miércoles, 3 de abril de 2013

Tras una festividad popular


Ciertamente, tras una festividad popular de gran seguimiento social, siempre habrán opiniones derivadas de experiencias negativas, bien por haber sido protagonista directo o testigo en primera persona, en la distancia o no, de situaciones tales como borracheras, ciertos desmanes morales, suciedad y ruido por doquier, cuando no por causas más graves como robos, atentados contra la dignidad u orgullo personal, o, accidentes más o menos graves activadoras de las siempre impactantes sirenas de las ambulancias, etc. Todo lo cual genera y provoca la queja airada, en algunos casos, por encontrarse esa normalidad que uno esperaba del día habitual, bastante alterada e incontrolable. 

También es cierto que tienen razón, pues, realmente se crea un desorden de lo habitual tan importante que quien no está integrado en el movimiento se siente atacado por esos “desvaríos” que en nombre de la “fiesta” se permiten y repercuten tanto en la normalidad deseada tanto en lo social como en lo moral.
Tampoco es mirar mal cuando por el suelo aparecen botellas, vasos, papeles, restos de comida, vómitos, algunas prenda complementaria de la ropa que se desprendieron de alguna persona en su caminar por aquellos sitios, algunos carritos de supermercados afanados con cualquier fin, y, ni qué decir tiene el normal volumen sonoro que se ve aumentado por equipos de audio que aprovechan esa ocupación de las calles por la voluntad de pasárselo bien a toda costa irrumpiendo con músicas a alto volumen que tanta atención llama a cualquiera, acompañado, normalmente, de bailes acordes con esos ritmos y actitudes alegres y más desenfadadas, no por ello, hirientes en sí mismas ni irrespetuosas para el día que se festeja.


Pero, tampoco es menos cierto, que entre toda esa muchedumbre que sale a las calles, se encuentran familias, amigos, familiares lejanos, compañeros de trabajo, amigos que no se veían hace tiempo, turistas, vecinos de otros pueblos cercanos y siempre con la mirada puesta en las relaciones humanas. En fin, todo el mundo, o casi, está esperando que se den esas circunstancias transgresoras de la normalidad para activar esas relaciones tan deseadas. Y se van a charlar, a comer, a pasear, en definitiva van a tomar ese “algo” cuyo fin es el de acercar a las personas, y así pasar un “rato” mas o menos largo, bromeando, cantando o bailando si se presenta, disfrutando... , a fin de cuentas, con las personas con las que normalmente no podemos tratarnos con esa actitud mucho menos tensa y agitada por los ritmos normales de la vida cotidiana.


En fin, que cada cual verá la botella medio vacía siempre según sea su necesidad, pues habrá quienes contemplen esos efectos y los verán injustificados y quienes desearían que hubiera más de lo que consideran fue tan positivo, pero, lo que si está claro es que, a la mañana siguiente de esas fiestas, las calles han recobrado esa apariencia de limpieza habitual, aunque los suelos estén algo pegajosos y en el ambiente aún exista un cierto olor a muchedumbre.


Lo que si está claro es que aquello fue extraordinario, que el orden continúa en lo que se esperaba, no sin algún que otro recuerdo de que por allí, una marabunta de deseos de compartir un “rato” de atractiva e inusual alegría transgresora, faltaron contenedores de basura y que las calles no hay quien las limpie con presteza después de “aquello” y que no se podía pasar hacia... porque en el transcurso de ese recorrido pasó.... lo que pasó.
Bueno, termino lanzando la idea de que donde hay fiesta popular, siempre hay desmadre, que uno estará más o menos de acuerdo con ello y que ello nos dará la medida de la implicación de uno mismo con el fin pero, en realidad, no se puede elegir lo que uno sienta en esos días, y según lo que uno sienta, dará una idea de esa integración con esa sociedad que obliga esas fiestas dentro de sus programaciones anuales. Y, por supuesto, siempre, en toda fiesta, suceden muchas más situaciones positivas que negativas, y sólo la sensibilización personal hará que repercutan lo menos posible en todos los sentidos, aunque en este caso, desearía que hubiera mucha mas sensibilización personal hacia lo positivo que hacia lo negativo.


1 comentario:

  1. Pues a mi me habría encantado estar y ver esa fiesta ... Espero que tú lo hayas disfrutado con la familia y amigos ...

    Un cálido abrazo

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