lunes, 12 de noviembre de 2012

Esas redes sociales...

"Unos y otros proponían sus propios temas que compartían confiadamente en sus respectivos muros en una de esas redes sociales tan de moda. Algún que otro mensaje privado era enviado hacia ese contacto que según la afinidad demostrada era suscitado. Todos se leían con interés pulsando si era de su agrado, si compartían lo propuesto o, incluso,
comentando con genial lucidez, unos, o, con trascendente sabiduría, otros, todas aquellas invitaciones a participar cibernéticamente de un rato de esa agradable compañía en la que habían convertido los contactos, unos seleccionados directamente, otros, casi al tun tun por algo que interesó alguna vez, quizá de rebote.

Cada entrada era una apuesta, al introducirla, se esperaban con mayor o menor expectativa, quién o cuántos lo seguiría, quién lo contestaría y, como logro puntual, quién lo compartiría en su propio muro porque esa era una de las validaciones de acierto más importantes al que uno o una podía llegar como pseudoperiodísta cibernético.

Frases, noticias, cuadros, exposiciones, poemas, relatos, opiniones, exclamaciones, música, invitaciones... en fin, una gran cantidad de motivos hacían de estos momentos algo verdaderamente entretenido y, en ocasiones, absorbente.

Algunas respuestas, eran respondidas con agradecimiento por su creador, y, en ocasiones, entre esa pequeña nube de respuestas que se iban hilando, se podía vislumbrar aquella afinidad entre contactos, en ocasiones, hasta la más mínima palabra, la más usual o, quizá, atrevida, se convertía en señal de confidencia.

En cierta ocasión, una entrada de creatividad particular de un contacto común con su pareja, hacía comprender a su compañero o compañera, que esa acción podía haber sido inspirada por su media naranja y, expuesto públicamente en el muro general, hacerle llegar lo que de otra manera se convertiría en un ahogo personal, pero como le gustaba lo escrito, pulsaba esa frase que se representaba con ese botoncito con el puño cerrado y dedo pulgar hacia arriba, a sabiendas que aquello poco importaba si así todo estaba bien, porque comprobaba que al leerlo su pareja, aunque no fuera testigo directo de ello si tendría la certeza que lo había hecho, tras esa sesión personal de red social, le sentaba muy bien."