión, todo es finito y tiende al cambio, el primer término es el binomio de la finitud, y el segundo monomio es el de la irresistible tendencia al cambio.

Ésta es la definición y característica del tiempo, y su detonante, es que debe producirse un cambio para que aparezca.

En el caso de las partículas elementales, su tiempo se inició con el cambio que las produjo en el inicio, es decir, tras aquella primera desestabilización que desembocó en "explosión". Digamos que lo que sucedió es que lo que fuera que originó el suceso, hizo que ese algo inicial, pasara de (ser a no ser), y tras el suceso, no volvió a ser lo que era, sino que generó proyecciones de materia y no materia, por lo que dejó de ser tal como era, y en ese transcurso de (ser a no ser) transcurre una unidad, lo que es en realidad, toda su temporalidad.

Ahora bien, si algo se encuentra en esa tesitura en la que podría pasar de (ser a no ser) pero vuelve a ser lo mismo, entonces, es porque se desacompasan el instante y la potencialidad en cada movimiento, que al no producirse en el mismo instante, sucede que o hay instante o hay potencialidad, pero de uno pasa a otro armónicamente, pues algo sucede que desfasa los dos aspectos, y es por ello que produce permanencia.

Dicha permanencia armónica es lo que denominamos equilibrio, pues ambos aspectos actúan contrarrestándo sus efectos, haciendo que permanezca estable el objeto que cumple con esta peculiaridad. ahora bien, el motivo que desacompasa ambos aspectos es precisamente su pulsión, ya que de lo contrario, generaría un cambio, que bien podría ser otro INICIO.

La pulsión de las partículas marca su tiempo o permanencia, pues mientras tengan su pulsión particular seguirán existiendo.

Como ejemplo en la vida cotidiana podemos encontrar el momento de la concepción, en él han de darse unas característica muy concretas (pero dentro de cierta tolerancia) sin las cuales se produce, pero hay muchos ejemplos en la vida real que avalan esta idea, pues, casi todo está dotado de (ser y no ser) y en cuanto se desacompasa entonces se produce un cambio, por ejemplo el corazón animal, sin esa  armonía en su funcionamiento, no

Ahora bien, dicha potencialidad se manifiesta mediante su capacidad energética de ser, que emana como un campo de "fuerza" desde su materialidad, y es desde ese suceso desde el que se repercutirán las unas con otras.

También sucede que todo está en movimiento y están implícitos tres movimientos, el primero es la expulsión desde su origen, el implícito al movimiento por el cambio inicial, el segundo es el de las repercusiones entre las partículas elementales, y el tercero es el de sí mismo, es decir, el de los propios elementos de los que está compuesto, (átomos, electrones, etcétera.)

Para que cada elemento material permanezca, ha de verse en relación a sus desafiantes equilibrios entre todas las interacciones que lo alcancen, dando como resultado un mundo material tendente al mismo.

Así que lo que llamamos objeto, es una combinación estable de mayor o menor cantidad de materia. La materia está conformada por estructuras estables llamadas átomos, sólos o anidados. Los átomos son unidades mínimas de materia concreta compuesta por un núcleo y electrones que orbitan alrededor de él, a su vez ese núcleo está formado por otras partículas menores unidas nuclearmente, etcétera … y todo ello está nadando en esa nada que lo envuelve todo.

Aparentemente, desde la percepción de un observador, el objeto puede estar en quietud, pero en su interior el movimiento no cesa, pues los electrones giran en órbitas a su centro nuclear, en un movimiento continuo que le hace ser. Nos fijamos en una convención universal, y es la de que el átomo es la cantidad mínima de materia que podemos denominar como objeto.

La existencia ya tiene sentido, gracias a esas transformaciones inevitables de geo-posición estables de los electrones sin las que nada puede existir, y no hay mayor necesidad que la de cumplir con ello, pues de lo contrario se produce un cambio, así es que el tiempo puede medirse en cuanto a que se dan estos cambios.

Entonces, el INICIO, en ese instante en el que cada partícula comienza a buscar su equilibrio, genera el tiempo, y continuará mientras se cumpla su premisa de equilibrio, éste actuará como si fuera un constante pasar de "no ser" a "si ser".  Esta pauta hay que entenderla como su tiempo vital, es decir, es un movimiento que mientras se produzca le permitirá ser. Qué duda cabe que éste equilibrio es su verdadera pulsión vital, como si se tratase de una constante de conservación de movimiento de cada partícula (o cosa creada).

Sucede en la realidad cotidiana, que cada desestabilización de un elemento produce cambio, éste genera algo nuevo y también lleva implícita esta dinámica. La razón fundamental de la existencia, que es su pulsión, es el propio existir, tal y como ocurría antes del INICIO, pero en el universo ya nada es una gran potencialidad que permanece infinitamente sin principio ni fin, y es pues, necesario que se den sus premisas para que, con su dinámica, pueda mantener la existencia.



10. Cadena de Dependencias

La diferencia entre el inicio y lo generado, es que lo segundo está más limitado al ser una combinación de elementos de su origen, lo cual le dota de cierta potencialidad, (ésta es una de sus características irrenunciables).

Como estamos viendo, el inicio se desintegra transformándose en sus partes y desaparece como tal, todo ese universo nuevo, proviene de ello, ahora bien, una vez que existe todo ello, comprendemos que "inicio" está en ellas en la proporción a esas cualidades que de él contengan, es decir su potencialidad.

Comprobamos que cada elemento de éste universo, gracias a las repercusiones posibles puede generar cambios, y lo que se derive de ello también mantienen esta pauta, pues el elemento o elementos resultantes adquieren potencialidades, y por ende, la pulsión es la de su origen, como cabía esperar. Ya no se ha producido una desintegración de todo para crear, sino que es sobre unos elementos concretos donde se producen ese cambio, y da lugar a ciertas individualidades combinatorias, por lo que ese inicio nuevo lo es en esas individualidades.

Éste ya no es tan desintegrador como el INICIO primero, pero lo que transmite es que cada consecuencia contiene esta potencialidad individual, y dependiente de potencialidad procedente de su inicio.

Podemos ver esta característica como una cadena de transmisión. Cada inicio nuevo se integra en sus consecuencias, pero ellas se quedan parte de su potencialidad, así que cada cosa generada, adquiere esta característica a modo de cadena de dependencias con los inicios anteriores. Es decir, una “cosa” ahora contiene algo de potencialidad de su origen, cuya potencialidad la adquirió de la que proviene, y así hasta el inicio primigenio.

Como vemos, cuanto se genere depende de lo que lo generó, pero cada cosa generada sólo contiene una fracción de esa potencialidad, por contra aumenta en complejidad y parece que hay cierta proporción a la pérdida de la misma, es decir, en el primer paso fueron las partículas que son pulsiones de materia infinitesimalmente escasa, pero que contienen una enorme potencialidad, del encuentro y repercusión entre ellas se dan los primeros elementos básicos resultantes de su combinación, éstos, ya contienen varias partículas cuya potencialidad es algo menor que la de ellas solas. De la repercusión entre estos elementos básicos, aparecen los primeros elementos químicos, que contienen una mayor complejidad y menor potencialidad, de sus repercusiones aparecen acumulaciones masivas de ellos, y otras combinaciones entre átomos compatibles, lo cual da lugar a los objetos, en fin, que hasta ahora, conforme se generan cosas ganan en dependencias y complejidades.

Quizá pueda desprenderse la idea de que ese inicio es como una constante que se reparte en dos en cada cosa generada, por un lado su potencialidad y por otro su complejidad, y la suma de todas las cosas generadas (incluidas las pérdidas) son ese INICIO, con lo cual, cada cosa no hace más que ser destellos de la enormidad de la potencialidad inicial.

Se cumple la relación de que el inicio = potencialidad dividido por complejidad

En fin, parece que por combinación de elementos, se comprende que se produce una evolución de los inicios, pues por las repercusiones que van apareciendo se va perdiendo esencialidad en los elementos generados, debido a que pierden potencialidad en aras a ganar en complejidad. Podríamos llamar a ésto como principio de conservación de la dinámica inicial.

Digamos que es como el ejemplo del bizcocho, las materias primas lo conforman, pero, se concreta en lo que es, y no puede ser bizcocho sin sus elementos formantes.

Éste bizcocho adquiere su significación propia de esa combinación, pero, ya no es tan amplia como la de cada elemento por separado.

En la vida real, el bizcocho se percibe a distancia, lo cual parece significativo, pues indica que cada elemento lleva aparejado una barrera de repercusión alejada de su propia materialidad, lo cual evidencia que no es necesario que las materias se toquen físicamente para empezar a repercutirse, sino que, es que a cierta distancia entre las materias, que ya empiezan a “notarse”, como si fuera un radio vector desde su exterior hacia su centro de masa. Digamos que existe un “campo de repercusión inmaterial”.

Ahora bien, alejando al ser humano del bizcocho, también sucede que conforme pierden potencialidad los elementos, para algunas combinaciones, éste campo de repercusión se reduce, y queda mucho más cercano a la propia materialidad, permitiendo que entre ellos, la distancia de repercusión sea muy corta, y su potencialidad sea casi comparable a la magnitud de su materialidad física.

Precisamente esas líneas vectores, o barrera de repercusión, nunca deja de existir porque es característica propia del inicio, y la materia tan sólo va a ser capaz de repercutirse en esas potencialidades energéticas, de forma que hay posibilidad de combinación es en esas líneas, y será cuando dará como resultado un objeto combinado, pero en su interior seguirá teniendo los mismos elementos esenciales, sólo que dispuestos de la manera que le permitan ese equilibrio.

Así que, en el universo todo está rodeado por su barrera, e impide que su materialidad quede desprotegida. El contacto entre materias es inexistente, y cuando vemos algo junto es porque atómicamente están atraídos, pero nunca llegan a tocarse en su materialidad.

Al ser esas líneas vectores, la repercusión posible de cada cosa generada con otras, podemos decir que también estamos hablando de su garante de equilibrio, pues ello no es más que el diálogo constante entre necesidades para permanecer en cada particularidad, es decir, esta es una barrera multidimensional de repercusión a modo de resultante de energía, así que no descubro nada nuevo, tan sólo enfatiza la circunstancia vital de que cada elemento generado sólo puede darse en equilibrio, y ésto es irrenunciable, por lo tanto, pertenece como característica intrínseca al inicio y se proyecta en sus generaciones en ese marco universal, convirtiéndose en un parámetro del mismo.

Así que ésta característica de la cadena de dependencias es importante, pues se da en todo desde el primer inicio, y alude a él en cada particularidad de este universo.

Por ahora ya habían dos principios de conservación que se cumplen en todo ese universo en relación con su inicio, el del movimiento y el de la dinámica inicial.

Ésta tercera cadena termina de definir a ese universo.

Universo = Cadena(movimiento con dinámica inicial con dependencias)
Para terminar con la cadena de dependencias debemos intentar imaginar ese momento en el que se desestabiliza ese punto desde el que surgió el universo.

Debemos asimilar que se da una explosión causada por la ruptura de su pulsión, y ésta ha debido ser originada por la incesante pugna por mantenerse. De esa ruptura, acaece dicha explosión, y de ahí, cuanto fuera ese punto se concretará en su universo, es decir, las materias y la no materia. Todo ello saldrá expulsada de su origen y conforme pasa el tiempo, y se distancian las “cosas” físicamente ante tan colosales magnitudes, la materia se va combinando pues sólo de esa manera cumple con su propia pulsión heredada, desde entonces, cualquier cosa obedece a esta ley de la pulsión; el binomio pasar de no ser a ser para dejar de ser, donde la primera parte (pasar de no ser a ser) es la concreta materialidad y la segunda parte es procedente de la pulsión del INICIO.




11. Evolución consciente

Ya hemos dado dos pasos en el camino de comprender cómo es toda la naturaleza, por un lado ya tenemos un contexto en el que hay partículas elementales que siguen unas "leyes", y otro donde hay elementos químicos y sus combinaciones, que da lugar a las leyes físicas y químicas que ellos mismos crean con sus intercambios de energía, pero hay más.

En la observación de la naturaleza, no todo son objetos inanimados como átomos y partículas, sino que también nos encontramos con seres con vida propia, es decir, capaces de moverse por sí mismos para encontrar su sostén vital, ésto es así porque necesitan de determinados factores externos a sí mismos para subsistir.

Esta característica de movimiento voluntario, es un paso más en los otros dos, busca lo mismo, sólo que al tratarse de la tercera generación de “cosas” desde el inicio, es más complejo y reúne menos potencialidades.

Esa tendencia de las partículas de ser en sí mismas, pero también la de asociarse con otras y aún así encontrar el equilibrio, es decir, su pulsión, ahora alcanza el nivel de la necesidad de voluntariedad vital, pues necesita aportarse energía de forma "deliberada" periódicamente para subsistir.

Este es el caso claro de los seres unicelulares, desde los virus hasta cualquiera de ellos. Se dan unas condiciones muy particulares producidas por la combinación de los elementos que los conforman, pero funcionan según esas tres cadenas que contiene su pulsión vital. En estos casos, la pulsión se traduce en necesidad de aporte de energía del exterior para subsistir, es decir, tienden a no ser porque por sí mismos se agotan, se consumen, se conducen hacia su "muerte", pero algo interior a ellos le mueve a adquirirla, y así continuar siendo.

Ahora se da un concepto nuevo que habrá que definir: "la vida".

Sabemos que se da en toda aquella combinación de elementos en los que hay una dinámica para subsistir, debido a que sus energías son insuficientes para conseguirlo por sí mismas, lo cual le confiere una capacidad de movimientos en busca de ello. Así pues, podríamos definir primeramente a la vida, como aquella combinación de elementos, incapaz de mantenerse por sí mismos en su equilibrio, y requieren de aporte de energía externa para conseguirlo.

Esencialmente son seres estructurados, organizados y con finalidades concretas que perseguir. Son conglomerados de combinaciones de elementos, y han conseguido adquirir una configuración particular tal, que su pulsión innata les confiere una “capacidad” concreta, ésta es la de que de una manera imperartiva se ven necesitados de las repercusiones con el ambiente para poder ser, estar y existir, pues es así como adquieren nutrientes energéticos, se transmiten mediante la reproducción, y transcurren sus vidas en la repercusión crítica con el ambiente en el que están, es decir, viven.

Ésta es la forma en la que se concreta su pulsión, pues entre su propuesta vital y el resarcimiento de sus necesidades vitales, ha de producirse un equilibrio para su continuidad. Son seres dependientes del entorno donde llevan a cabo sus tres funciones básicas: relación, reproducción y alimentación, pero llevan implícita su terminación, que es temporalmente muy cercana a su inicio, y tras lo cual, pasarán a formar parte de el mismo ambiente del que se han valido.

Sucede en éstos seres vivos, que son conscientes de sus necesidades, y por ello, aunque no de forma directa, también de su temporalidad, pues en ella es donde hacen cuanto pueden en sus tres funciones, sin "miramientos”.

Estas tres repercusiones vitales de los seres vivos, no son completamente nuevas en el panorama que estamos dibujando, pues nos hablan de las tres formas posibles de relación con la energía en la naturaleza, a saber; repercutirse (relación), compartir (reproducción) y apropiarse de ella (alimentación), pues si nos fijamos, por ejemplo, un átomo es así, ya que es una continua relación entre sus elementos, que permanecen mientras no exista una influencia de repercusión que provoque un cambio, y se alimenta, o está alimentada, de sus energías que están en equilibrio y en ese estado permanecen casi indefinidamente.

Esto sólo es una concreción de una de las características fundamentales del inicio, la existencia de energía, que en el primer paso evolutivo de la materia la partícula lo es, porque involuntariamente la contiene, en el segundo paso, las partículas, por causalidad, se combinan y en cuanto a ello inevitablemente adquieren una resultante energética estable, pero en esta tercera parte sucede que tienen la necesidad de apropiarse de ella, cosa que ni el elemento ni el objeto en sí precisan para ser ellos mismos, pues en sus estados de equilibrio permanecen, pero esta falta de equilibrio existencial de este tercer paso evolutivo, es introducida en sus comportamientos como necesidad, que es transmitida de aquello que lo origina, y le dota de una dinámica concreta para llevar a cabo su pulsión, que a modo de conocimiento o consciencia implícita le es imprescindible para permanecer, y como si se tratara de eso que le falta para conseguir el equilibrio conseguido en los estados anteriores, tanto por permanecer siendo ellos mismos, como tras las repercusiones posibles, es que quedan dotados de una capacidad de aprendizaje, ésta queda contenida en un conjunto de elementos de su dinámica que dan lugar a lo que podemos llamar; pensamiento, instinto, ADN, cromosoma, neurona, etcétera, de lo que no pueden renunciar, pero que serán transmitidos de forma similar a como lo fue con él, generando consecuencias de sí mismo más estables en el entorno en el que tienen que desenvolverse.

Observamos que hay una norma que se está cumpliendo hasta ahora en la que merece la pena recapacitar.

Sucede que de la multiplicidad y multitud de seres, objetos y elementos básicos, resultados de combinaciones, variaciones, mezclas, disoluciones, etcétera, se dan concretas voluntariedades, que, a modo de comprensión humana, podemos asemejar al factor común, y ésto hace pensar que aunque hay variaciones, cada uno de ellos es una normalidad en sí misma, sólo que caracterizada particularmente, pues en él la materia y la energía, encuentran determinadas dificultades que le separan de la normalidad homogénea y se da esa particularidad.

Imaginemos una superficie de agua lisa, mientras nada la repercuta, aquello es sólo una superficie plana, pero, cuando aparece en ello la particularidad, entonces se arruga, burbujea, salpica, se evapora, etcétera, y confiere una concreción material a ese cambio.

Ésto nos puede trasladar a esa similitud con el inicio, pues tras él, aparece materia y no materia, sólo que la materia serían esas particularidades en la inmensa no materia que al arrugarse, burbujear, evaporarse, etcétera… dota a la energía de materia.

Ahora bien, esas voluntariedades, vemos que engloban concreciones de “cosas”  semejantes pero con ciertas diferencias que están dentro de su voluntariedad. Así, no todos los elementos fundamentales son iguales, pero hay una función básica que cumplen todos ellos. Lo mismo ocurre con cualquier otra “cosa”; objetos, plantas, animales, personas… todo ello son en sí mismas una función que engloba sus diferencias.

En realidad, ésto también nos habla de esos pasos evolutivos y de cómo se va complicando la evolución, incluso nos informa de que cuanto más se avanza en la evolución, más mezcla va a tener, y más complicada va a ser su equilibrio y por extensión, qué complicaciones va a tener su vida. Pero, cada uno es esa función que se repite y que es común a su semejante, como si de un fractal se tratara, que conforme se avanza, va reproduciéndose hasta el infinito.

Es interesante recapacitar en la cuestión de que si, por ejemplo, nos fijamos en un ser humano cualquiera, éste está dotado desde innumerables unidades de lo más pequeño necesitado de energía, hasta la unidad de sí mismo, pero, para permanecer ha de cumplir con determinadas dinámicas energéticas, éstas las adquiere del ambiente que deben ser introducidas en su cuerpo para que éste lo desintegre en porciones minúsculas que serán capaces de energizar hasta lo más mínimo de sí mismo, pues en el fondo somos los átomos de los que nos alimentamos, sólo que en nuestra configuración humana, lo llamamos comida, bebida, descanso, sexo, relación social, etc.

Como ya estamos en el tercer paso evolutivo natural, aumenta la complejidad y las potencialidades se concretan mucho, así, cada ser reunirá las mismas características que los pasos anteriores pero en la concreción de sus necesidades. Este tercer paso, nos dice que hay determinadas combinaciones de elementos que son altamente inestables, como ellos mismos, y que por pulsión son capaces de captar la energía circundante, para poder apropiarse de toda o una parte de ella, así que son capaces de captarla para aprovecharlas para sí mismos.

El ambiente en el que se desenvuelven estos seres es el de los objetos, y entre ser vivo y ser vivo siempre hay no materia, pues mires por donde mires la encuentras, y en general, en similitud con el inicio, ésta actúa como si fueran la pérdida o no materia que antes existían entre elementos o en el interior de los átomos, pues sin esta no materia circundante, no existirían estos seres vivos.

Los seres vivos, en sus procesos vitales son capaces de no aprovechar la materia que les rodea, e incluso devolverla transformada como otro objeto y depositarlo en la materialidad circundante como excremento, secreción, etcétera de sus procesos vitales. A su vez, ésto puede ser útil energéticamente para el entorno.

En esta ocasión, a esas materias se las puede asemejar a “residuos de energías” cuya combinación no da lugar a seres vivos, pero en ello se sostiene la vida y es allí donde se favorece su transmisión.

Los movimientos de los seres vivos, se asemeja a los de los pasos evolutivos anteriores pues hay una captación de las alteraciones en sus campos energéticos, lo cual les atraerán o apartará de aquello que necesitan según su función “fractal”, sería algo parecido a lo que ocurre entre un imán y un hierro, o entre dos imanes.

Hasta ahora, cada elemento o integrante en los dos pasos anteriores, se bastan a sí mismos para subsistir, pero en este tercer paso, las combinaciones entre elementos tienden siempre a no ser, porque si hiciera lo mismo que en los pasos anteriores, el ser vivo está abocado a su desaparición, y está dotado de una capacidad energética de sensibilidad.

Sabemos que en la naturaleza sólo se puede permanecer de dos maneras, bien por capacidad estable energética propia (elementos básicos, objetos), o bien apropiándose (alimentación activa) de otras capacidades con cuya aportación se consigue mantener estable el binomio de la pulsión en uno.

Ésto último es otra concreción de este tercer paso, pero no es del todo nuevo, digamos que se va concretando todo en cada ser, precisamente por las características del inicio en él.

Observamos pues que la potencialidad disminuye realmente en relación con las necesidades vitales, pero, esta potencialidad hay que entenderla desde el primer inicio, no desde lo generado, ya que lo generado adquiere determinadas potencialidades que lo capacitan en su ambiente, precisamente por las características de su inicio, y sólo pueden ser comparadas en su entorno, así que se puede considerar como un inicio cada eslabón de esta cadena. Estas nuevas características, serán las transmitidas a lo que llegue a generar, y en ello será aún más concreto y con menos potencialidad en relación al primer inicio.

En estos seres se da una circunstancia nueva que es la adaptación al medio, de manera que ese proyecto vital pueda superar determinados contratiempos normales de su entorno.

De la acumulación de comportamientos generación tras generación, también se produce la del comportamiento presente en cada uno, lo cual llega a formar parte de su actuar normal, como si de su conocimiento intrínseco se tratara.

Esto lo consigue corrigiendo, mediante repercusiones positivas, sus carencias, lo cual introduce pequeñas variaciones circunstanciales en sí mismos, y por medio de algún tipo de mecanismo o automatismo natural, será capaz de dejarlo impreso en el comportamiento de lo venidero, a modo de memoria física mediante su genética o por comportamiento instintivo, y de ello partirá lo que se genere para poder vivir, en esencia su comportamiento será tal como aquello que lo generó, más esas muy pequeñas variaciones adaptativas que lo convierten en algo mejor dotado, o adaptado.

Digamos que estamos dibujando siempre con el mismo trazo, sólo que cada repercusión trae consigo el elemento de variación que se añade al movimiento y ello genera cada paso evolutivo y sus pautas inevitables, pero el trazo avanza porque con cada nuevo avance se añade aquello que lo hace permanecer, y en ello se desborda en variedad. Es como si tropezamos, pero, de ese tropiezo, se generan cosas nuevas estables.

Ésta fractalidad del inicio es la que dirige toda su pulsión y actúa como inteligencia, bien implícita o explícita según el punto evolutivo en el que nos fijemos pues, cada paso evolutivo, es una consecuencia del anterior más una repercusión cuando se consigue un punto de estabilidad que le permite permanecer.



12. Replicación contributiva

De ese conglomerado de seres vivos unicelulares y objetos, que son este sub-universo dentro del primigenio, seguro que se produciría algún tipo de combinación, en la que dos seres vivos llegarían a una circunstancia estable resultante, por la cual ambos se beneficiarían mutuamente y de ahí surgiera esa primera unidad material, es decir, el primer; ser, estar y existir, lo suficientemente dotado como para poder transmitirse.

Quizá se mantuvieran estables en el tiempo las circunstancias que permitieran millones de repeticiones, y tras millones de transmisiones se crearía un rasgado en su normalidad que lo introdujera como huella genética en el núcleo de su célula, que al establecerse de forma permanente, se daría la primera voluntariedad material de dependencia vital que dio lugar a una unidad autónoma.

Como cabe esperar, este tipo de combinaciones no son sólo las conocidas, sino que en el transcurso de la naturaleza, se habrán ensayado millones de millones de combinaciones en todos los escenarios reales posibles, lo cual nos ha traído al hoy. En todas ellas, esa base que lo creó se transmitirá como parte esencial de sí misma en cuanto de ello se derive; ser autónomo.

Posteriormente a este tipo de seres vivos, surgen combinaciones de ellos como unidades pluricelulares autónomas, cuya característica es que células distintas conforman al ser pluricelular, en esencia, es un ser independiente, solo que en esa configuración adquiere su equilibrio vital. Podemos decir que los seres unicelulares se comportan como si fueran las primeras partículas elementales del primer paso evolutivo, sólo que ya estamos en otro tipo de universo, con muchas similitudes del que proviene, pero entre seres vivos.

En estos seres pluricelulares, se da una mayor organización, una distribución de tareas y una forma nueva de compartir la energía, pero no porque así sea más fácil adquirirla, sino porque esa combinación es estable tanto en sus condicionantes como en sus consecuencias, lo cual, normalmente, supone una mayor demanda energética al no recaer todo proyecto vital sobre una sóla célula, sino que, en el medio en el que se encuentra, se da la manera de adquirir la energía que precisan para la configuración estable. En cada unidad pluricelular se dan las mismas premisas que en una sóla célula, sólo que en un ser pluricelular, están organizadas para un fin común.

No debe ser muy difícil de entender que se repite el paso de la combinación de los elementos no vivos, pues, en su combinación energética, se da una estabilidad a cambio de una pérdida de potencialidades con respecto a su origen, y cada elemento hace su función en esa configuración. Cada célula que se especializa, pierde potencialidad, pero en la unión, es como son, existen y están.

Como es lógico, este cuarto eslabón aporta nuevas formas de concreción, y tantas como combinaciones estables se den, y también tipos de movimientos, puesto que al ser conjunta la forma de captación de energía se da una adaptación al medio, y todo ello se produce para poder llevar a cabo, esas tres características del eslabón anterior: relación, reproducción y nutrición.

Como norma general, todos estos seres adquieren capacidades del paso anterior, y por lo tanto son capaces de modificar su tamaño para conseguir sus fines, cada una de sus células lleva implícito su propio proyecto vital que está interrelacionado con el resto del ser completo, y todas juntas forman la unidad.

Como en el paso anterior, también existe una memoria intrínseca que lo ordena todo, dirigiendo a cada célula en su vida dentro de ese organismo, para el bien de todo él.

Cada célula, como ser individual, contiene su propio instinto y de su experiencia deja un cierto rastro en el conjunto de la misma, de manera que esas mínimas adaptaciones se van acumulando en esa memoria para introducirla en las siguientes generaciones. Así pues, cada célula intenta replicarse adaptativamente, contribuyendo al conjunto y siguiendo la misma máxima de siempre, no dejar de ser.

Ésta máxima de no dejar de ser, se repite en todos los estados evolutivos, pues en el caso de las partículas elementales, aparecen con tal configuración energético-material estable, en la combinación entre ellas, se adquieren estados nuevos en los que se consigue mediante el equilibrio adquirido, y en los seres vivos, todo va dirigido a ello a través de sentir.

Como es natural, el propio conjunto pluricelular, contiene la manera de recibir esas peticiones de adaptación, acumularlas y transformarlas y de introducirla en su cadena de ADN como algo intrínseco a su especie, sólo que cada elemento sabe qué hacer con ello.

Tanto en seres unicelulares como en pluricelulares, su pulsión les hace reproducirse, pues, la mejor manera de permanecer no es permaneciendo ellos, sino transmitiendo una permanencia de la especie mediante la memorización de la adaptación a ese medio, de lo contrario, todo desaparecería. Como el ser es muy finito, la naturaleza confía en la pluralidad de ellos, al mismo tiempo y en escenarios similares, con el fin de que una desaparición no comprometa al resto, y de esta manera, la pulsión de esa forma de vida no se vea comprometida.

Como en el caso de los seres unicelulares, los seres pluricelulares están dotados de captadores de energía, tales no son más que elementos del ser pluricelular con independencia propia, y usan de su autonomía para acercarse a ella mediante su bagaje existencial contenido en su replicación adaptativa.

Si nos fijamos sucinta y momentáneamente en un vegetal, tras millones de intentos adaptativos, se queda impresa en su genética un comportamiento de crecimiento que le hace superar los límites del propio medio en el que se encuentra, ello hace que de la semilla aparezcan filamentos que se convertirán en tallos y/o raíces, cuya misión será la de ir más allá en busca de ese aporte de energía de la que tienen que proveerse momento a momento de sus vidas, mediante determinadas células especializadas cuyo movimiento es vertical en altura y profundidad, y algo en anchura, cuya función es la de generar la capilaridad necesaria como para que se establezca un flujo de fluidos que traslade eficazmente los nutrientes a todas las partes de su corporalidad, en ambas direcciones, y de esa manera queden bien nutridas las células de su corporalidad.

Gracias a la replicación adaptativa, el ser vivo se despega del suelo, y mediante sus adaptaciones consigue acercarse a las energías que necesite. Este tipo de movimiento quedará tan marcado que será la base para las siguientes evoluciones de la materia.

Todo lo que genera ese universo primigenio tendrá su pulsión a la que obedecer, de manera obligada, y al aparecer materia, ésta irá asociada a energía, en mayor o menor medida.

No obstante, puede darse el caso de que desaparezca esa materia y no vuelva a concretarse como tal, pero su energía retornará al universo en forma de pérdida como elemento del binomio de la pulsión del inicio, así pues, cuando un ser vivo muere, su desintegración devuelve al entorno natural lo que es del entorno natural como objetos, y tras su desintegración convertirse en aprovechable al propio entorno, que al tropezar con ello algo del mismo, contribuya o genere algo estable, es decir, tendente a no dejar de ser.



13. Sobre-evolución

De entre las evoluciones de los seres pluricelulares, alguna combinación adquirió la capacidad de nutrirse de otros seres, bien sean pluricelulares como unicelulares, de manera que su dependencia al suelo no fuera completamente necesaria para vivir. Quizá, poco a poco, tras millones de adaptaciones, apareció la primera combinación estable de un ser, con una adaptación especial, había adquirido la capacidad de movimiento sobre el suelo, y gracias a ello podía desplazarse sobre él para resarcir sus necesidades básicas, es decir; relación, mantenimiento vital y reproducción.

Como es natural, no hay que pensar en un sólo ser, sino en la evolución adaptativa que llevan acumulada en sus genes todos los seres, y arroja un resultado adaptativo, tal y como hoy en día sucede.

Partíamos de las partículas elementales que se formaban como arrugas en la no materia, luego los átomos y objetos que son combinaciones adaptativas energéticas estables, luego los seres microscópicos que son concreciones inestables capaces de adaptarse al medio en el que consiguen realizar sus funciones vitales, y ahora hablamos del reino vegetal como paso adaptativo cuatro, que es donde existe cooperación pluricelular compleja pero igualmente inestable, lo cual genera esas adaptaciones que, entre otras muchas características, se elongan verticalmente, y aumentan en grosor, con el fin de competir en mejores condiciones que su entorno y tener mejor posibilidad de cumplir su función vital.

El siguiente paso evolutivo, el quinto, nos encontramos con los animales, contemplando tanto la variedad que no hemos llegado a conocer como la que conocemos, tanto presente como pasada, pues es en ellos donde se da esta característica, así que insectos, arácnidos, reptiles, galápagos, anfibios, aves, herbívoros, carnívoros, etcétera, se presentan como el repertorio de la fauna animal terrestre. Estos son adaptaciones al medio que han sido capaces de perdurar en el ambiente en el que aparecen, porque pueden ser, estar y existir durante un tiempo, tras el cual fallecen, no sin antes intentar dejar su aportación a la evolución por medio de la reproducción, tantas veces como les fuera posible, pero no hay que pensar que éstos seres son los únicos que pudieron o podrían darse, pues tan sólo hay que echar un vistazo a la probabilidad para darse cuenta de que lo que se produce, es porque concurren los condicionantes y pueden continuar autónomamente, pero una vez se inicia, su pulsión les aliena a seguir.

Como es obvio, no cabe pensar ni plantearse que la naturaleza, o el UNIVERSO, o el INICIO, tuviera la voluntad directa de crearlo todo, tan sólo, no deja de ser lo que había en el INICIO, sólo que concretado en lo que hay, consiguiendo transmitir su función básica en todo, que, como vemos, se va desgranando en pasos evolutivos posibles según las condiciones reinantes en cada momento, pero, una vez desaparece algo, ya no vuelve a aparecer y menos aún, como era.

En el mundo animal, sus complejidades son muy concretas, pues sus adaptaciones les han preparado para sobrevivir en el medio en el que están, pero en todos, su estructura es mucho más compleja, y sus dependencias son mayores que en los casos de seres vivos anteriores, incluso, usan una capacidad de movimiento voluntario que hasta el momento no existía. Dicho movimiento es la última consecuencia de sus procesos intelectivos, pues disponen de varias zonas de su corporalidad que están coordinados mediante un sistema nervioso definido, especializado en el manejo de la información que es capaz de hacerle moverse, pues capta el mundo exterior desde sus terminaciones nerviosas, que son sensibles a los cambios que en ellas inciden, y transmitir esas variaciones como impulsos nerviosos hacia su interior para tomar decisiones de movimiento, que incluso puede ser sólo de la parte implicada y no de todo su ser, como sucedía con los seres bacterianos, e incluso las plantas que también son capaces de captar del ambiente pero célula a célula, de manera que el movimiento no es coordinado en un sistema nervioso.

Este sistema nervioso implica que éstos seres “animales” toman decisiones voluntarias dependiendo de las informaciones que manejan, que están sometidas a un centro de comportamiento cuya premisa es ser, estar y existir con cada decisión que tome.

Así mismo, tienen una cierta capacidad de aprendizaje intelectual a corto plazo, usando de lo que denominamos memoria, con la que aprenden del ambiente según les beneficie el contexto. Dicho contexto ya no es el suelo, sino que sus adaptaciones sensoriales le han llevado, incluso, a dominar el aire, en fin, son seres en los que se dan todas las capacidades en una concreción tremendamente compleja, dependen de demasiados factores para sobrevivir, y sus tendencias les sitúan en sus capacidades, eso sí, su sistema nervioso organiza sus funciones y les dirige en sus posibilidades.

Ahora son seres con una capacidad de inteligencia que no dependen sólo de ese mundo exterior, sino que llevan su proyecto vital localizado, y deambulan por ese universo en el que están en busca de ser, estar y existir con cada movimiento. Sopesan constantemente las informaciones procedentes del exterior de sus cuerpos, pero también del interior de ellos mismos, de manera que la complejidad estructural es comparativamente abismal con relación a los anteriores seres vivos.

Como vemos, toda su corporalidad está formada por células especializadas y todo está internamente coordinado para conseguir sus fines, lo cual supone un gasto energético muy elevado, así que ese movimiento voluntario del que está dotado, tiene que verse influenciado por sus captadores de energía, que son los sentidos físicos, pero también por sus sentidos internos, que le informan de sus necesidades como hambre, sed, reproducción, calor, etcétera.

Para los animales, la energía es todo lo que les rodea, y la convierten en representaciones mentales a través de la memoria y el pensamiento, todo ello, está estrechamente vigilado por ese proyecto vital que define sus premisas, de forma que cuantas informaciones adquieran por los sentidos serán filtradas, de una manera consciente, produciendo pensamientos, y éstos ordenarán a su organización corporal a actuar en consecuencia. El órgano que contiene todo este proceso es el sistema nervioso central coronado por el cerebro.

Captan por los sentidos externos e internos, lo cual les hace percibirse a sí mismos en esas circunstancias, y es enviada esta información al cerebro, éste compara esas señales con su banco de memoria para buscar algún tipo de movimiento ya almacenado, y después utiliza la lógica en relación a su pulsión, lo cual le hace tomar una decisión de movimiento, que también almacena. Según sea el resultado de éste movimiento, volverá a realizar todo éste proceso hasta alcanzar un estado satisfactorio según su pulsión. Todo este suceso le dejará hueya en su memoria, modificando su comportamiento en lo que llamamos experiencia.

Así pues, vemos que el animal actúa según sienta, y su finalidad es sentirse mejor, lo cual sólo puede conseguirse cuando una vez procesada inteligentemente la situación,  el resultado le arroje un aporte hacia su lógica vital. Ellos tienen que descifrar lo que sus sentidos, internos y externos, les transmiten para moverse, así que tienen la necesidad de este tipo de movimientos para ser ellos mismos. Su comportamiento, pese a ser inteligente, es automático, pues se produce en relación a lo percibido, y viven exclusivamente en ese mundo de necesidades.

Este mundo es el de los demás seres que se encuentra a su paso, todo cuanto les rodea les motiva a moverse, pues con ello cada uno ha de realizar su pulsión, así pues están tan relacionados que se necesitan unos a otros como si de un cuerpo unicelular se tratara, ya que en el conjunto de todos los seres, no sólo tienen comportamientos similares, sino que cada uno es reo de su ámbito, pero realmente en nada se diferencian en su pulsión, y cada uno de ellos tan sólo es una evolución procedente de lo anterior que dejará su aporte en su reproducción, como un fractal que es generado por sus repercusiones y siempre avanza.



14. Desligamiento intelectual

Como se ha visto con la sobre-evolución, la intelectualidad tiene un peso predominante en estos seres pluricelulares, en ellos la realidad interna y externa es traducida a una memoria cerebral, en cualquier caso, estos seres son capaces de distinguir en la realidad si beneficia o no a su pulsión, y de dejar ésto memorizado de una forma permanente en sus conexiones nerviosas, esta información permanece en ellos como experiencia adquirida, que será tenido en cuenta como comportamiento a seguir. Dicho comportamiento se convierte en la manera en que siente su contexto, y de ello se producirá un comportamiento.

Durante su vida, una vez marcada esa memoria, el ser se ve liberado de realizar todo ese proceso cada vez que pase por lo mismo, así que en cuanto empiece a comparar la realidad por sus sentidos, siente la realidad y le genera un comportamiento lógico a ese sentir, y cuanto más lo realice más rápida será su respuesta. Repetido millones de veces, puede llegar a quedarse impreso en su genética, y quizá, ni siquiera llegue a formar parte de su inteligencia adquirida en vida, liberando al proceso intelectivo de su control, aunque no por ello quede fuera de alguna parte más automatizada de su cerebro.

Muchos de estos comportamientos se establecerán como definitivos o estables tras su evolución, y ni siquiera llegarán a formar parte de esa inteligencia, sino que obedecerán a un movimiento automático genético instintivo, tales son los ejemplos de la coordinación de sus digestiones, el movimiento de sus músculos ante determinadas situaciones, etcétera, pero también aprenderán a comprender cuando la situación es más o menos urgente a la hora de generar un movimiento, como por ejemplo, la distancia mínima tolerable ante lo desconocido o peligroso, pero también a reconocer su grupo social y la posición que ocupa en el mismo, o a saber que deben vigilar su entorno para proteger a su camada o rebaño, etcétera.

Ésto ya no es sólo un obedecer a algo físico, preside un concepto dirigido por un sentir, pues sienten que deben anticiparse a las circunstancias, están constantemente atentos y preparados a las señales que perciban con el fin de mantener su pulsión actual, que es ser ellos, es decir, hacer lo que hacen. Quizá sus niveles de hormonas, u otras sustancias internas, les hagan percibir la realidad de esa manera, pero desde luego que lo físico no es la finalidad en sí, sino un medio para conseguirla, y lo llevan arraigado instintivamente, es decir, no pueden dejar de hacerlo, llegando incluso a enfrentarse voluntariamente a situaciones que, si no fuera por este contexto, no se darían, como lo son los enfrentamientos por la reproducción o la alimentación o la seguridad de grupo, por ejemplo.

Esos conceptos están ligados a la realidad existente, buscan en lo que hay y su función es continuar transmitiendo en ella su aporte. Su día a día es una lucha constante con los elementos, pues sus necesidades de; ser, estar y existir, las tienen que cumplir dentro de un aguante personal, pasando hambre, sed y peligros, pero a todo se enfrentan sin otros planteamientos inteligentes que les provean un futuro mejor, simplemente viven así y automáticamente así lo transmiten.

Por último llegamos a la intelectualidad que asignamos al ser humano, el cual creemos que es el animal racional por excelencia (al entender humano, claro) pero hay que entender que desde el punto de vista de cualquier ser, su pensamiento es el más intelectual, pues como estamos viendo, lo hereda como herramienta para llevar a cabo su proyecto vital.

Entramos en el sexto paso evolutivo, en el que se encuentra el ser humano. Están implícitos todos los pasos anteriores por ser un animal más, y está sometido a los mismos condicionantes básicos, pero hay una característica evolutiva singular, consiste en que sabe que su mundo está limitado por su naturaleza, pero se gobierna en él por su subjetividad, es decir, valora según una “previsión” lo beneficioso o perjudicial de los sucesos acaecidos o por acaecer, similar a como lo hacen los demás animales, sólo que es capaz de conceptualizar más situaciones de su vida, y para ello tiene desarrollada una parte de su sistema cerebral que le permite sentirlas sin experimentarlas físicamente, para lo cual usa de la imaginación, ésto le facilita pensar por anticipado soluciones sin necesidad de pasar por ello para cumplir con la misma pulsión de cualquier ser.

Como es natural, hay que entender ésto con visión evolutiva y no instantánea, pues pasaron millones de años para que todo ello se consolidara en su comportamiento, y conforme evolucionaba de la mano del pensamiento, sus habilidades generales aumentaron y disminuyeron sus especializaciones como especie, así que su genética fue perdiendo esas concretas memorias ya innecesarias en pos de su capacidad intelectual.

Su modo de proceder ya no es meramente animal, los conceptos invaden su memoria y hacia ellos dirige su pensamiento y acciones, incluso ese comportamiento instintivo de reunir y defender a su rebaño de hembras, o de proteger en su guarida a su camada, o de proveer de alimento a sus larvas, ahora lo engloba todo en su manera de entender la realidad mediante conceptos humanos, así que se organiza socialmente para adquirir alimento, seguridad y procreación, en un intento por superar limitaciones que la vida natural le impone, y de lo que es consciente.

Se afianza en el sentir porque obedece al mundo de los conceptos sociales como la justicia, la verdad, la organización social, la fidelidad, el trabajo, el ocio, en fin, cuantos se le planteen le gobernarán sus acciones dirigiendo sus pensamientos dando un paso por delante de las necesidades naturales.

Conforme avanza en su evolución se reconoce como un ser pensante y descubridor de sí mismo, aparentemente inconexo con todo el mundo natural del que procede, pues en él, no hay nada parecido como él, aunque hay muestras en animales con aparente similitud. Su avance le aparta tanto de sus orígenes que casi ya no sabe cómo valerse en ese contexto, y se ha creado un mundo artificial sin el que no sabe vivir, pues hay que dárselo todo prefabricado para cumplir con su pulsión, aunque hasta ello empieza a parecer una limitación a superar.

La sociedad de la que forma parte, organiza a sus integrantes como si de células se tratara, de manera que a las personas las engloba dentro de trabajos concretos para conseguir su pulsión, que ahora se llama dinero, pues sin él le será muy difícil vivir. Sus sociedades se asemejan a él mismo, pues hay un cerebro y unas personas que dirige para el beneficio de esa sociedad, unas de esas personas serán detectores, otras productoras, otras transformadoras, otras médicos, otras predictivas, etcétera, pero cada una de esas personas tienen que conseguir sus fines a través del trabajo, lo cual le facilitará el instrumento mediante el cual podrán adquirir todo aquello que les permita cumplir con su sentir.

El ser humano resulta ser un animal que de sus estados anteriores de evolución obtiene todo su potencial, pero también todas sus limitaciones, ya que es lo menos especializado en el medio natural, y a la vez, lo más capaz, pues reúne una serie de habilidades intelectuales que le permiten salir adelante, pero no puede apartar su individualidad del conjunto.
Él mismo cree que se diferencia de los animales en que su voluntad si es libre, por ser capaz de atender a otras necesidades que no son las meramente instintivas, y ello es gracias al convencimiento personal, pero en realidad no puede hacer otra cosa, pues, como cualquier animal, responde ante los estímulos según su contexto interior y exterior, donde su sentir le dirige siempre como convencimiento instintivo hacia su pulsión.

En realidad, es el ser de las finalidades conscientes, y es por ello que necesita medirlo todo, saberlo todo, conocerlo todo, para ir un paso por delante de su propia pulsión, pero no se da en él ningún tipo de movimiento distinto de los ya expuestos, sólo que por su capacidad de imaginación comprende que  existe algo superior a él mismo de donde, de alguna manera, debe proceder.

Básicamente aquí finalizaría el acto creativo que encontramos en la naturaleza, es esto una clasificación de cuanto se conoce, pero no hay que dejar pasar por alto el mismo espacio desconocido o incluso  lo desconocido . Todo ello son consecuencias de la naturaleza, no mundos a parte de ella.




15. Espiritualidad

En todo lo que conocemos de la naturaleza, observamos que se dan muchas similitudes y elementos en común, pero sabemos que ni todo lo físico es toda la realidad ni la realidad se basa en algo distinto del mundo físico, por eso, como seres sensibles, percibimos otras dimensiones en la realidad que trascienden a la materialidad y sus repercusiones directas, apuntando hacia cualidades de algo superior.

Hay cualidades que al ser percibidas nos informan de cómo podría ser la realidad, y ante ello incentivan un movimiento antes de la propia repercusión física, bien sea para evitarla bien sea para favorecerla.

Ésto ocurre con las cualidades como la simetría, o el color, o la fragancia o la electricidad, etcétera, que quizá no sean más que una consecuencia evolutiva intrínseca del campo de fuerza de la materialidad de la que se irradia, pero son cualidades percibibles por captadores sensoriales capaces de informar de su presencia antes de la repercusión directa, y tras ser evaluado instintivamente, producir un movimiento.

La evaluación instintiva es asemejable tanto al aprendizaje adquirido, como al equilibrio energético entre objetos, y a la energía de un elemento fundamental, pues, en cualquier caso, es lo que evalúa si queda comprometida la máxima de lo implicado, y según ello, lo que se produce o no.

En los seres vivos, éstos son conocimientos consolidados, y están impresos en los comportamientos que organizan y coordinan a los seres, y permiten adaptarse al medio mediante algo inmaterial; el mismo conocimiento y la relación entre ellos en la lógica, lo cual puede anexarse evolutivamente a esas cadenas que se transmitirán a sus descendientes, primero como aprendizaje, y tras multitud de repeticiones, en el ADN.

En definitiva, el campo de fuerza emanado de la materialidad actúa en todos los niveles evolutivos, y son los elementos de atracción o repulsión entre objetos y/o seres, cuya existencia obedece a la pulsión intrínseca para que aquello que lo irradia cumpla la función principal de lo creado, es decir, no dejar de ser.

Encontramos seres vivos que están dotados de capacidades sensoriales hacia los cambios de luz, de fragancia, de sonido, de electricidad, entre otros, que les permite saber, antes de repercutirse físicamente, de qué realidad cercana se trata en lo beneficioso o perjudicial que es para ellos, lo cual le producirá un movimiento concreto.

Cuando esta circunstancia se da, el ser sabe de su repercusión, pues dependen de lo que perciban para actuar, entonces esa configuración conceptual adquiere el grado de utilidad vital, y aunque el ser no sea consciente de ello, le es útil y también tenderá adaptar su experiencia evolutiva, pues ello garantiza su pulsión.

Como sabemos, las repercusiones entre los objetos son las estrictamente materiales, y son las derivadas de los condicionantes ambientales como la presión, la temperatura, la composición química, etcétera, básicamente llevan implícito el intercambio de energía dando lugar a una resultante material estable.

En los seres vivos, ese intercambio de energía gana en complejidad y aparece la necesidad adaptativa de la utilidad. En esencia, el comportamiento de estos seres es de dependencia de su sentir, porque viven de lo que les transmiten sus sentidos, y toman decisiones según sientan en aras a ser, estar y existir. Entonces tienen un concepto vital que preside intelectivamente sus comportamientos, lo cual apunta a que existe una idea que rige sus vidas y a la que obedecen ciegamente. Vemos que desde la más cercana y estrecha materialidad del inicio de la evolución, se llega al punto evolutivo en el que existe algo superior a la propia materialidad que les dirige sus vidas para que se produzca su pulsión, lo cual no se da porque sea necesario hacerlo así, sino porque es una combinación estable.

Cuando hablamos de seres pluricelulares, el mismo concepto de organización, coordinación y gestión de ellos mismos y en ese ambiente en el que se desenvuelven, es indicador de lo mismo, así que al pensar en insectos, animales y plantas, casi que parece sobrepasar esa inmaterialidad cognitiva que les impera a su propia materialidad, pues son un ente pensante que desenvuelven su vida para superar sus necesidades perentorias, en ellos parece adivinarse una lógica de comportamientos ineludible, aunque no se le localice un centro mental claramente.

El ser humano, como ser vivo pluricelular que es, comparte cuanto hasta ahora se ha descrito, pero en él se da una capacidad aumentada de previsión, pues es capaz de plantearse que una circunstancia es problemática, y ante ello coordinar los movimientos necesarios para eliminar dicho riesgo, y ejecutarlo cuantas veces fuera necesario, con el fin de cumplir con su pulsión.

Esta acción no es nueva del todo, pues cualquier animal es capaz de hacer cosas parecidas una y otra vez en aras de dar cumplimiento a su pulsión, y es transmitido a sus afines como conocimiento que les prepara mejor ante el medio, lo cual deja su impronta en sus genes. En el ser humano lo que sucede es que no tiene adaptación genética apenas, y sin estas normas instintivas conductuales básicas son capaces de establecer esa transmisión de conocimiento como comportamiento grupal. Ésto, aplicado a toda una serie de comportamientos de grupo, termina consolidándose como cultura, es decir, la transmisión de sus conclusiones vitales.

Ésta característica de indefensión genética ante el medio, es básica en el ser humano, y lo supera gracias a su capacidad de previsión, lo cual le ayuda a normalizar situaciones con comportamientos, y le deja tiempo libre para seguir planteándose problemáticas nuevas que superar.

El ser humano adquiere conciencia de las cosas, pues es capaz de valorar su importancia por sus consecuencias, y transcurre su vida planteándose dudas sobre la conciencia de las cosas, de manera que intenta sentir intelectualmente la situación, y de acuerdo a ello, tomar decisiones que lleva a la práctica según un planteamiento. Lo que hace es intentar reproducir su pulsión mentalmente y compararlo con la realización, lo cual le hace tomar decisiones absolutamente innecesarias e inexistentes en el mundo en el que vive, pero que a su entender, le sirven para coordinar y organizar su mundo.

Por fin hemos llegado a la evolución del ser humano, pues es el único ser que es capaz de crear su propio mundo, dando utilidades a las cosas que en sí no tendrían, y haciendo que sus ideas se materialicen en el grupo en el que viven. Quizá empezaron con la idea de protección, alimentación y reproducción en grupo, lo cual les llevó a recolectar alimentos para almacenarlos por poco tiempo, más que algún animal les siguiera y lo utilizaron como alimento a posteriori, y más a delante formaría rebaños y fabricaría enseres donde transportar más alimento para cuando lo necesitaran. En fin, los estudios dirán cómo fue la evolución realmente, pero, no cabe duda que fuera como fuese, hasta hoy hemos llegado de la mano de las ideas y los conceptos sin despegarnos de la pulsión natural.

Obviamente, tanto avance les dejaría mucho tiempo para pensar, crearían todo cuanto fueran capaces y lo irían transmitiendo a sus congéneres, pues de ello dependería su supervivencia. Dicho tiempo sobrante lo dedicarían a su intelectualidad, e incluso pondrían a la materialidad a su altura, de manera que su usabilidad estuviera en relación al concepto cuyo planteamiento surgiera para superar dependencias naturales, y tras ello, asignarían imaginariamente un valor simbólico a cada cosa que conocieran.

Inevitablemente percibirían otro concepto absolutamente trascendente para ellos, pues todo tiene un valor por el impacto en sus vidas, y se darían cuenta que ese valor desaparece con la inevitable muerte, pero ellos seguirían sintiéndolo durante cierto tiempo. Dicho momento lo vivirían con más intensidad cuando se tratara de la muerte de algún ser afín, bien por causa de enfrentamientos o bien por muerte natural, como sucede con cualquier ser animal, aunque en unos está más marcado que en otros, pero por la capacidad humana de previsión, se imaginaría a dónde iría ese ser y le fabricaría todo un supermundo rodeado de sentir y lógica que trascendiera su materialidad, pues aún después de muerto permanecería en el interior de cada uno como recuerdo y transmisión vital, así que, no muere del todo.

Dicha trascendentalidad es un grado superior en la escala de importancia de valores, pues se da cuenta de que no todo está en la misma línea de importancia, o lo que es lo mismo, aprende a valorar el futuro por las repercusiones presentes, y como ocurre con el mecanismo del pensamiento animal, introduce una analogía a éste nivel, inventándose una inteligencia superior, repercutida por sus sensores extra-sensoriales o intelectuales procedentes de sus impresiones sobre la repercusión probable futura, cuya información es transmitida directamente a su centro de proceso intelectual, el proceso es similar al de los instintos, es decir, compara con lo ya almacenado mediante la experiencia y el aprendizaje, y es juzgado por su pulsión, lo cual le generará movimientos. Éstos, a menudo desembocan en una concepción idealizada de sí mismo en el mundo, y en relación a ello, selecciona las acciones que le marcan un comportamiento que le pulsiona en esa dirección, es decir, le hace sentir bien seguir una idea superior a él.

De esta manera, el ser humano adquiere una concepción de sí mismo distinta de la de sólo su animalidad, y encuentra que su propia naturalidad es un lastre para ese mundo ideal que tanto le satisface con el mero pensamiento. Encierra a sus necesidades en conceptos y le da sentido dentro de ellos, ya que no se satisface con el mero cumplir de ellas, sino que predomina sentirse bien con todo lo que hace, pues así alcanza tal estado de alegría, despreocupación y capacidad demostrada asimismo, que logra un sentir inigualable a cualquier otra consecuencia material, sin embargo, lo contrario le hace sentirse mal, pues al no conseguir lo que se propone, le genera una preocupación que le producen enfado, o la rabia, o la impotencia, o sensaciones similares que conducen instintivamente a revelarse, ya que de no hacerlo, comprende que algo en su vida no va bien al no dar cumplimiento a sus planteamientos, y aunque no exista causa física que lo produzca, siente un dolor personal que le introduce en un estado de introspección lleno de inseguridad personal depresora de su voluntad, lo cual aminora sus confianzas y acrecienta sus miedos, siendo más vulnerable ante cualquier enfrentamiento, y en esencia, ésta debilidad atenta contra su pulsión vital.

Es por esto que el ser humano ya no quiere pasar necesidades de ningún tipo, o al menos las conceptualiza con el fin de llegar a sentirse bien, y de ésta manera tiende hacia la alegría que le genera ese estar bien consigo mismo. Así que sus acciones tienden a la satisfacción intelectual, lo cual les producirá satisfacción personal, incluso aprenden que tan sólo obedeciendo normas o consignas grupales es como han de sentir que hacen algo positivo para ellos, pues de lo contrario se echarían a la inseguridad de sentirse rechazados por sus afines, con quienes consiguen sus necesidades básicas de alimento, seguridad y procreación, o al menos, sin ello no lo tendría al alcance.

Ese conjunto de normas grupales, tenderán a normalizar las relaciones de unos con otros, y en unas situaciones y en otras, tendiendo a crearles un concepto de grupo sometido a unas normas comunes a través de las que entenderse, de ésta manera se crea en ellos un concepto de seres concretos con una identidad propia, y es a ello a lo que someten sus vidas como garante de su pulsión, pues aquellas normas son las que coordinan y les ayudan a gestionar su poder; ser, estar y existir.

Llegados a este punto, muy probablemente de los inicios de la prehistoria humana, los grupos humanos tienen muy claro lo que quieren conseguir, y saben que es así como adquieren unas capacidades muy superiores que en solitario. Son conscientes de ello porque pueden prevenir su futuro al imaginarse situaciones a las que se adelantan con el pensamiento. Ésto, junto con el avance que van consiguiendo fabricando herramientas y enseres cotidianos, y perfeccionando conceptos como el de vivienda, rebaño, cultivo, estrategias de caza, etcétera, le hacen vivir una realidad muy distinta de la de cualquier animal, pues aunque tienen dependencias hacia ellos y similitudes de comportamiento de sentimientos y acciones pulsionales, es en el cómo se plantean sus vidas donde está la diferencia, ya que en los animales no hay rasgos de previsión más allá de la aparición de una situación a superar, ante lo cual siempre obedecerán instintivamente, más algún tipo de aprendizaje personal, lo cual implica un cierto grado de inteligencia a la hora de resolver ciertos problemas, pero, ni mucho menos, se atisba tal grado de trascendentalidad en cualquiera de los demás seres.

Los seres humanos, con sus conceptualizaciones de todo, nombran, es decir, asignan unos símbolos a las cosas, bien mediante unos rasgos, sonidos o como sea que identifiquen a aquello, pero en ese nombre las retienen en ideas, lo cual les dan toda una razón de existir que por su utilidad les sirve para cumplir con su pulsión y transmiten a sus congéneres. Tanto es así que en ese nombre le asignan un grado de utilidad, un grado de benignidad, un grado de usabilidad, etcétera, y como una madre osa que les enseña a sus oseznos qué es lo que pueden comer pues de su boca les señala el alimento y les transmite su olor, similarmente es que el ser humano transmite su sabiduría a los demás seres del grupo para beneficio de todos.

Éste concepto de beneficio y perjuicio se convierte en consciente más allá de lo instintivo, y ésto hace que cada cual se sienta, en última instancia, bien o mal, según el concepto grupal del que provenga, así que la unificación de este concepto último en un nombre, pasa a convertirse en tan importante que todo debe ser filtrado por ello, y tras su pronunciamiento, actuar.

Ese nombre dependerá de cada grupo humano, cada cual seguirá su línea de aprendizaje evolutivo y no todos tienen por qué tener unas mismas normas grupales, así que lo común es que ellos si que coinciden en esta peculiaridad, aunque no en la concreción de la misma. Ciertamente, de la interrelación entre grupos, pueden evolucionar por aprendizaje mutuo de conocimientos sin que ello les perjudique, a la vez que también podrían cumplir sus pulsiones en grupos mixtos, tal y como ocurre hoy en día.

Pues dicho nombre, o nombres, que atienden a ese concepto que rige el comportamiento humano, eso es la espiritualidad, la cual podrá cogerse de la mano de cualquier forma de trasmisión grupal como lo es un gobierno de grupo, o más trascendentalmente, de la mano de las ideas de planteamientos oníricos o alucinatorios del ser humano, probablemente ante el profundo desconocimiento que aún en ellos existe, y que tienden a completar con ideas imaginarias previsorias que cumplirían con la pulsión, incluso después de la muerte.

Como se ve, hay una evolución en toda la creación, y toda ella está impregnada de ese INICIO, parece que cada paso es casi como el anterior pero con cierto grado mínimo de aporte que le hace avanzar, pero sin renunciar a lo esencial, como sucede en un fractal.

A medida que uno se adentra en este conocimiento, se da cuenta de la verdadera dimensión de la propia naturaleza, y del ser humano como subproducto de la misma.



16. Las PROYECCIONES:
Ya hemos visto, que de ese inicio primero deviene todo lo que conocemos como UNIVERSO, que surge a modo de proyecciones concretas de temporalidades materiales-energéticas, siendo ello todo cuanto conocemos pero que es todo cuanto existió y existirá. Todo ello no es más que las consecuencias de su propia existencia, sus pedacitos tras la explosión que salen proyectados desde el origen en un interminable movimiento, tras lo cual no se contempla una voluntad directa de generarlas, sino que es por causa de un desequilibrio que se produce. De ahí aparece el mundo tridimensional en el que se ubican, manifiestan y repercuten, pues éste es el único marco en el que pueden darse, y cuanto se encuentre allí, es con lo que puedan repercutir y repercutirse.

Observamos que hay determinados elementos químicos ordenados de alguna manera, que reúnen, al menos, cuantas características fundamentales hasta aquí he descrito, pero cada una en particular, con su energía, equilibrio, etcétera, y es a ésto a lo que denominamos materia.

Vemos, también, que no existe una sola forma de ordenación de la misma, sino que hay infinidad de variaciones que les confieren unas características, propiedades y peculiaridades, pero todo ello tendente a sus propias dinámicas existenciales, que en su duración le dan el concepto de vida, y todas tienen en común el cumplimiento inexorable de su dinámica vital.

Así pues, del acto creativo deviene cada vida, entendida como lo que realmente es, es decir, evoluciones materiales generadas como proyección de aquello de lo que deviene, y está sometido una pulsión existencial. En éste acto se dan las premisas hasta aquí expuestas; ser, estar y existir, o también extrapolable a tiempo, dinámica y existencia, y todo ello en equilibrio y con autonomía.

Bien, esa vida se dará en la materia cuyo despliegue de posibles repercusiones se dan dentro de lo que llamamos tridimensionalidad, pues es ese su mundo. Aquí, en el largo, ancho y alto, se da todo, sometido al tiempo,  las leyes naturales es en este marco donde encuentran los elementos que las crean, pues es en esa materialidad en la que reside la energía, las dimensiones y las ponderaciones entre sus repercusiones, así que, es aquí donde sus dinámicas se dan en toda su plenitud.

La dinámica define esas limitaciones y se puede contemplar como un eje maestro, en el que se definen sus características físicas, debido a que reúne las limitaciones de ese ser generado, y en ello cumple aquello que le da su sentido, nada fuera de esos límites le puede hacer ser, sino que dentro de ellos es donde lo consigue. Digamos que esto es el ESTAR de las tres premisas de todo lo generado del inicio.

La materia obedece a unas imposiciones vitales que le dirigen a un fin, y de una manera irrenunciable e inevitable, esto no puede ser otra cosa que su proyecto innato y se produce relacionado con su dinámica, para que su existencia pueda darse, que le dará sentido a sus limitaciones. Estamos hablando de la EXISTENCIA.

Digamos que los objetos no pueden ser otra cosa, cada uno es como es, y es lo que es, e incluso, sólo son una repercusión para lo cercano, pero, bajo ningún concepto ese objeto puede llevar a cabo otra cosa que ser él mismo, y es por ello que existe. Esto es una de las características irrenunciables del inicio, y aunque aquí se ve desde el punto de vista de las limitaciones concretas, de la materia, no cabe más que comprender que es obvio que nada es, sin ser él mismo, así que esta obviedad no hay que pasarla por alto pues no habrá nada generado que no cumpla con esta premisa, cuando no ocurre se produce un cambio, lo cual, es generar otra materia distinta que llega a ser lo que es por adquirir su propio equilibrio e independencia.

Utilizando una representación mental conceptualizada  de la que tan dependiente somos los humanos, se puede dibujar un eje tridimensional donde ser, estar y existir sean cada eje, y sus pautas sean que el tiempo es la pulsación de cada materia, la dinámica la marcan la autonomía y equilibrio, y el eje de la existencia sus características en el universo, de la resultante de ellas, se obtiene un punto imaginario entre esas tres dimensiones que lo sitúa en todo el universo, donde el resto está plagado de otras materias y de pérdidas.

Quizá así se pueda comprender lo que denomino como proyección. El punto (0,0,0), es el momento inicial y desde ahí todo es, está y existe en relación a estos tres ejes.

La materia está por su dinámica que puede quedar reducido a un valor en su eje (L,A,An)
La materia es por su tiempo vital o pulsación vital (T,P)
La materia existe por esa resultante entre equilibrio y autonomía (E,Au)

Las resultantes entre estos tres interdependientes puntos, se cruzarán en ese concepto imaginario tridimensional que he conceptualizado, que no tiene por qué permanecer quieto y estático, sino que será la resultante de las funciones vitales que gobiernen cada eje más las repercusiones con las que reaccione. En todo ello se dará como constante la pulsión misma, que de esos intercambios de energía, junto con las variadas formas de combinarse y evolucionar, se creará todo.

Imaginemos una mesa de billar en dos dimensiones, en principio ponemos una sola bola, en todo ese tapete se la ve a ella, si le aplicamos una fuerza, ésta se moverá según las funciones naturales que lo gobiernen dibujando sobre el tapete una trayectoria. Si ponemos otra bola mientras se mueve y le imprimimos otra fuerza, cada cual trazará su propia trayectoria, pero por las mismas leyes que le hacen comportarse como se comporten, al encontrarse se repercuten y modifican sus movimientos que eran sus normalidades, pero siguen estando allí, sólo que repercutidas, es decir, ha habido un intercambio de energía cuya resultante es una modificación en su estado, quizás con un cambio de dirección, sentido, velocidad, y probablemente, alguna muesca delatadora del roce, cuyo polvillo pasa a formar parte del tapete. Si introducimos una infinidad de bolas, todo se complica hasta el infinito, y podemos imaginar el panorama de una mega repercusión entre todo cuanto se repercuta, y entre las repercusiones mismas, en ocasiones se producirán movimientos y en otras veces serán cambios, en fin, el universo.

La cuestión es esa, los tres ejes marcan gráficamente el ser, estar y existir de cada cual y en ello se da todo.

Veamos ésto en la realidad, como ejemplo, imaginemos un animal o planta cualquiera:

Es; Por sí mismo tiene sus tres dimensiones. Es tiene tres ejes.
Está; Discurre su tiempo vital marcado por su pulsión, es decir su constante ser y no ser. Estar contiene un eje en el que se cumple el binomio.
Existe; Se da su equilibrio y autonomía. Existir contiene un eje con dos dimensiones.

Todo el universo podría dibujarse gráficamente en un eje de coordenadas complejo, porque cada cosa de ese universo es la resultante de una función, dependiente de sus propias variables, y cuyo resultado que vemos de cada cosa es, en realidad, una proyección compleja particular de ser, estar y existir.



17. La COMPLEJIDAD
Según somos capaces de atisbar en el inicio, vemos que es tan difícil de entender como lo sea para nosotros el aceptar la obviedad de que no sólo hablamos de cuanto conocemos de este mundo tridimensional, es decir, toda la variedad de seres, vivos e inertes, existentes, que existieron y que existirán, en resumidas cuentas, lo que paranosotros es naturaleza, universo, cosmos, etcétera, sino que el inicio es todo lo que fue, es y será, y posiblemente nos esperen sorpresas sobre lo que desconocemos como otros mundos, seres, dimensiones, espacios, formas de vida, etcétera.

Obviamente, si reunimos a cuanto se conoce y añadimos lo que vamos conociendo del pasado, podríamos conceptualizar mejor lo que era ese inicio en potencialidad, y cada descubrimiento nuevo nos abre un poco más la ventana para ver mas de ello.

Sólo somos capaces de entender el inicio desde la visión de conjunto de cuanto conocemos, pues nuestro conocimiento sólo puede acceder a aquello que nos repercute por proximidad, aunque nuestra imaginación también nos sirve para comprender de su mano.

Lo que vemos claro es que hay “cosas” muy simples y otras muy complejas, y que somos capaces de analizarlas, lo cual nos ayuda a ir concretando y definiendo aquello de donde pudo haber salido todo, y de esta manera conceptualizar la magnificencia de ese inicio.

Comprendemos que todo cuanto hubo, hay y habrá, tiene unas premisas comunes en una variedad de formas, y que lo que hubo, hay y habrá, no es eterno ni inmutable, sino que tan sólo, fueron, son y serán, una concreción puntual pero no definitiva. E incluso comprendemos que nada de ello es una voluntad directa de creación, pero lo único que parece cumplirse es que con el mero transcurrir de cada ser, la función principal contenida del inicio está implícita en él, y con su aparición, la función que gobernará su “vida” ya está haciendo lo suficiente para cumplir con aquello de lo que partió.

Lo que está claro es que hay que contemplar una gran variedad de formas, y que están dotadas de unas características u otras, pero entre formas se da una pauta, así que desde las formas materiales elementales sin más, pasando por la forma que adquiere la capacidad energética de movimiento por equilibrio entre sus elementos internos, como son las formas auto-motrices, hasta la forma capaz de actuar con conocimiento para relacionarse con su entorno, o auto-cognitiva, y terminando por la forma que contiene, acumula sus características y adquiere otras propias como las multi-forma, hay un trayecto evolutivo en cuanto a las posibilidades que puedan desarrollar, que se dan para que actúen esas premisas, por lo tanto, podemos afirmar que, desde el punto de vista práctico humano, es como si fueran una complicación añadida para ser lo que deben ser, estar como deben estar, y existir como tienen que existir, aunque desde el punto de vista de la materia, tan sólo están en el punto de equilibrio y autonomía que le permiten cumplir su pulsión a esa tridimensionalidad.

Todas estas formas nos hablan de las necesidades que tienen para ser, que reconocemos;

Las que no puedan ni necesiten hacer otra cosa; elementos básicos.
Las combinaciones de ellas generando objetos.
Las que deban moverse para conseguir sus necesidades; unicelulares.
Las que tendrán que replantearse su existencia; vegetales.
Las que necesitarán de estas formas para poder ser; animales

Como no puede ser de otra manera, las premisas tiempo, equilibrio y potencialidad, tienen que darse como una constantemente en cada uno, así que las premisas del inicio están latiendo como motor principal de sí mismos, pero con la dificultad añadida de su materialidad, que, sujeta a sus dinámicas, les imprime sus tendencias.

No sólo hay que ver esto desde el terreno exclusivamente físico, sino que también a nivel de concepto, pues se da una línea inicial con las premisas básicas que se transmiten a todas sus proyecciones y sub-proyecciones, las cuales introducen en sus materialidades, mediante la adaptación evolutiva en sus dinámicas, unas pautas que les hacen permanecer, éstas pueden ser consecuencias automáticas o genéticas, ser procesos mentales, estar implícito como leyes físicas, o procesos físicos sin constatación material perceptible, y como no, lo que los seres humanos concebimos como la espiritualidad reinante en todo.

Somos capaces de percibir no sólo lo percibible físicamente, sino que también percibimos cosas sin constatación física, como la electricidad, el calor, el color, etcétera. Esto nos hace comprender otra cosa, existe la materialidad y la inmaterialidad, es decir, lo que es en sí mismo algo físico y lo que parece no gozar de corporalidad pero emana de ella, es decir, existe porque está, y necesita del vehículo natural para manifestarse.

Esta característica tan particular está en todo, lo cual nos habla de la “inmaterialidad en todo”, lógicamente dentro de la materialidad, pero también nos habla de que esa desestabilización del INICIO actúa como esa mano creadora que está en todo, replicándose fractalmente en todo, que no se ve pero está desde el inicio y permanece en cada nuevo inicio.

Estamos hablando de que aquello que dejó de ser lo que fuera ese inicio tras su inestabilidad, comenzó a proyectarse en el UNIVERSO, que generó multiplicidad de proyecciones dotadas de pulsión temporal en equilibrio y autonomía, dando lugar a lo que conocemos como materialidad e inmaterialidad, y cada ello contiene la función de transmitir esta característica en todo cuanto de ello se genere.

Llegados a este punto recordaré las premisas que hasta ahora había descubierto: (estar) tiempo, (ser) dinámica, (existir) existencia y le añadiré esta última: inmaterialidad, y todo ello es la NATURALEZA.

En esta naturaleza se dan las premisas de tiempo (estar, pulsión), existencia (autonomía y equilíbrio) y proyecto innato (ser), es decir está-existe-es, aunque cualquier combinación de estas tres palabras sería válida, para dar una concreción, a saber;

Podemos realizar una tabla con tres columnas, la primera es el origen, la segunda es la motivación y la tercera es la consecuencia o resultado que se consigue.

está-existe-es
está-es-existe
existe-está-es
existe-es-está
es-existe-está
es-está-existe

De esto nos damos cuenta que en la triplicidad de concurrencias se da la naturaleza, y por extensión, podría darse cualquier otro mundo (no necesariamente igual al nuestro) pero lo que conocemos no podrá darse sin estas premisas: estar, existir y ser, en cualquier orden.

Del cuadro anterior se observa que hay seis posibles combinaciones entre estas tres palabras, en lo que podemos hacer un ejercicio de correlación con el mundo natural, la primera palabra sería su origen, la segunda su motivación y la tercera representaría su finalidad, veamos:

A.      El origen es estar, porque han sido generados, le sucederá existir o ser, dependiendo de si han alcanzado equilibrio o no, en el primer caso queda claro que necesitan de ello para ser y en cuanto que lo alcanzarán lo son. En el segundo caso, debe ser algo que ya está en equilibrio y esto les mantiene en su existencia.

1.      Está-existe-es: Serían las partículas elementales de la materia, es decir neutrones, quarks, etcétera.
2.      Está-es-existe: Serían los objetos inanimados, formados por varios de estos elementos, los electrones, los elementos químicos y las combinaciones de ellos. Así adquieren su propio sentido. El mundo material.
B.     El equilibrio que supone existir se da de forma que sus motivaciones son, en el primer caso, estar para conseguir ser, y en el segundo caso es, ser para conseguir estar, nada de esto se puede entender si no es a través de sus dependencias naturales en lo que consideramos es la vida.

3.      Existe-está-es: Reino unicelular, necesitan estar en el sitio apropiado para ser, como los organismos unicelulares. Las bacterias y virus estarían en estos dos casos ya que son seres unicelulares, o casi seres vivos, que reúnen estas características.
4.      Existe-es-está: El reino pluricelular vegetal, necesitan de su motivación de ser para estar, como lo es moverse involuntariamente para alimentarse como lo hacen los vegetales.

C.     Ahora nos encontramos con que ya es;

5.      Es-existe-está: Los animales en quienes su finalidad les dirige, por un lado a estar, es decir, unos seres necesitan de otros, como motivación para existir, y sólo así consiguen estar, bien para alimentarse, en la reproducción, en la defensa, etc.
6.      Es-está-existe: Las personas, en quienes lo importante es existir, es decir, necesita adquirir su propio sentido para entenderse, similar al segundo caso, en el que ésta era su finalidad.

Qué duda cabe que todo esto no es más que una cadena evolutiva donde un eslabón parte del anterior, como el ser humano que contiene en sí mismo los cinco pasos anteriores, pero el primero a ninguno de los demás. Digamos que un objeto no puede serlo sin elementos que los formen, y así en cada eslabón o paso evolutivo.

Lo que parece cumplirse a rajatabla es que toda la variedad y complejidad conocida hasta ahora, está contenida en ese cuadro, aunque más parece un juego de ordenar palabras y buscar una similitud real.
Ahora bien, como esa inmaterialidad creadora del inicio está en lo generado, esas tres características; Materialidad (estar), temporalidad (existir) y creación (ser), deben haberse sucedido con cierto orden y que esto sería de la siguiente manera:

1.      En el momento más inmediato al instante inicial se crearon las partículas, todos  tendrían entre sí la necesidad de ser para lo cual utilizarían de su equilibrio adquirido, en ellas se da la pulsión misma.
2.      Posteriormente, como consecuencia de esta creación, inevitablemente, se producen repercusiones entre ellas y las partículas buscarían la manera de permanecer en equilibrio para poder ser algo estable, dando lugar a los elementos.
3.      Una vez conseguida esa estabilidad serán impulsados hacia un cambio distinto que no interfiera en su autonomía como lo son los seres unicelulares. Éstos, a su vez, por estar motivados por el equilibrio, necesitarán del medio en el que viven de una forma constante para preservar esa autonomía, así que la variedad de maneras de aprovechar el medio es la única forma con que la creación les puede garantizar estas premisas.
4.      Son aquellos seres vivos que cuentan con una especialización de sus componentes con el fin de conseguir esa autonomía necesaria, como los son los vegetales, hongos, etcétera. Aprovechan los medios, luz, agua y minerales en cada parte de ellos. Generando algo de ellos que permita su autonomía a través de semillas, esporas,  bulbos, etc.
5.      Un avance en la naturaleza es poder moverse con cierta voluntariedad. Ya estaba apuntado en todo el ciclo vital el movimiento pero no es hasta ahora cuando estos seres lo practican a voluntad. Ciertamente están originados por la pulsión, así que su finalidad será permanecer en esa autonomía para que su equilibrio permanezca. Estos seres son semi-automáticos, obedecen a sus instintos y sólo así se da el equilibrio.
6.      Es aquí donde se culmina la creación, pues una vez conseguida la autonomía se hace necesario plantear toda la vida en orden al equilibrio. La inquietud es la constante, pues de sus respuestas depende el equilibrio tan necesario, ya que la autonomía está conseguida por ser la evolución del paso anterior.




18. Estar, Ser, Existir
Aunque ya estamos muy avanzados en el tema, estas tres palabras merecen una explicación, pues todo gira entorno a ellas, la relación que hay es tal que difícilmente se puede hablar de una sin implicar a las otras y, aún así, hay diferencias que detallar.

Basta que una de ellas no se produzca para que aquello desaparezca, además, es tan impensable como que parece ilógico cuantificarlo, aunque estemos abocados a ello. Lo que ocurre es que un suceso se da antes que otro, y hace que se produzcan diferencias en la realidad. Ésto es tan sólo achacable a este mundo de finitudes, limitaciones y pulsiones, de por sí tan concretas y diferenciadas en cada individualidad, así es que antes se da un suceso que otro, y a ello, quizá, le achacamos la suerte o la aleatoriedad, aunque si se dieran las mismas condiciones, se reproducirían automáticamente, lo complicado es la concurrencia exacta de condiciones.

Con una mente mínimamente analítica, no es posible pensar que hay algo que repercuta en la realidad sin un por qué, pero una mente con cierta propensión a la inexactitud, si que lo asigna con prontitud a moralidades sin un mayor por qué, e incluso, sin otro por qué. Realmente, como seres humanos, no necesitamos indagar en la vida más allá, simplemente con ser lo que nuestro entorno nos conmine, ya es bastante para cumplir nuestra premisa de ser, estar y existir, así que, no es achacable que se pasen por alto estas cuestiones, como obviedades ignoradas,

Pero, ciertamente, cada individualidad está muy definida por sus limitaciones, quienes les dota de ciertas capacidades, aunque ello no es otra cosa que la afirmación de una manera particular de superar sus necesidades, lo cual es su verdadero fin, pues, constantemente siente esa necesidad a superar.

Dichas concreciones individuales cumplen ciertas funciones vitales, más o menos definidas, que aceptan ciertas variaciones, pero no se separan en su esencia de lo que clasificamos con tal o cual sustantivo. No obstante, sabemos que todo está repercutido por su entorno, y es por ello que en determinadas condiciones adquiere unas dotaciones adaptativas concretas, pero que en otro ambiente, son otras, incluso, muy distintas.

Para predisponerse a estos conceptos, hay que comprender que cada suceso, inevitablemente, acaece antes que otro, y que al suceder, repercute en las consecuencias que sobre él incidan.

En cualquier persona se pueden dar tres estados básicos, y con frecuencia, de uno se llega a otro, me refiero a; el estado de toma de decisiones, el negociador y el activo. Hay que comprender los estados como el momento en el que se encuentra la persona y no como la consecuencia de sus acciones, pues éstas serán según le conmine la realidad.

Esos tres estado son comunes a todo el reino animal y vegetal, incluso también al mundo de los objetos y los elementos básicos, pues, representan las acciones posibles entre cosas, a saber;
Pueden actuar, es cuando están incidiendo con protagonismo propio en la realidad circundante.
Pueden negociar un estado, me refiero al intercambio que se produce cuando es la realidad que te incide y reaccionas.
Pueden permanecer; cuando por sus propias características, las incidencias directas e indirectas, no te modifican.

Ahora bien, no siempre se encuentra cada “cosa” en la misma predisposición, pues la realidad le hace adoptar un estado momentáneo por la repercusión que se está produciendo sobre él.

Así que, como ejemplo, no es lo mismo que te den una noticia cuando tu estado anímico es positivo que negativo, o invitarte a un viaje cuando no tengas recursos para afrontar su gasto. Vengo a significar, que aunque los tres elementos están, no siempre el primero en producirse es el mismo, y se debe por el momento de predisposición en el que se encuentra.

Bueno, ahora, partamos de las acepciones que del diccionario de la Real Academia Española les significan:

  • Estar: Dicho de una persona o de una cosa: Existir, hallarse en este o aquel lugar, situación, condición o modo actual de ser.
  • Ser: Dicho de una persona o de una cosa: No tener igual en su clase. // Haber o existir
  • Existir: Dicho de una cosa: Ser real y verdadera.

En la definición de estar utiliza a existir y ser. En la definición de ser utiliza a estar y existir, y en la definición de existir nos habla de ser y, por alusiones de realidad, también de estar.

Si formamos un triángulo y situamos en cada vértice a una de estas palabras, de cada uno saldría una flecha en la dirección de los otros dos. Cuando terminemos de dibujar todas las formas posibles nos quedará un triángulo en el que desde cada vértice, parte una flecha y recibe otra, pero situados desde cada vértice sólo podemos mirar en un vértice a la vez, pero te pueden repercutir dos.


Como vemos, están tan ligadas que es difícil hablar de una sin involucrar a las otras, la predisposición debe ser, entonces, en lo que me deba fijar y no en las tres palabras en sí, pues el camino que se siga según las flechas, indicará de qué estamos hablando.

Concepto SER:  Apunta a estar y a existir

•        Debemos entender que esta palabra hace referencia a aquello que está (en el mundo tridimensional) y por lo tanto existe (está en equilibrio y es autónomo).

Concepto ESTAR: Apunta a ser y existir
 
•         Debemos entender que esta palabra hace referencia a aquello que existe (está en equilibrio y es autónomo) en un mundo que lo localiza (tridimensional) y se da su tiempo individual.

Concepto EXISTIR:  Apunta a ser y estar

•         Debemos  entender que esta palabra hace referencia en aquello que se da su tiempo individual y en el mundo tridimensional que lo contiene.

Una circunstancia del mundo físico es el movimiento, pues desde el INICIO se produce, o puede ser que ya lo llevara antes. Casi que podría sustituir la noción de creación por movimiento, pues éste concepto está tan ligado a todo, que se puede decir que es un elemento más, así que merece una consideración a parte por ser un concepto importante.

Precisamente por ese concepto de movimiento, es que se da una predisposición en el orden de aparición, casi inadivinable, en el origen de los sucesos, y en ello es que se dan las proyecciones del INICIO.



19. El movimiento:

Hasta ahora el desarrollo de todo el texto implicaba, asumía y obviaba que nada está quieto, pero la realidad es que todo lleva implícito varios movimientos, aunque los vemos tan naturales que, hasta ahora, usamos de esa obviedad como necesaria para avanzar.

Ya sabemos que es consecuencia de un cambio drástico y que del instante inicial surge todo, y es  desde cuando las proyecciones de ese todo aparecen, análogo a lo que sucede en cualquier explosión, se generan residuos; en este caso primigenio, donde aparecen materia y no materia como proyecciones de ello.

Con este suceso, cada proyección adquiere una movilidad involuntaria propia de la explosión, pero, a su vez, también adquiere otros dos tipos de movimientos, por un lado el propio de su pulsión, y por otro, el de las repercusiones entre proyecciones.

Al ser ésto así, estos tres tipos de movimientos son los generadores de la noción de creación, pues son el propio por el impulso intrínseco de ese inicio, el movimiento pulsión es el propio de cada materia, que es el que le hace ser, estar y existir, y el de las repercusiones entre todo.

Cuando dos proyecciones materiales o más se repercuten, se generan consecuencias que dan lugar a concreciones distintas, envuelto, también, en ese ambiente de no materia, así que cuanto suceda serán resultantes tanto de materia como de movimientos.

Desde éste punto, todo se convierte en un escenario de movimientos que da lugar a repercusiones materiales, cuya evolución puede ser identificada dependiendo del vértice del que parten, que actúa como punto de partida de predisposición.
Así, lo que generó en inicio, fué el movimiento como primer acto creativo, y éste se transmite a todo lo generado, por lo que ser, estar y existir, son movimientos en sí mismos, propios de cualquier realidad cuya repercusión define a lo creado tras ese INICIO.

Esto significa que en las 6 categorías antes expuestas, quedarían de la siguiente manera:

1.    está-existe-es = Elementos (aparece la localización tridimensional, se inicia su pulsión y en ello su tiempo, y por ello adquieren sus características energéticas de equilibrio y estabilidad.)
2.     está-es-existe = Objetos (Los elementos existente se combinan creando nuevas formas energéticas en cuya composición son estables.)
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3.     existe-está-es = Unicelulares (Se dan pulsiones concretas propias de ciertas combinaciones de objetos que le producen una estabilidad energética en su ambiente concreto.)
4.     existe-es-está = Vegetales (Algunas de esas combinaciones adquieren una configuración distinta capaz de superar los límites de localización para conseguir conservar sus propiedades energéticas.)
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5.     es-existe-está = Animales (Se dan combinaciones complejas que por la configuración de su capacidad energética tienen la necesidad instintiva de hacer que se cumpla en su tiempo vital las condiciones físicas que lo crearon.)
6.    es-está-existe = Personas (Conjunto de animales en los que se establece su configuración energética con el fin de permanecer estables en el tiempo o pulsión propia.)

Estas seis variaciones son realmente toda la naturaleza, y se distinguen tres pasos evolutivos claramente diferenciadores, el primero con la creación de las partículas, el segundo cuando del objeto se produce la vida, y el tercero en cuanto al protagonismo de la independencia del mundo natural.

Debe ser entendida esta escala de mejor a peor, es decir de más estable en sí misma a menos, y no al revés, quiero decir, que realmente, cuanto más se concreta la naturaleza mediante evolución, más se complica la existencia de lo concreto, tal y como se demuestra en la vida real.

Así pues, gracias a la pulsión, se produjo el movimiento y ambas se transmiten a cuanto de ese inicio apareciera, solo que en el transcurso del movimiento, aparecen determinadas repercusiones entre materias que generan lo que denominamos UNIVERSO.



20 Conclusión:
Todo ésto que he escrito obedece a la necesidad que me surge de responder a esas preguntas que me suscita la vida, ya que las explicaciones corrientes no me satisfacen, así que, nada de lo aquí expuesto es un intento por convencer a nadie, sino de encontrar respuestas a quién soy, de dónde vengo y a dónde voy, preguntas que toda persona antes o después termina haciéndose.

He intentado, por todos los medios, no engañarme a mí mismo, y he intentado satisfacerme con las respuestas que expongo en este escrito.

De cuanto he escrito representa mi evolución y me deja claro que para mi;
  • La naturaleza es el marco desde el que hay que contemplar cualquier cosa, incluso mental y espiritual.
  • La VIDA se da de muy diferentes maneras, tanto en lo animado como en lo inanimado..
  • El convencionalismo no es más que una concreción que limita y entorpece el avance humano.
  • Todo forma una unidad en la que no se puede soslayar, apartar, aislar, obviar ni ignorar a ningún elemento de la misma, ya que redundaría en la destrucción, quizá lenta, pero segura de cuanto conocemos o se puede llegar a conocer.
  • La VIDA es algo tan hermoso como enigmático, y sólo seremos capaces de extraer consecuencias positivas cuando la respetemos en toda su cobertura real, aunque fijarse sólo en aquellas partes que interesen en un momento histórico solucione, temporalmente, determinados problemas acuciantes, pero, a la larga, pasará factura mostrándonos su repercusión.
  • Al hablar de INICIO, viene a la cabeza el FINAL, que inevitablemente llegará, e, inevitablemente de la mano de cualquiera con sus respuestas vitales ante sus motivaciones vitales.

Básicamente, cumplo con esa parte de mi pulsión que me hace no dejar de ser, y que, precisa del equilibrio que la inteligencia aporta a ésta forma de evolución natural que soy yo, y soy consciente de que pasará a formar parte, otra vez, del todo, con la descomposición de lo que estoy formado, para ser reutilizado en otra forma de vida, animada o inanimada del futuro, a capricho de la naturaleza.

Sólo espero haber aportado respuestas válidas a la realidad del ser humano, pues moralismos, policismos y autoritarismos militares o económicos, no conducen a nada distinto de la destrucción, de la mano de la alienación para el interés de lo que en cada caso sea su causa, que nunca es nuestra causa natural.

Para terminar, veo al ser humano como una manada de elefantes que por donde pasa, arrasa, pero ellos, nada de ello saben y deambulan según les dicte sus instintos, dando tiempo a que se puedan regenerar los escenarios por donde pasan y están sometidos al equilibrio natural de vida y muerte, ahora bien, esta manada que somos los humanos, tenemos de diferentes que sabemos lo que hacemos, superamos el límite temporal natural de superviviencia y no dejamos recuperarse al ecosistema, más bien, pretendemos, una vez arrasado el terreno, buscar otro en el que le haremos lo mismo.

Al menos, tengo la esperanza de que en mi si hay otra visión y si alguien más aportara a ello, poco a poco, como lo hace la vida, a modo de células dentro de un organismo vivo, cada uno haciendo su función, haremos que el ser humano encuentre el sentido de su evolución, aceptando su espiritualidad natural, que nos viene empujando desde hace milenios para cumplir con nuestro ser, estar y existir, pues requerimos de ello para volver a unirnos con ese TODO del que procedemos, haciendo un mejor reparto de los contextos vitales de todos, pues somos los únicos que tenemos esa capacidad en la naturaleza.