domingo, 9 de septiembre de 2012

Moscas...



Mientras mi atención se centra en las entradas que mis amigos del Facebook comparten generosamente para proponer un buen rato cibernético de comunión, y con el ratón dirijo el puntero pulsando certeramente en los "Me gusta" que me inspiran confianza y son sinceros, porque no cumplo con nadie mas que con migo mismo y tiende a representar mi cercanía y coincidencia con ese contacto.

Mientras escrib
o algún comentario sobre alguna foto, o, escrito que me compromete un poquito mas porque ya soy yo quien se expresa.


Mientras intento exponer alguna idea o sugerencia o foto o compartir lo que otros han compartido conmigo y me parece de relevancia para que lo conozca mas gente...


Tan sólo revoloteaba, pero ahora que estoy escribiendo, decide posarse en mi oreja derecha una mosca, de esas de septiembre. Con su zumbar me retumba en el oído y con su cosquilleo al desplazarse nerviosamente por mis pliegues oregiles, instintivamente me obliga a ejecutar un rápido y torpe movimiento de mi mano derecha para intentar espantarla, porque no quiero desconcentrarme demasiado, pero insiste y ahora la frente es la zona elegida por ella, y salta al teclado, que como estaba moviendo los dedos, no permanece mas que unos instantes e inconteniblemente me obliga a darle caza, pero, como es más hábil que yo, salta a mi mano izquierda y revolotea delante de mi como mofándose de mi inutilidad, incluso se posa en medio del monitor, si, justo donde estoy escribiendo y se frota las patitas traseras, como limpiándose aquella parte donde, como se decía antes, la espalda pierde su honrado nombre, y....


¡Pero si no sabes leer!

¡Tienes los días contados!